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Bolivia: Los buscapegas
por Mario R. Duran Chuquimia
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Las palabras de Augusto Céspedes adquieren la debida relevancia en estos tiempos de crisis económica, el teórico de la revolución nacional decía que vivir fuera del estado es una ilusion, por ende, había que conseguirse una "pega", es decir, un empleo en el aparato estatal. A pesar de que esta apreciación fue vertida en el siglo pasado, el estado de las cosas no ha cambiado, aunque si los partidos políticos, puesto que el Estado es el principal empleador.
Por lo tanto, la mentalidad popular relaciona la estabilidad económica personal y familiar con la obtención de una fuente laboral dentro la burocracia pública y aquí empieza el vía crucis… para conseguir empleo necesitas un aval político del partido oficialista, un documento con membrete oficial con las suficientes firmas y sellos que certifique, entre otras cosas, que militas en el partido de gobierno, que has participado en las campañas electorales, que has hecho propaganda pintado paredes en apoyo al proceso político, que has aportado económicamente al sostenimiento del partido y que, cual devoto has asistido religiosamente a las reuniones y actos proselitistas, e incluso, tienes una foto con el líder.
Pero, este documento por sí solo no es suficiente, también tienes que tener la "muñeca", es decir, el apoyo de algún jerarca del partido o de los movimientos sociales que tenga los contactos con el responsable de dar empleo en equis ministerio o de otras instancias estatales. Con buena suerte consigues el empleo y a partir del primer sueldo, hay que aportar al partido (eso te dicen), el monto de la contribución "voluntaria" varía entre el tres al diez por ciento del total ganado.
Con mala suerte, te piden el aval y tu curriculum en un folder amarillo con tu nombre delante para que sean puestos en el rincón del olvido. Como no hay muchos espacios laborales en la burocracia estatal, la mayoría de las veces, la elite del partido de gobierno prefiere dar trabajo a los familiares, a los amigos, a las comadres y compadres, o con cálculo político, dan empleo a quienes les apoyaran para la siguiente campaña, o al final de cuentas, a quien pueda pagar los dólares necesarios por el empleo. Solo por rumores te enteras de que el sobrino de tu jefe político ha entrado a trabajar en la pega que considerabas tuya, y para no quedar al margen, inviertes en la creación de lazos de compadrazgo con algún jerarca. Pero, como quien persevera triunfa, sigues de "buscapega" visitando cuanto jefe existe en el partido.
Esto pasaba durante los gobiernos de corte neoliberal, ¿o alguien tuvo la peregrina idea de que me estaba refiriendo a la actual gestión de gobierno?
El Alto, 6 de Enero de 2008.
(*) El autor se declara boliviano y no cree en las odiosas distinciones étnicas.
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