|
Un nuevo “Pacto de Olivos”
por Susana Sechi
|
|
|
En los intrincados vericuetos del poder la inercia induce al desprestigio de una Presidente alejada cada vez mas de la realidad, quien desde los desvaríos de su discurso se ha convertido en comidilla de los pensantes y pesadilla para los menos leídos.
A la pobreza de asistentes a las últimas presentaciones de la Señora Kirchner se sumó la ausencia de esos ministros que siempre acompañaron los actos de su marido. Estos días en estrados de la Provincia de Buenos Aires, Necochea y Máximo Paz, contó con la presencia del Gobernador Scioli, algún funcionario de la cuarta línea y el intendente del lugar, dejando en evidencia a una Jefe de Estado incapaz de aglutinar ni siquiera a su propio gabinete. Todo parece concentrarse en torno de ese Primer Caballero que atiende en Olivos y en una minimalista oficina de Puerto Madero, un lugar siempre criticado por el discurso progresista.
El centro de reunión elegido para el diálogo con el ex-ministro de economía resultó ser el mas resguardado por el matrimonio Kirchner, la residencia presidencial que como en los años 90 fue testigo mudo de otro Pacto de Olivos.
Con la venia de Eduardo Duhalde, padre y padrino de las abominables criaturas, se formalizó el matrimonio entre los dos “Ex”, presidente y ministro de economía respectivamente, cerrando así un acuerdo después de haber vivido durante años en concubinato político, unidos por el mismo “modelo” todavía vigente.
Luego de la renuncia del Señor Lavagna a la cartera de Economía, aduciendo diferencias con el Primer Mandatario y advirtiendo de graves hechos de corrupción en ese gobierno que abandonaba, el ex-funcionario vistió el traje de opositor y se lanzó a la campaña presidencial con un medido discurso para nada confrontativo que con eufemismos de alfombra, pilares éticos que sostendrían las bases de la Nación y la exaltación de los éxitos de su gestión pasada, lo mostraban como un salvador de la Argentina.
Salarios bajos y dólar alto, los mismos principios que siguen destruyendo el nivel de vida de los argentinos y una inflación pertinaz iniciada antes que renunciara a su cargo, es la herencia dejada por Roberto Lavagna, pese a ello mas de tres millones de personas le creyeron y lo votaron, un conveniente juego de opositor respaldado por el gobierno para dividir al electorado le valió al ex-ministro un premio especial, un “Martín Fierro” a la mejor actuación y la oportunidad de ocupar un papel destacado en el nuevo partido único de Néstor Kirchner.
Lavagna fue el encargado de tender las redes para captar los votos de la oposición por medio de un gatopardismo perfectamente estudiado, que iba desde el “ni” al “que se yo” como respuesta al diálogo de los que pensaban formar un frente opositor con ese candidato que decía estar predispuesto.
Prolongando en el tiempo negociaciones con los demás candidatos, los fue dejando heridos en el camino, optando a último momento por una alianza con el “Padre de la Democracia” Raúl Alfonsín, quien orgulloso creyó haber sido el artífice en la construcción de “una nueva fuerza política superadora.”, sin preocuparse que esto significaría la desintegración total de la agonizante UCR.
Un Alfonsín que sabe de traiciones pero que se dejó embaucar por un complot del régimen, es quien hoy se rasga las vestiduras y no parece recordar ese primer Pacto de Olivos que protagonizara junto a Carlos Saúl Menem, en el que se acordaron esos cambios que hoy le permiten a Cristina Kirchner haber llegado a la Presidencia.
Torcer las voluntades resultó ser el único objetivo en la reclutación de votos opositores y Lavagna lo hizo y ahora el acuerdo lo confirma, dejando al descubierto esas relaciones extra matrimoniales por medio de sus propias declaraciones - “nunca hubo una pelea con Kirchner, por lo que no se puede hablar de reconciliación” - el novísimo kirchnerista además afirmó - “es un proceso que no terminó y recién ahora empieza”, correspondiéndose con las palabras del ex-presidente que alegó - “es preciso superar diferencias de los que piensan de la misma manera” y “debemos darle institucionalidad al proceso de encuentro”
De esta manera tres millones doscientos mil argentinos fueron traicionados por la mafiosa corporación política encabezada por Néstor Kirchner
(1) Directora de La Historia Paralela |
|
|