Artigas y los piqueteros
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“Libertad, libertad Orientales!
Este grito a la patria salvó,
Que a sus bravos en fieras batallas
De entusiasmo sublime inflamó....”
Hace muchos años, más de 40 el semanario Marcha publicaba uno de los tantos editoriales del Dr. Carlos Quijano, donde su pluma genial nos hacía transitar por los caminos de la historia, mostrándonos la figura de Artigas en el ámbito continental.
El editorial se titulaba EL HOMBRE SOLO y señalaba desde el comienzo que “Ningún otro personaje en el país, se le compara. El pasado es él; el presente está en él y en él está el futuro. Sobre nuestras tierras pesa, desde hace ciento cincuenta años su derrota. Pero esa su derrota, es su victoria y será nuestra victoria. Durante todos los días y todas las noches de estos ciento cincuenta años, mientras sus huesos se convertían en polvo, el sol y las estrellas, los cielos y los suelo americanos, han visto la pompa triunfal de quienes lo negaron, de quienes lo traicionaron, de quienes lo escarnecieron. Cuando desapareció en el silencio, América entera, desapareció con él. Artigas es la independencia total y la república democrática; la nación en la confederación; la producción frente al intermediario; los frutos de la tierra para los que sobre ella penan. Por eso sus enemigos fueron todos; los débiles y los déspotas; los escépticos y los burócratas; los intermediarios y los terratenientes ; los hombres de poca fe y los hombres de orden, los extranjerizantes , vendida el alma al poderoso ajeno y también los “patriotas” de campanario atados al minúsculo solar circuido por el horizonte visible. Y está el HOMBRE. El resplandeciente e impar valor humano. El héroe que no contó con el favor de los Dioses. El combatiente de carne y hueso en un perdido rincón del mundo, en un perdido rincón de América, que debió librar una larga batalla, sin pausa, solo, contra los de fuera y contra los propios. El héroe limpio de oropel y sin eco, cuyo único refugio era la fe de los más humildes y más desamparados, y también su misma fe nunca quebrantada en esos desamparados y humildes. ¿Qué otro personaje a lo largo y a lo ancho de todo el continente sostuvo combate semejante? ¿Qué otro personaje a lo largo y lo ancho de la memoria de los hombres, mantiene silencio tan digno, soporta sufrimiento tan constante y prolongado cuando, dicho su
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Bandera de la Federación creada por Artigas y enarbolada por primera vez en Entre Ríos en marzo de 1815.
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mensaje y cumplida su jornada, queda solo, ya definitivamente solo, en diálogo con Dios y a la espera de la muerte? Después de haber librado batalla, calló. Ese su augusto silencio no tiene paralelo ni ejemplo. Una crucifixión que duró treinta años. Ya despojado de todo orgullo, ya liberado de toda vanidad, si es que algún día la tuvo, él, Cristo inmortal a la jineta, desvalido y miserable, enmudeció y se inclinó.”
Por nuestra parte debemos agregar un capitulo que lo tuvo como principal protagonista: LA CAUSA FEDERAL que muchos pretenden olvidar y la influencia de Artigas en la provincia de Entre Ríos donde el caudillo tenía más prestigio que la gran mayoría de los argentinos.
Basta para ello retroceder en el tiempo y ubicarnos en la ciudad de Gualeguay para presenciar algo más que un acto protocolar cuando el pueblo de Entre Ríos inauguraba un busto del General Artigas donado por el Gobierno Uruguayo.
De esta manera se borraba para siempre la historia de “la leyenda negra” que habían alimentado Mitre y Sarmiento entre otros argentinos.
Sin embargo el pensamiento Federal de Artigas pudo más que sus detractores y el centralismo porteño. Luchó por la Confederación y se ganó el respeto de todos los pueblos del litoral argentino, dejando para la historia la afinidad y las buenas relaciones entre las provincias y el litoral uruguayo.
No estamos equivocados al señalar que nació en aquella oportunidad un artiguismo entrerriano, correntino o santafesino con sus caudillos locales. Sin embargo es evidente que algunos argentinos han olvidado las coincidencias comunes que buscaba Artigas para lograr la integración de los pueblos por encima del Río Uruguay.
La posición del Gobierno uruguayo nos hace pensar que no todo está perdido y que hay un pueblo por encima de los partidos políticos que está dispuesto a enfrentar la soberbia Argentina.
Existe en la gran mayoría de los dirigentes de la política nacional el sentimiento de que estos piqueteros a sueldo están violando los tratados internacionales y olvidando lo que dijo Artigas al cabildo de Santa Fe el 30 de septiembre de 1818: “Luchemos por las ideas que harán feliz la América del Sur. Sea ella libre de los extranjeros, desterremos de nuestro suelo, hasta el polvo del antiguo despotismo y la posteridad agradecida reconocerá en sus bienhechores el mérito de su felicidad.”
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