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Año V Nro. 359 - Uruguay, 09 de octubre del 2009
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“Nadie puede ser más generoso que el narcisista, mientras respondas a la vida en sus propios términos” –Elizabeth Bowen Mucho se habla del narcisismo de Hugo Chávez y Kim Jong Il, pero Barack Obama los sobrepasa a ambos. El presidente norteamericano tiene todos los signos de la perturbadora enfermedad y está actuando acorde, pretendiendo cambiar el curso de la humanidad, llevándola hacia la formación de un planeta socialista donde él sea el jefe máximo. Su discurso en la ONU fue equiparable al de Miss Simpatía en un concurso de belleza, que quiere un mundo de paz y amor donde todos nos llevemos bien. Un lugar donde no existan más guerras, armas, ni bombas nucleares. Obama es asombrosamente infantil y busca el aplauso fácil, pero también es cínico. Su contradicción y desvergüenza progresista aflora en su doble discurso. Por un lado habla de paz, libertad y derechos humanos, por otro apoya a los totalitarios jerarcas musulmanes y los déspotas neocomunistas latinoamericanos. No obstante, de sus variados semblantes, el más temible es el narcisista. El narcisismo es: “La excesiva complacencia en la consideración de las propias facultades u obras”. BO es el ejemplo más desarrollado y fácil de observar de dicha anomalía psiquiátrica. El Dr. Sam Vaknin Ph.D., autor de “Autoestima Maligna” es una autoridad mundial en narcisismo y nos advierte acerca de las características de Obama. Dice que inicialmente sintió simpatía por el presidente de los Estados Unidos, pero no pasó mucho tiempo hasta que observó ciertas pautas singulares en su conducta, que se convirtieron en señales de alerta que le llevaron a analizarlo con mayor minuciosidad. Vaknin explica: Sus posturas y lenguaje corporal dicen más que sus palabras vacías. Nunca un político en esta nación causó un impacto cuasi “religioso” en tanta gente. El hecho que sea un total desconocido sin ningún logro, hace de esa inexplicable fascinación algo alarmante. Obama no es un hombre común. No es un genio. En realidad es bastante ignorante en la mayoría de los asuntos importantes. “Barack Obama es un narcisista”. Proyecta una imagen grandiosa, pero falsa, de sí mismo. Narcisistas conocidos fueron, el líder religioso Jim Jones, que en 1978 llevó al suicidio a 900 de sus seguidores en Guyana. David Koresh, otro “profeta”, que llevó a la muerte a sus acólitos de la secta Davidiana, en Texas en 1993. Shoko Asahara un “religioso” japonés que en 1995 ideó el asesinato de cientos de personas dispersando gas Sarín en el metro de Tokio. Charles Manson, Joseph Stalin, Juan Domingo y Eva Perón, Saddam Hussein, Adolf Hitler, son ejemplos de narcisistas de nuestro tiempo. Todos ellos tuvieron gran influencia en sus seguidores. Crearon un culto a su personalidad, y con sus acalorados discursos enfervorizaron a sus oyentes, llenaron sus corazones con entusiasmo y estimularon sus mentes con un nuevo impulso por la vida. ¡Les dieron esperanza! Les ofrecieron la luna y las estrellas, pero invariablemente los llevaron a su desgracia. Cuando alguien es víctima del culto a la personalidad, no se da cuenta de su condición hasta que es demasiado tarde. Una de las determinantes en el desarrollo de DPN (Desarrollo de Personalidad Narcisista) es el abuso infantil. Los padres de BO se divorciaron cuando él tenía dos años. Posteriormente vio a su padre una sola vez. Después moriría en un accidente de auto. Su madre volvió a casarse y se mudó a Indonesia. Una tierra extraña, de cultura diferente, donde fue criado por su padrastro. A los 10 años fue enviado a vivir con sus abuelos maternos (blancos). Vio sólo intermitentemente a su madre en los años venideros, hasta que en 1979 ella desapareció totalmente de su vida. Murió de cáncer en 1995. Según Vaknin, nunca se debe subestimar el patológico genio manipulativo de los narcisistas. Proyectan una personalidad tan imponente que emociona a quienes lo rodean. Cautivados por el carisma del narcisista, la gente se vuelve como arcilla en sus manos. Gozosamente se brinda a sus deseos y servicio. El narcisista conforma el mundo alrededor de sí mismo y reduce a los demás a su imagen invertida. Crea un culto a su personalidad. Sus admiradores se convierten en sus dependientes. Los narcisistas no tienen ningún interés en aquellos asuntos que no les son de utilidad para lograr sus objetivos. Están enfocados en una sola cosa y nada más: El Poder. Todo lo demás les resulta irrelevante y no desean perder su tiempo en trivialidades. Cualquier cosa que no es de su beneficio no merece su atención. Cuando el ex asesor de Bill Clinton, George Stephanopoulos, entrevistó a Obama y le preguntó sobre el escándalo de corrupción en ACORN, institución a la que le prometió su apoyo y ocho mil millones de dólares, recalcando en su campaña que trabajaría del brazo con ella, esquivó displicentemente la interpelación diciendo que tiene asuntos más importantes de qué ocuparse. (Tal vez las Olimpiadas). Durante su época de congresal votó “presente” más veces que ningún senador. Es una forma de decir “no me interesa”. El voto “presente “, es el voto seguro, nadie puede criticarle si las cosas salen mal. Los asuntos tratados no eran de su interés porque no tenían relación con él. Después de que BO fue elegido como el primer presidente mulato de la revista de leyes de la Facultad de Derecho de Harvard, la Universidad de Chicago le ofreció un contrato por adelantado para escribir un libro sobre “las relaciones entre las razas”. Se le dio más tiempo del habitual para concluirlo, y al final, ¿adivinen en qué se convirtió el libro? Su propia autobiografía. En vez de escribir un texto académico sobre el tema que le fue asignado y por el que le pagaron, BO no pudo resistirse a escribir más que acerca de su sublime ego. El libro se llamó “Sueños de mi padre”. (Figura a la que no conoció). No es de sorprender que Hitler también escribiera su biografía cuando aún era nadie. Lo mismo hizo Stalin. Para el narcisista ningún asunto es más importante que él mismo. ¿Por qué debería perder su tiempo y precioso intelecto, escribiendo acerca de cosas insignificantes, cuando puede hacerlo acerca de su augusto y supremo yo? Los narcisistas son habitualmente insensibles y por regla general crueles. Carecen de conciencia. Esto se hace evidente en BO que no tiene ningún reparo por su hermano africano que vive con apenas un dólar por mes. Un hombre que vive en el lujo, que toma un jet privado para sus vacaciones en Hawái, (antes de ser presidente), que recaudó cerca a 500 millones de dólares para su campaña (hecho sin precedente en la historia), no tiene interés en la apremiante condición de su hermano. ¿Por qué? Porque no le sirve para nada en su búsqueda de poder. Al narcisista no le importa nadie más que sí mismo. Este presidente no se parece a ninguno que haya gobernado jamás los Estados Unidos. ¿Qué puede ser más peligroso como líder del mundo libre, que un individuo carente de conciencia, un mentiroso compulsivo, alguien que no puede distinguir entre sus fantasías y la realidad? Muchos políticos son narcisistas, pero no son un peligro para los demás. Simplemente son ególatras y egoístas. De acuerdo a Vaknin, Obama evidencia signos patológicos de narcisismo, que son diferentes a la vanidad y los abusos de poder de Richard Nixon o Bill Clinton. Para BO la realidad y la fantasía están entrelazadas. Ese es un problema mental, no solamente una debilidad del carácter. Los narcisistas patológicos son peligrosos porque aparentan ser normales, incluso inteligentes. Ese es el disfraz que los hace traicioneros. Los demócratas pusieron sus esperanzas en Obama, pero este hombre pondrá fin a su fiesta. Noventa por ciento de los negros votaron por BO. Sólo un tonto no se da cuenta de que su soporte es racial. Esto es racismo puro y simple. Se evidencia cada vez que alguien tiene un argumento poderoso contra Su Excelencia. Si no hay cómo contrarrestar una crítica, acusan de racistas a sus detractores. La mentalidad del culto es perniciosa e inexorable, y provocará el retruque de los blancos. Vaknin predice, tal como anunciamos algunos analistas, que los supremacistas blancos tomarán ventaja del descontento y obtendrán apoyo generalizado de la población. Las tensiones aumentarán y se verán hechos de violencia no contemplados desde los turbulentos sesentas. Obama retrocederá el reloj varias décadas. Norteamérica es el bastión de la libertad. La paz del mundo depende de Estados Unidos, y su debilidad se traducirá en el triunfo del terrorismo y de las naciones delictivas. No es casualidad que Ajmadineyad, los Castro, Chávez, Hamas, Hizbalah, y todos los enemigos de la libertad y de Norteamérica, estén tan entusiasmados de ver a su amigo BO en la Casa Blanca. Como dice Vaknin: No existe peor locura, que elegir un narcisista patológico como presidente. © José Brechner
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