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Año V Nro. 359 - Uruguay, 09 de octubre del 2009   
 
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La campaña del Frente no es verosímil
por Eugenio Baroffio Abadie

 
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         Después del formidable cimbronazo que dieron a la campaña frentista los acontecimientos de los últimos días, la estrategia ha cambiado ostensiblemente. Ya no se basa en el supuesto atractivo de “viejo vizcacha” de su candidato presidencial, dispuesto a hacer y decir lo que le viene en gana, sino a una “censura previa” que le han impuesto sus correligionarios de la dirigencia para evitar que sepamos lo que realmente piensa hacer cuando llegue al gobierno. La “tutela” que pretendía ejercerse sobre él cuando se le adhirió al Cr. Astori como compañero de fórmula, demostró ser inútil o por lo menos insuficiente.

         Entonces, dando un giro que no es novedoso entre frentistas se ingresó en la táctica de ocultar o disimular al máximo su pensamiento. Pero como tampoco es posible renegar del Programa de Gobierno que el Congreso aprobó por inmensa mayoría (aunque no sea representativo de los votantes, sino reflejo del control que el Partido Comunista y el MPP ejercen en aquél), se optó por hablar de las realizaciones del gobierno actual y de esgrimir la consigna de que el próximo será la continuación de éste.

         Sin embargo, como coartada, parece muy poco eficaz, a poco que analicemos con atención suficiente el panorama político actual y las declaraciones de los dirigentes. Para empezar podríamos dedicarnos a desmitificar la teoría de las bondades del gobierno presidido por el Dr. Vázquez, pero no creo que sea eso lo que más importe a estas alturas y a tan poco tiempo de las elecciones. Ya hemos referido que la mayoría de los resultados plausibles no han sido mérito del gobierno sino de una situación internacional formidablemente favorable a él. En todo caso, podríamos agregar que si los resultados no fueron mejores ha sido precisamente por los errores cometidos y si no fueron peores es porque esos errores se disimularon precisamente debido al viento en popa de que la economía gozó durante estos años. La mayoría de las inversiones se debieron, más que a la confianza que se ganó el gobierno, al empleo de las reformas que los anteriores habían hecho y contra los que el Frente se levantó siempre con ardor (huelgan los ejemplos).

         La omisión de cumplir con las consignas históricas que dieron mérito a que les votara la izquierda tradicional desempeñó un papel favorable. Curiosamente, esto no le quitó valor ético a la postura del partido de gobierno en opinión de sus partidarios. El socialismo democrático aplaudió el cambio. Los incautos que le prestaron el voto no advirtieron la amoralidad de lo ocurrido, sino que se “tragaron la píldora” de la modernización de nuestra izquierda. Y la izquierda tradicional, a pesar de ser mayoría interna, no se atrevió a oponerse con demasiado vigor a la popularidad del presidente. Le alcanzó con su “tarea a largo plazo” y la apuesta a una etapa posterior. Es ésa la etapa que –según creen- llegará con el nuevo liderazgo, el que ejerce el inefable candidato actual.

         Pero en ejercicio del análisis con sentido crítico, tenemos derecho a preguntarnos si lo correcto es lo que este gobierno hizo y lo que –además- impidió que se hiciera (quizás su mayor mérito, aunque carente de ética como ya vimos) o lo correcto es lo que ahora proponen hacer. Una parte del Frente Amplio cree en la propiedad privada y otra no. ¿Cuál es la que tendría prevalencia en un próximo eventual gobierno?

         Unos creen que las elecciones eran sólo una etapa necesaria para que la izquierda llegara al gobierno y recién después acceder al poder. Estos últimos son los que aplauden la dictadura cubana o el autoritarismo con deseo de perpetuidad de Chávez. Los otros confían en el pluripartidismo, la separación de poderes y el socialismo pragmático de Chile o Brasil. ¿Quiénes de entre ellos nos gobernarían?

         Si lo que ahora se propone es una “estupidez” como opina el Presidente de las ideas del candidato al que votará por disciplina partidaria (o sea que resignadamente), ¿Cómo confiar en que el próximo sería una réplica o continuación del presente gobierno?

         Si el paradigma del candidato es el caso prehistórico de los bosquimanos, ¿Cómo se compatibiliza la idea de modernización que transmitieron Vázquez y Astori durante la actual administración?

         Si la “madre de todas las reformas” prometida por Vázquez ha quedado en su mero enunciado –como dice Mujica- descalificando al gobierno que él mismo integró, ¿Con qué firmeza podrá defender la gestión de su predecesor en campaña?

         Si el actual gobierno exhibe como uno de sus logros el aumento del consumo, supuesto reflejo del aumento del poder de compra de la gente, ¿Qué pensará de ello el candidato oficialista que se agravia  del consumismo esclavizante?

         Si reniega del corporativismo puesto de relevancia entre los bancarios y los funcionarios de las empresas públicas, siendo que el actual gobierno compartió el poder con los sindicatos y cedió una gran cuota ante ellos ¿Cómo piensa gobernar el candidato Mujica si llegara a la presidencia?

         Si Astori piensa que no estuvo mal asumir como ministro y seguir cobrando su sueldo de senador y el candidato cree que eso supone una conducta descalificante, ¿Cómo van a conciliar posiciones cuando deban gobernar juntos?

         Si Vázquez y Astori han hecho todo lo posible por imponer una imagen exterior de seriedad y siguen creyendo en las ventajas del libre comercio con Estados Unidos, ¿Qué posición privará sabiendo que Mujica piensa en forma diametralmente opuesta?

         La enumeración podría ser más larga y dejo al lector que construya sus propios ejemplos, que los hay y en grandes cantidades. Pero no le dejo llegar a la conclusión porque ésa es tan obvia que no da lugar a dudas. La fractura interna del Frente Amplio es más amplia que el frente mismo, por lo cual no sólo es inverosímil el objeto en que centran su campaña sino imposible la mera idea de que puedan conducir un gobierno medianamente previsible conjuntamente.

© Eugenio Baroffio Abadie para Informe Uruguay

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