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Reivindicando a Carlos Mesa
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| por Jaime Durán Chuquimia |
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El peor presidente de la República. Así paso a la historia Carlos Mesa. Así lo calificaron todos aquellos que se solazaron con su caída, fue el momento cumbre en que la clase media y la élite cruceña celebro que el timorato mandatario abandone el cargo. No le perdonaban su falta de decisión, su falta de coraje. Gobierne…… nadie le pide que mate, le decía desde su pulpito Juan Cariaga, sabiendo que el inocente "gobierne" implicaba muertes. Porque Mesa trataba de tender puentes, encontrar a las regiones, convencer mediante la palabra a los discordes, en fin, trataba de hacer lo que ahora le suplican que haga a Evo Morales, le piden a éste último que haga lo que intento con todas sus fuerzas hacer Mesa.
Recuerdo estas cosas, porque me causa risa la hipocresía de la clase media, esa mayoría silenciosa que tanto admira Fernando Molina, o esa voz que privilegia el periódico "La Razón", creyendo que se constituyen en líderes de opinión, no queriendo enterarse que sólo entre ellos se leen, porque en este país de infelices, solo unos pocos pueden comprarse un periódico todos los días y menos aún tienen Internet las 24 horas, para enterarse de lo que escriben en sus ratos de ocio.
Pienso en estas cuestiones, mientras disfruto la carta que le envió un amigo inexistente al Negro Arias, ese poeta que dice que hace muchos años le escribieron para decirle que el odio trae más odio, y que intentar cambiar el mundo más allá de la democracia sólo trae dolor. En fin, el poeta predicaba por la paz y la gradualidad de los cambios.
Hipocresía porque pienso que bien merecido tienen este gobierno de ignorantes, como bautizo a la Administración de Morales el insigne escritor Humberto Vacaflor, y como en secreto califican los cuasi – líderes de opinión al indio Morales y la clase a la cual representan, porque si en algo tiene razón el Presidente es que nunca dejará de ser eso, en el sentido peyorativo con el que razonan nuestras clases medias, puesto que siempre serán como la señora encopetada que gusta decir a la imilla "hija", y siempre pensarán que están allí para servirlas como si existiese un orden natural donde nacieron para ser atendidas.
Digo que lo tienen bien merecido porque cuando su representante, Carlos Mesa asumió el gobierno le hicieron la vida de cuadritos, por acción y omisión, por acción porque los cruceños conspiraron por donde pudieron, cuando aquel enero de 2005, decreto el incremento de combustibles, le respondieron con un cabildo que lo obligo a retroceder, omisión porque esas clases medias que lo respaldaron nunca tuvieron el valor de movilizarse para defenderlo, ni tampoco tuvieron el valor para salvarse a sí mismas cuando el Congreso conspiro para tumbarlo, aprobando leyes en su contra, o llevando las consignas al límite. En fin, los partidos tradicionales (MNR, ADN, MIR) se suicidaron junto con Mesa, junto con él único que podía darles un salvavidas. Ahora que la tormenta populista – populista o idiota como le gusta nombrar al idiota de Vargas Llosa - está a punto de barrerlos, imploran por aquello que le negaron a Mesa. Triste destino de aquellos que en su momento se consideraron los guías de este sufrido pueblo.
En estos momentos cuando se empieza a sentir en el aire la victoria del Movimiento al Socialismo (MAS) recuerdo estas cosas y las escribo para menor gloria de una clase que nunca supo encontrar el rumbo y que ahora paga caro sus propios errores. Domine labia mea aperies et os meum annuntiabit laudem tuam.
| (*) El autor es economista. |
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