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No preguntes lo que tu país te puede dar, sino lo que tú puedes darle a él.
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Año V Nro. 372 - Uruguay, 08 de enero del 2010 |
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Las horas, minutos y segundos se van apiñando y agolpando para llegar a fin de año, el tiempo pasa en un tedio fatal, ya todos quieren comenzar el nuevo año, poco importa lo que queda, son retazos, jirones de algo que pudo ser y fue distinto… En los lapsos, en las horas muertas, el tiempo va jugando carreras al destino, y la ecuación final va y viene zigzagueando, la vida dribleando con la muerte en el juego fatal del blanco y negro diario, seres que nacen, seres que mueren, materia orgánica que se eleva o se incorpora, esencia misma del milagro de la vida, nada se crea, nada se destruye, todo se transforma!!! Tras veinticinco años de profesional veterinario, recién cumplidos, el veintidós de este mes, lejos estamos de aquel corazón que rompía en llanto al no poder arrancar la vida de las garras de la muerte, la reiteración y el profesionalismo, la experiencia y las vivencias, el tequio y la profunda tristeza, hicieron ceder su lugar a la impotencia y la rabia contenidas, al anhelo frenético de aquel joven que solo contaba con salvar vidas, cayendo en depresión al ser burlado por la muerte!!! Evidentemente, entre la vida y la muerte hay un hilo muy delgado, un equilibrio hipostático poco definido, que no cede su secreto a nadie, oscuridad en un rayo de luz, agonía en la hidalguía, sorpresa herética y frenética que por más que queramos, siempre nos toma desprevenidos tras el fuego fatuo eterno de la promesa superlativa del santo grial… Pero debe haber muerte para que haya vida!!! Eso nos indican las cadenas tróficas de este mundo, lógicas hasta la boca del hombre, donde se descomponen todas las leyes biológicas en un ámbito de destrucción y depredación incontenibles!!! En menos de una semana, la vida se manifestó desde el vientre de una pequeñísima perra, una Terrier de Yorkshire que por cesárea alumbró seis cachorritos, y la muerte nos llevó a Patas Blancas, orgulloso y valiente caballo que luchó por su vida por casi tres meses sin lograrlo… El orgullo por la ciencia que salva, que da vida, se empaña por la impotencia de la ciencia que no es suficiente, que no ata vidas al planeta, que no basta!!! Vida y muerte, juego fatal, juego diario en el que queremos ser jueces e imponer nuestras leyes inútilmente, pretendiendo jugar a dios en la ignorancia de nuestra propia y segura mortalidad, veinticinco años de nacimientos y muertes, veinticinco años que aun no logro acostumbrarme, pese al esfuerzo de hacer las cosas lo mejor posible dentro de las condiciones existentes… Aun me duele la muerte, aun me emociona la vida, aun siento impotencia en las manos crispadas por la angustia, aun me llama la atención el milagro de la vida, la respiración, el llanto del recién nacido, la lactación, aun siento la satisfacción tibia de la enfermedad curada, del animal que mira agradecido la mano que lo pincha… Aun me cuesta entender que en esta lucha, haya gente que mate animales porque si, por diversión, por juego, por apuestas, es que la maldad será un resorte eterno del comportamiento humano? Es por ello, que con las mismas ganas que peleo por la vida de cada paciente, de cada enfermo en la camilla de mi consultorio, voy a pelear, y debo pelear, por aquellos animales que mueren sin razón, sea por perpetradores, por maltratadores, por apostadores o por lo que sea, en mi verán un enemigo, siempre!!! Porque los animales me importan!!! Viva la vida!!! © Dr. Enrique Rimbaud para Informe Uruguay
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