Las actitudes “coloradas” de Lugo
por Carlos Peralta
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El gobierno electo el pasado 20 de abril puso énfasis en el cambio como motor de su campaña para vencer al Partido Colorado. Planteó el canje, la variación, la transformación, la innovación, la renovación, la novedad como factores a ser tenidos en cuenta para acabar con un sistema político obsoleto, basado en la prebenda, el clientelismo, el amiguismo, la corrupción, el negociado, la coima, el contrabando, las adjudicaciones amañadas de licitaciones, la ineficiencia, la falta de transparencia y, sobre todo, en el uso y abuso del poder para el logro del objetivo.
Los colorados nos acostumbraron a un sistema perverso de manejo del poder que benefició siempre a un reducido grupo de dirigentes políticos, creando nuevos ricos de la noche a la mañana y después de cada elección interna en la ANR. Se acostumbraron a comprar conciencias y manejaron desde el gobierno al Poder Judicial y gran parte del Legislativo. Para colmo de males los opositores se vendían casi siempre por poca cosa, es decir, resultaban baratos para mantener vigente el sistema.
La extrema pobreza creció en los últimos años desde la caída de la dictadura, el desempleo aumentó, la subocupación trepó a niveles nunca vistos, la inseguridad prosperó considerablemente y se amplió la brecha entre ricos y pobres hasta convertir a Paraguay en uno de los países más injustos en cuanto a la distribución de riqueza se refiere.
Este sistema manejado y perfeccionado por los colorados cansó a la gente. Por eso votó a un ex obispo, un candidato alejado de las cúpulas partidarias, no comprometido con los sectores dominantes política o económicamente hablando. La gente votó al cambio.
Y el cambio se produjo generando tremendas expectativas de mejores condiciones de vida para los paraguayos. El solo hecho de haber tumbado al Partido Colorado, después de 61 años de gobierno ininterrumpido, es un gran cambio. Un paso gigantesco si se quiere, pero el verdadero cambio, el que apunte a generar y reemplazar al sistema político vigente no se vislumbra.
Paso a explicar. Durante todos estos 60 años de gobierno los colorados usaron el poder para enriquecerse a expensas del Estado. No dudaron en instalar en la función pública a sus amigos, parientes, novios, novias, esposas, amantes, etc., etc.
Negociaron grandes obras con amigos o empresas de amigos para repartirse botines multimillonarios, colocaron a sus leales en puestos claves para recaudar y enriquecerse. Nunca apostaron a la eficiencia, a la capacidad, a la transparencia y la honestidad. Y casi fundieron el país.
A los financistas de sus campañas políticas les ofrecieron puestos importantes en el gobierno o negocios importantes desde el Estado y la seguridad de la impunidad. El control nunca existió. Las binacionales y la cancillería fueron coto de los poderosos. Allí se instalaron hijos, amigos, parientes para hacer carrera sin acudir casi nunca a trabajar. Contra este esquema, contra este sistema votó la mayoría del pueblo el pasado 20 de abril.
Por ello resultan sorprendentes y preocupantes algunos hechos realizados por el presidente electo Fernando Lugo que muestran que el tan mentado cambio sería solo un recurso publicitario.
Por ejemplo: nombró a su compadre Cándido Vera Bejarano como el futuro ministro de Agricultura y Ganadería. Este nombramiento fue cuestionado incluso por los propios liberales ya que se considera que existen otras personas con más conocimientos para ocupar dicha Cartera. Típica actitud de los colorados; primero los amigos y parientes.
Eligió a dos hombres con problemas ante la justicia en el momento de la designación para el Ministerio de Educación y para la Cancillería. En el caso del futuro ministro de Relaciones Exteriores la situación es más grave por la existencia de sumarios internos que demostrarían graves irregularidades en el desempeño de sus funciones como embajador en el Líbano.
Llamativamente en ambos casos la justicia actuó con una celeridad digna de un Poder Judicial del primer mundo para favorecer a los elegidos por Lugo. Díganme si no parece un comportamiento típico de los colorados. Ojalá que esta actitud sea permanente en la Justicia.
También eligió a Don Martín Heisecke como ministro de Industria y Comercio. Casualmente uno de los principales financistas de su campaña. Es cierto que nadie puede descalificar al empresario por ese hecho. Heisecke confió y se jugó por Lugo, desde un inicio, pero es un comportamiento típicamente colorado colocar en un alto cargo al “sponsor” de la campaña política. Recordemos también que su asesor jurídico, Rafael Filizzola, será Ministro del Interior.
No podemos olvidar tampoco al que asumirá al frente de la Copaco, el Ing. Recalde, hermano de una conocida amiga de Lugo, la ex senadora Elva Recalde. Otra vez, el hermano de la amiga al poder. No les recuerda a los colorados?
En otros cargos puso al frente del MOPC y de Justicia y Trabajo a dos opositores del oficialismo liberal, Efraím Alegre y Blas Llano; y en la presidencia de la Itaipú a Carlos Mateo Balmelli, contrincante del vicepresidente electo Federico Franco en las internas liberales. Con ello dividió al PLRA y aisló al clan Franco dentro de su partido. Divide y vencerás, típica regla aplicada por los colorados para obtener beneficios.
Aparentemente los hombres más cercanos a Lugo, Raúl Meza y Raúl Rojas, habrían operado para nombrar a unos 60 allegados y amigos en la entidad Binacional Yacyretá. También típica actitud de los colorados usar el nombre del presidente para ubicar a los socios en la nómina de estos entes.
Como expresé al principio, son preocupantes estas señales. Pero, esperemos que en el ejercicio de sus funciones todos demuestren que están a la altura de las circunstancias para lograr el despegue del país. Finalmente, a quién nombraría en los cargos de confianza sino a hombres de su entorno más cercano? El gobierno de Fernando Lugo asumirá con una gran expectativa ciudadana y un enorme apoyo popular. Dependerá del presidente electo y de los hombres que eligió confirmar que el cambio está en marcha y que las similitudes mencionadas con los colorados son apenas una triste casualidad. Cambio o fracaso no hay alternativas.
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