La política, los políticos,
los militares y Quino
por Luis Tappa
La política, ¿Qué es la política realmente? Esta pregunta me la he hecho desde que tengo uso de razón, mil respuestas acuden a mi mente, pero ninguna de ellas me complace.
Ustedes dirán, ¡Pero este tipo es tarado! ¿No sabe lo que es la política?
Veamos el "mataburros" que dice, ¡Haber...! si, si, aquí está.
POLÍTICO,CA (Del Lat. Políticus y este del gr. Polítikos, de pólis, ciudad)
Adj. Perteneciente o relativo a la política* Habilidad, astucia* adj. Y s. versado en las cosas del gobierno y negocios del estado*
Entonces el tema pasa por la forma y con que fines se usa esta habilidad o astucia.
Gobierno y política son dos cosas diferentes. El Gobierno sirve para poner la casa en orden o desordenarla, organizar o desorganizar y hacer respetar las leyes, pero muchas veces no respetarlas (leyes que solo existen para algunos) aquello de que la ley es ciega es la más burda mentira que he oído jamás, esta muchacha ve muy bien por debajo de la venda que tiene puesta en los ojos.
Yo creo que para gobernar, o ser político, no se precisa ser muy astuto, sino más bien honesto, el diccionario también tiene sus cositas.
A lo largo de nuestra vida hemos oído definiciones de todo tipo y a políticos definirse ellos mismos de diferentes maneras. Tenemos el caso del Dr. Sanguinetti auto catalogándose como "un animal político", yo no soy quien para desacreditar la opinión que tiene de si mismo. Aparentemente está ahí porque le gusta, ¡pero cobra por ello!, ya obtuvo dos presidencias y ahora quiso ser senador, si tanto amor le tiene a la política y a la patria, que trabaje gratis, porque dinero le sobra.
Intento profundizar en procura de hallar una definición, o por lo menos encontrar una forma que me aclare un poco mejor que es todo este asunto de la política, los políticos y para que sirve realmente tanta habilidad y astucia.
A mi criterio la política es solo un negocio como cualquier otro, nadie deja la tranquilidad de una carrera que le produce buenos dividendos económicos, Abogados, Escribanos, Contadores, Médicos, grandes estancieros, gente adinerada, etc., en fin, de todo, por meterse en esos bretes de la política por amor a la patria. La verdad es que solo trabajan de políticos, el último patriota murió en el Paraguay hace ya muchísimos años.
También están los que nunca hicieron nada en la vida, pero traídos por sus padres de la mano ingresaron al negocio de la política, y así se fueron pasando de padres a hijos los mismos sillones en las cámaras de diputados o senadores y hasta el propio sillón presidencial.
A nadie se le puede ocurrir dejar su propia, rentable y cómoda actividad personal para meterse en la boca del lobo gratuitamente, dejando de lado su familia y hasta comodidades, para ocuparse de una actividad extenuante por naturaleza, sin otro motivo que el de servir al país.
Resulta increíble ver como se despilfarran millones de dólares en propaganda cuando llegan las elecciones, y es chocante y hasta por momentos repugna oír como se insultan, se destratan, se desprestigian unos a otros y se pelean como fieras en procura de votos, pero que luego de pasado el momento crucial termina todo en sonrisas y abrazos. ¿Y todo eso por que? ¿Por amor a la patria?... ¡vamos!
Luego de estos primeros momentos, en que todos los actores se alaban mutuamente y se llenan la boca de "democracia", comienza la segunda parte de esta obra teatral, y los perdedores vuelen a la carga, critican y fustigan sin cesar todo acto de gobierno, bueno o malo, no interesa.
Se comienza casi de inmediato a preparar el escenario para las próximas elecciones.
La política es solo un medio de vida. Es la forma que muchos han encontrado para hacer dinero fácil. Cualquiera puede ser Presidente u ocupar un cargo importante, no se precisa ser un genio. ¡Si George Bush llegó a presidente de EEUU...!
En nuestro país es común observar como se perpetuaron los nombres, y a través de los años encontramos los mismos apellidos ocupando cargos aquí y allá, cargos bien rentados, por supuesto.
La ambición de poder, de dinero, de figurar, o el propio ego, llevan a estas personas a perder los estribos por un puesto político. Uno los escucha hablar y da la sensación de que son todos buenos, y sus pobres y patriotas almas se desesperan por el bienestar del pueblo.
¡Cuanta mentira! ¡Cuanta basura!
Se gobierna para los grandes intereses y el pueblo es lo que menos importa, para compensar en algo y cubrir las apariencias, de vez en cuando se le tira un huesito a los de abajo para que vayan masticando.
Jamás en mi larga vida he podido ver un gobierno que cumpliera al pie de la letra todas las promesas hechas en las campañas electorales, ni cerca.
Los verdaderos gobiernos en cada país están ocultos, el que manda es el dinero y las grandes empresas, los grandes negociados se hacen a espaldas del pueblo y jamás nos enteramos de toda la mugre escondida bajo la alfombra, para eso son muy hábiles y astutos.
Se piden préstamos por miles de millones de dólares que nunca sabemos para que se utilizan ni a donde van a parar, pero es el pueblo que paga en forma de impuestos y caros servicios un dinero que jamás pidió, tampoco se nos rinde cuentas ni se nos explica nada. Solo escuchamos lindos discursos de los de arriba y duras críticas de los de abajo, un ciclo que se repite cuando intercambian posiciones.
Hay dinero para armas, guerras y lujos, pero no lo hay para mejorar el nivel de vida de la gran mayoría de las poblaciones del mundo. Las obras de beneficencia las aporta la gente común, infelices trabajando para infelices, los gobiernos son inmunes a la desgracia ajena, solo manejan los dineros del pueblo para interés propio y de los grandes banqueros y multinacionales.
El mundo entero es un gran negocio, una gran Sociedad Anónima, una enorme empresa montada y manejada por unos pocos, pero la gente común no cuenta a la hora de los dividendos, estos solo son las gallinitas que ponen los huevos que otros se comerán.
Se venden y se compran países enteros, son parte del negocio, otros por dinero dejan de lado los más sagrados principios y se unen a aventuras belicistas que solo apuntan a intereses de algunos. Podríamos catalogar a los presidentes de muchos países como simples gerentes de sucursales a las órdenes del gran directorio. La libertad y la democracia son solo dos lindas palabras que suenan muy bien al oído pero que son como globos, goma que se estira por afuera y nada por dentro.
A lo largo de la historia son contados con los dedos de una mano quienes lo dieron todo por la patria, en la nuestra o cualquier otra, sin pedir ni exigir nada, gente desinteresada a la que realmente sí, les preocupaba el bienestar de la gente y el progreso de su país, jamás tuvieron suerte y la mayoría murió en el exilio.
Pero estos no eran políticos, eran luchadores sociales incorruptibles, gente con verdaderos ideales de libertad y una sociedad más justa.
Los animales políticos son justamente quienes más daño le hacen a la política, y aquí en nuestro país tenemos de sobra. Nunca están conformes, siempre quieren más y no largan la teta ni por joder. Se creen dueños del país, piensan que lo saben todo y que son imprescindibles; alguien dijo una vez que los cementerios están llenos de gente imprescindible.
Se murió Einstein, pero el mundo sigue andando y nadie lo extraña.
De cualquier manera la clase política ha caído en desgracia ante la opinión de la gente, ya nadie les cree, pero ellos siguen olímpicos, como si nada, ni se inmutan, tampoco hay justicia para ellos. Pueden hacer cualquier barrabasada que jamás se les pedirá ni tendrán que dar cuentas de sus actos, el máximo castigo que pueden recibir es que nadie los vote en las próximas elecciones, el voto castigo... ¡que le dicen! pero igualmente quedarán prendidos de algún carguito, ahí tenemos a Jorge Batlle, viven de eso, ese es su negocio.
Por otro lado tenemos las fuerzas armadas, una especie de gobierno dentro de otro, hay que tratarlos con mano de seda para que no se ofendan y se desacaten. Como ellos tienen las armas, pueden llegar a hacer lo que quieren. Se olvidan que son simples empleados del gobierno y el pueblo, y a ellos se deben, el pueblo paga el armamento y sus sueldos, pero se dan el lujo de meterse en política y poner condiciones, habría que desarmar el ejército. Si tuviéramos una guerra con algún país extranjero entonces darles las armas para que vayan a pelear por la patria, para eso, y solo para eso están y se les paga.
José Gervasio Artigas quería el militarismo bien lejos de las esferas del gobierno, lo dijo muy claramente en las instrucciones del año 1813, estos militares de hoy se llenan la boca de Artigas, pero no de sus ideas.
Políticos y Militares, flagelo del mundo.
Muchos de aquellos, símbolos de corrupción, muchos de estos, de muerte y prepotencia.
También tenemos otra rara especie, los analistas políticos, estos se devanan los sesos tratando de llegar a importantes conclusiones del por que de los por que. Creen ver estrategias y jugadas, analizan la política como si fuera una partida de ajedrez, donde lo único que se juega es el interés de los pueblos y no el bolsillo de los poderosos. Todavía no se han dado cuenta que no hay nada que averiguar ni descubrir porque todo es hueco.
Yo también en algún momento me he roto la cabeza tratando de saber de que se trata todo esto, pero no me había dado cuenta de que la solución la tenía ahí... al alcance de la mano, en forma de un simple dibujo.
Y es entonces que me viene a la memoria la famosa partida de Quino, y esa es la única realidad del ajedrez político, un simple juego de ricos contra pobres.
Brillante concepción de un humorista genial, que dejó plasmada para siempre, en un sencillo dibujo, la realidad de la política en el mundo, como se maneja y para que sirve.