Miembro de
Proyect Sindicate apdu
       
 
separador                                          Inscripto en el Registro de Derechos de Autor en el libro 30 con el No 379
              
     
Google Buscar en la

 
Año V Nro. 359 - Uruguay, 09 de octubre del 2009   
 
separador
En esta edición
separador
 
Paula Rodríguez Almaraz
Pedro A. Lemos
separador
Helena Arce
separador
 
Carlos Emilio La Banca
separador
Nelson Maica C.
separador
Fernando Patrón
separador
W, Daniel Gorosito P.
separador
Pilar Rahola
separador
Walter Sánchez Sedez
separador
José Luis Pomi

 
 
 
historia paralela
 

Visión Marítima

 
César García Acosta

Cuando el pasado es quien condena
por César García Acosta

 
separador
   
rtf Comentar Artículo
mail
mail Contactos
pirnt Imprimir Artículo
 
 

         La campaña electoral entró en su etapa más crítica: ahora la razón como consecuencia de las ideas, dará inexorable paso a la pasión, por lo que es previsible que la incidencia de lo que se diga, haga o insinúe, será la clave que someterá a cada uno de los contendientes a su pasado, a su idiosincrasia y a lo que han proyectado por imagen en el transcurso de sus vidas. Quien ha sido reflexivo y pausado, quien ha aportado ideas y proyectos y hasta quien se ha sublevado a cualquiera de las formas de la institucionalidad que conocemos, tendrá su momento de decisión ante las mayorías silenciosas.

         José Mujica, actual Senador de la República y otrora guerrillero, confeso agresor del sistema democrático en los tiempos de su juventud, es quien quizá más se ha visto presionado no sólo por lo que fue su vida pasada, sino por lo que ha reivindicado en un presente que, distante 40 años de bombas, secuestros y atentados, vuelve empecinadamente para recordarle que su forma de pensar, de percibir la realidad y de relacionarse con los que piensan distinto a él, merecen “arrepentimiento” por lo vivido, para dejar de lado la hipocresía de decir lo que no se siente como estrategia para ganar el voto.

         Ya no alcanza con abrazarse a las culebras para ganar una elección; ya no es suficiente lograr el voto de los dueños de las 4x4 de Pocitos y Punta Carretas, ya no se puede agraviar a los vecinos de Carrasco haciéndoles creer que habrá respeto por la tierra ajena, por la plata en los bancos o por la justicia tributaria y fiscal.

         Ya nadie puede creer –sino con fe mediante- en el mesías de lo ajeno; aquél que de la nada logró un capital de cientos de miles de dólares ganando, según él, el salario de un obrero.

         Contrariamente a todo esto sería injusto no reconocer el periplo de la vida de Mujica. Muchos años, demasiados años preso por reivindicar una causa de “poder” que en sustancia estaba equivocada. Fueron los propios tupamaros los que vilipendiaron su honor revolucionario.

         Quizá por eso, sólo por eso, es que se sienten redimidos democráticamente y observan que es más negocio los “votos” que el “golpe de Estado” por más oligarca que se considere al poder gubernamental de turno.

         Cuando se escuchan las audiciones de la izquierda del 26 de Marzo en radio Centenario, la gente de la Asamblea Popular, esa que trata a Mujica además de farsante, de cómplice del poder, y aduce en su favor por mantenerse en un gobierno en el que no logró hacer reforma agraria alguna siendo ministro de Ganadería, y mucho menos haber generado igualdad desde el Parlamento siendo Senador del oficialismo.

         Esta paradoja del destino rompe con la lógica de los hechos que en los años sesenta hicieron que Mujica pasara del Partido Nacional, a la izquierda clandestina.

         Fue él y no otro tupamaro quien lideró los ataques a la democracia del colegiado blanco, y fue él y no otro tupamaro quien se alzó en armas justificando la violencia.

         Mujica peleó su propia guerra, pero en ella nos metió a todos, incluso a quienes estábamos en una generación de búsqueda de aperturas a base del diálogo, que mientras él fue enterrado en un calabozo sin garantías, aunque con muchos argumentos en su contra, los demás, nosotros, perdimos 13 años de democracia, de debate ideológico y de construcción de ciudadanía.

         Como se puede creer en una persona que «como dice una cosa, dice la otra», cómo se puede entender a alguien que se autodenomina pobre, pero que tiene más de 150 mil dólares en el banco y que a su vez administra esa cifra multiplicada por diez, a nombre de su grupo político; como creer en alguien que prefirió un arma a la fuerza del convencimiento político.

         Personalmente me es muy difícil creer el discurso de Mujica.

         Cuando cierro los ojos y pienso en los años de mi juventud me viene a la memoria la imagen de aquéllos cuatro soldados asesinados adentro de un Jeep en avenida Iltalia y Abacú; recuerdo las irrupciones y trifulcas estudiantiles en Gonzalo Ramírez y Magallanes en perjuicio de la UTU, o me recuerdo recostado mirando el piso en alguna calle del Centro siendo prisionero transitorio de las Fuerzas Conjuntas que su acción sediciosa nos regaló a las generaciones que veníamos detrás de él.

         Yo no puede creerle a Mujica ni la reforma agraria ni la justicia social. Le creería si me dijera que su socialismo utópico aún reside en su corazón y no en su razón, pero a un gobernante sólo podemos pedirle tranquilidad de espíritu, capacidad negociadora y entereza ante el mundillo de intereses de sus pares que le demandarán todo lo imposible que el actual gobierno frenteamplista no ha podido cumplir.

         No fueron ellos -los tupamaros quienes le dieron certezas al país. Ellos generaron incertidumbre y la democracia estabilidad.

         En pocos días sabremos si el mensaje de la historia ha podido demandar al futuro más razón que la pasión instalada.

         Mientras tanto los uruguayos izaremos nuestras banderas en señal de lucha, que es la misma de ayer, de anteayer y quizá también de mañana.

© César García Acosta

Comentarios en este artículo

» Arriba

separador

 
21
Informe Uruguay se halla Inscripto en el Registro de Derechos de Autor en el libro 30 con el No 379
Depósito legal No. 2371 deposito Nos. 338018 ley No - 9739, dec 694/974 art. 1 inc A
20
Los artículos firmados son de exclusiva responsabilidad del autor
y no reflejan, necesariamente, la opinión de Informe Uruguay
20
Los enlaces externos son válidos en el momento de su publicación, aunque muchos suelen desaparecer.
Los enlaces internos de Informe Uruguay siempre serán válidos.
21
 
Estadisticas Gratis