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El gobierno ¿péndulo o cambio? por Raúl Seoane
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Diferentes opiniones, sobre todo de un amigo de Las Piedras, están convencidos de que el presidente Tabaré Chávez utiliza la política del péndulo, que hizo famoso a nuestro país, en sus discursos y en sus relaciones internas con el partido.
Desde el principio de su mandato, durante su visita a Washington, Vázquez confió a un periodista uruguayo que “Uruguay tenía que salirse del Mercosur”, y continuó diciéndole que “tiene que firmar un Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos”. Esta confidencia, desmentida tibiamente después, causó un gran revuelo, no sólo en nuestro país sino también en el Mercosur y en las filas del partido gobernante.
Uno de los principales detractores de firmar un acuerdo con los norteamericanos es el canciller uruguayo Reinaldo Gagáno, siempre renunciante o echado pero que continúa prendido como lapa a su sillón de Cancillería, y que repitió y sigue repitiendo hasta el cansancio la muletilla de “más y mejor Mercosur”, cómo si con ese simple deseo se solucionaran todas las grandes diferencias existentes en un tratado regional que cada vez se empantana más y en lugar de servir a los intereses de crecimiento de Uruguay, se convierte en un ancla.
No es ningún secreto para los lectores que nos leen asiduamente que existen dos grandes piedras en el camino de una real integración en el Mercosur: Argentina con su gobierno populista y patotero y la Venezuela bolivariana de “Mr. Vómito” Chávez.
A pesar de todas las advertencias recibidas, y de todos los miles de metros de papel utilizado en los artículos denunciando al mono bolivariano, ciertos sectores del Frente Amplio aplauden a rabiar cuando “Mr. Vómito” ataca al imperialismo, y soportan estoicamente sus verborrágicos discursos de horas de duración.
¿Se parte el Frente?
Es opinión de muchos, y mía personal también, que tarde o temprano la coalición EPFANM va a terminar fraccionándose, escindiéndose la izquierda revolucionaria y perimida de un sector tupamaro junto con aquellos sectores intransigentes y conservadores del purismo de la doctrina comunista.
Los diferentes matices ideológicos y de conceptos de muchos de los partiduchos que conforman la coalición, llamada por nosotros “la colcha de retazos”, impiden el funcionamiento normal de un gobierno que, más que de izquierda, se presenta como una izquierda liberal, o liberal socialismo, que acepta las reglas de juego marcadas por la política internacional y acomodándose dentro de la corriente mundial intenta construir una alternativa válida de crecimiento para nuestro país.
Más allá de que internacionalmente y sobre todo en su país, George W. Bush es considerado uno de los peores presidentes norteamericanos de los últimos tiempos, lo cierto es que es el presidente de una nación que viene a visitarnos, y las extemporáneas y totalmente desubicadas declaraciones de la adalid de las libertades comunistas, “la acomodadora” Marina Arismendi, resultaron para todos los ciudadanos con dos dedos de frente, incluyendo muchos del propio partido de gobierno, un agravio a la figura de un visitante, máxime viniendo de una figura del propio gabinete ministerial del presidente Tabaré Vázquez, desmereciendo también a la figura presidencial uruguaya, la que quedó con una imagen de falta de autoridad dentro de su propio gobierno.
Un cambio de actitud
Las declaraciones emitidas por la Mesa Política del Frente Amplio, órgano que es el verdadero gobernante del país, la semana pasada que indicaba claramente en un comunicado que el FA, "desde su fundación, ha mantenido la postura" de que Uruguay mantenga "relaciones comerciales y diplomáticas con todos los países del mundo, con independencia de sus regímenes políticos y de compartir o no sus políticas tanto internas como externas". En esa declaración se inculpa a la política norteamericana de "belicista, intervencionista y violadora de los derechos humanos". Se hace referencia a la guerra en Irak, "el injusto" bloqueo a Cuba y "la política discriminatoria y agresiva representada en la construcción de un muro entre Estados Unidos y México", pero a su vez deja una puerta abierta para negociar los tratados que más le convengan a nuestro país. Si bien esto no implica una aceptación lisa y llana a un posible T.L.C. con Estados Unidos, allana mucho el camino y es un revés hacia los puristas conservadores del comunismo socialista tradicional.
De un terminante garganismo de “no vamos a estudiar un T.L.C.” o un “el Mercosur es lo mejor”, estas declaraciones demuestran un giro de 180 grados en la posición del partido gobernante e indicarían de que algo está cambiando en los hombres que conducen el destino de nuestro país.
Pero lo más interesante, y que tiene que llamarnos a la reflexión sobre la posibilidad de un cambio en los lineamientos del gobierno, es que Manuel Núñez, integrante de la Mesa Política del FA por el Partido Socialista, dijo con respecto a la movilización en repudio de la visita del presidente norteamericano que "desde el PS no estamos de acuerdo con adherirnos a la movilización del Pit-Cnt; porque no podemos estar de un lado y de otro".
El “no poder estar de un lado y de otro” implica, por un lado una aceptación tácita de la autoridad presidencial y de que él es el que lleva en sus manos los destinos del país, y por el otro la posible alineación del partido dentro de un liberalismo social acorde a los tiempos que corren, lo que indicaría que algo está cambiando en el pensamiento frentista, más allá de los posibles movimientos pendulares para retrasar el quiebre de la coalición. Pero también indican que, muy probablemente, el "patrón" del Partido Socialista, Reinaldo Gagáno, no es el dueño del PS, y su posible alejamiento del Ministerio de Relaciones Exteriores, según la prensa en Mayo próximo, podría ser debido a presiones internas del movimiento socialista.
Es cierto que son únicamente gestos y actitudes abstractas las que se observan, pero es indudable que detrás de todo esto existe cierta intención de cambio, porque lo contrario indicaría un cinismo impresionante que no concuerda con la realidad nacional y con lo que está exigiendo la ciudadanía.
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