¡Amárrense los pantalones, que ya vienen los nuevos estrenos!
	por Fernando Pintos		Email

            Para este mes, el sello cinematográfico Disgusting Entertainment anuncia el estreno de una comedia de golpes y porrazos a la cual la crítica especializada ha definido como «simplemente tortuosa». El filme se titula «Abbott y Costello contra la mafia del Congreso» y desde el principio sorprende en base a una trama absolutamente inverosímil… En un lejano país sudamericano, los famosos cómicos de la legua se ven obligados a luchar, a brazo partido, contra una tenebrosa mafia política y burocrática que se niega ferozmente a soltarse del árbol nacional, la guayaba, del cual todos pretenden colgar, durante años y más años, aferrados con veinte uñas y toda la dentadura. Según Jay Shermann, el famoso crítico cinematográfico de «Coming Attractions», esta cinta es verdaderamente grosera (hasta el extremo de lo grotesco), carece de originalidad y, para colmo de males, contiene muchas escenas que podrían herir la sensibilidad de personajes tan poco sensitivos como el conde Drácula o Freddie Krueger…

            Por otra parte, Nasty Pictures está produciendo, a ritmo acelerado, una película que parece encaminada a plantear fuerte competencia para la anteriormente descrita. Se trata de «Los Tres Chiflados en el Palacio Legislativo», y es una historia que a primera vista se antoja tan poco creíble como la otra. En la capital de Montevideania, una idílica república ubicada en algún impreciso lugar entre Argentina, Brasil y las inmensidades del océano Atlántico, nuestros sempiternos héroes Moe, Larry y Curly descubren con incredulidad y espanto que el Palacio Legislativo de aquel país es una cueva cundida de cínicos y delincuentes, entre los cuales destacan unos tales «tuparramos», ornamentados con tenebrosos antecedentes y un mucho peor presente… Cuando, con las prisas que suelen caracterizar sus andanzas, nuestros tres héroes llegan allí en un camión de la empresa ACME, con intenciones de desratizar el edificio, serán insultados, abofeteados, vapuleados y perseguidos por algunos de los legisladores, quienes con toda lógica se han sentido aludidos… Catalogada con acierto como «Exclusivamente para adultos», esta cinta podría ser un plagio de aquel famoso cuento de «Las mil y una noches», titulado, tal cual muchos habrán de recordar: «Alí Babá y la cueva de los mucho más de cuarenta y tantos ladrones, mafiosos y criminales», ¡relato que se ha puesto tan de moda en los últimos tiempos! Sin embargo, pese a lo caricaturesco de la trama y los personajes, hay algo que los críticos cuestionan de esta historia: su absoluta irrealidad. «…Porque no sería posible que existiese un parlamento de tal calaña en ninguna parte del mundo», alegan, no sin razón, por supuesto…

            Pero el filme más esperado, a estas alturas, es «El Gordo y El Flaco contra el Gabinete maldito», que ya se está terminando de rodar en los estudios de Stinking and Vomitive Screen. Comedia pesadillesca, si las hay, se desarrolla en base a una trama absolutamente increíble, ¿qué digo?, más bien demencial: en un país ficticio, denominado Celestilandia —¡lo que no se inventarán estos gringos de Hollywood!—, los ministros de Estado han sido infiltrados por una serie de personajes más propios de una pesadilla erótica (digamos, como sufrir violación a trompas, que no manos, de una manada de elefantes intoxicados con crack), entre quienes destacan los ministros de Relaciones Cretinoides y de Inseguridad Pública, todos quienes se dedican a perpetrar una serie de abusos y atropellos contra el resto país, en base a un reclamo ideológico fundamental: ¡que vivan la chunga, la guasa y el pitorreo! En medio de este enorme y nada creíble relajo —¡esas exageraciones desmesuradas de las mentes enfermizas de Hollywood! ¿Será que antes de hacer alguna película como ésta, todos esos gringos se drogan con algo muy pesado?—, El Gordo y El Flaco deambulan por la pantalla grande, exhibiendo un humor bastante pasado de moda y pretendiendo, en todo momento, aportar el toque de comedia liviana para esto que, a decir verdad, más parece una película de horror descarnado, al mejor estilo de «Viernes 13» o «Pesadilla en la calle del infierno»…

            ¡Y después de producir tanta inmundicia, todavía les provoca extrañeza y asombro que el público esté dejando de concurrir a los espectáculos cinematográficos!