Sinceros aplausos por Pedro A. Lemos |
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Pasado algunos días ausente de ésta opción de lectura de un Universo Abierto, llamado Informe Uruguay, que ha sido en sus inicios un parto y que hoy es una algarabía, desde el punto de vista de los suscriptores, de los lectores que se arrimaron y de los medios que toman el Contenido. El cual es obtenido por el sacrificio anónimo de un ser metódico que trabaja en sus tiempos libres y tiene listo los sábados la tirada.
Sin faltar por 4 años y las ediciones respectivas que ya suman 211, sin que nadie tire un cuete, (por no andar cayendo en los filtros del George y quede varado en Miami), sin llegar a ésta pluralista Gran Vía. Que hoy nos permite hasta leer el Mandarín, con un traductor mediante (el cual se baja gratis) y conocer las bellezas y las irracionalidades del Mundo en que vivimos.
La esporádica contribución y dentro de mis limitaciones, han sido y son importantes para mí, y festejo que Informe Uruguay tome cuerpo y se prolongue, porque a la idea inicial de hacer algo por la Vía, ‘’un poco en serio y mucho en broma’’, se ha transformado o lo transformó el Editor en un mucho en serio y casi ya sin broma.
Hay que aplaudir por ejemplo que hoy estemos pasando los 4 años de tirada consecutivas, sin buscar tener los aplausos publicitarios, aquellos que nos atan a los intereses de Gobiernos, empresas o personas, para sostener una empresa. Esta, mantenida con costos minimizados, y contribuciones semanales magníficas, recoge y recibe, un material inédito, pero por sobre todas las cosas, mis más sinceros aplausos, a cada uno, de quienes participan dentro de sus posibilidades. Ellos aportan genuinamente lo que generan, desde Rocha a Guatemala, desde Australia a España y desde los Estados Unidos hasta Bolivia.
Brindando semanalmente un patallazo de aconteceres, ideas u opiniones, que no exigen mayores esfuerzos individuales y que en definitiva son cumbres, Mini Cumbres semanales del vivir, pensar y saber.
Sin requerir de mayor infraestructura y con las simples medidas de seguridad de algún Antivirus, que en nada se asemeja a las seguridades requeridas por las otras altas cumbres y mucho menos, llora las ausencias, de los que faltan con, y sin aviso.
Supositorio que ningún macho desea, pero como todos estamos envueltos en un mismo Merengue, opinar libremente y ser democráticos para que se opine libremente, quienes tienen la posibilidad de opinar, es una meta de integración, sin necesidad de Pomposidades y mucho menos de Parlamento. Lamentando desde ya a quienes no entienden o simplemente no quieren, y fundamentalmente a quienes no pueden, porque quizás sean ellos, los que mucho pueden aportar.
Opinar es algo diferente a quejarse, y muy diferente es también a tirar la pelota a la casa del vecino. Tolerar mi opinión, la Opinión de otros, es una conducta que elimina la intransigencia, y podrá modificarse, si me o se, demuestran lo contrario, mostrando que crecemos en un mundo de comunicación abierta. Abierta a todos los individuos, que entendiendo las normas, nos ayuden a crecer, debido a que nuestra estatura intelectual se ve siempre oprimida por el desconocimiento.
Ese desconocimiento que nos sumerge en la información, con un privilegio muy especial que es la posibilidad y gusto de hacerlo. Mortificado por los tiempos libres disponibles, que nunca son los deseables, ya que vivimos sometidos a un mundillo de obligaciones, que son las que en definitiva, generan nuestra Libertad.
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