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Año V Nro. 359 - Uruguay, 09 de octubre del 2009   
 
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Fernando Pintos

La oración de la controversia
por Fernando Pintos

 
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         Algo más de trece años atrás, cuando se le pidió al Pastor Joe Wright que pronunciara la oración de apertura en el Senado del Estado de Kansas (Kansas House of Representatives), para ser más exactos el 23 de enero de 1996, todo el mundo esperaba una alocución ordinaria. La idea consistía en un discurso bonito, pero sin mayor trascendencia y lo más cercano posible a esa plaga inmunda denominada «corrección política»…  Pero sucedió entonces algo absolutamente distinto. Y éstas fueron las palabras que todos los presentes escucharon de la boca del Reverendo Wright, una oración que desde aquel momento adquirió merecida celebridad:

         «…Padre Celestial, venimos ante Ti este día, para pedirte perdón y para pedir tu dirección y guía. Sabemos que Tu Palabra dice: “Maldición para aquellos que llaman bien a lo que está mal”, pero es exactamente eso lo que hemos hecho... Hemos perdido el equilibrio espiritual y trastocado nuestros valores… Y ahora confesamos: que hemos ridiculizado la absoluta verdad de Tu Palabra, y a eso lo hemos llamado pluralismo. Hemos rendido culto a otros dioses, y a eso lo hemos llamado multiculturalismo. Hemos aprobado la perversión, y a ello le hemos llamado estilo de vida alternativo. Hemos explotado a los pobres, y a eso le hemos llamado ganancias. Hemos recompensado la pereza, y a eso le hemos llamado bienestar social. Hemos matado a nuestros hijos que todavía no han nacido, y lo hemos rotulado como libre elección. Hemos disparado contra los abortistas, y a eso lo hemos llamado justificable. Hemos sido negligentes al disciplinar a nuestros hijos, y a eso lo hemos llamado desarrollar su autoestima. Hemos abusado del poder, y le hemos llamado a eso Política. Hemos codiciado los bienes de nuestros vecinos, y a eso lo hemos catalogado como ambición. Hemos contaminado el aire con enormes cantidades de grosería y pornografía, y a eso lo hemos llamado libertad de expresión. Hemos ridiculizado persistentemente los valores establecidos desde hace mucho tiempo por nuestros antecesores, y a todo ello lo hemos denominado ilustración. Búscanos, ¡Oh Dios!, y conoce ahora nuestros corazones; límpialos de cada pecado y danos libertad. También guía y bendice a estos hombres y mujeres que han sido enviados a nosotros por Tu Voluntad. Te lo pido en el nombre de Tu Hijo, nuestro Salvador, Jesucristo. Amén…».

         La reacción ante lo anteriormente descrito, fue inmediata. Un parlamentario abandonó la sala durante la oración. Tres más criticaron al Reverendo, calificando aquella oración como «un mensaje de intolerancia». Durante las seis semanas siguientes, la iglesia «Central Christian Church», donde trabajaba el religioso Wright, recibió más de cinco mil llamadas telefónicas; de las cuales sólo 47 fueron desfavorables. En la actualidad, esta iglesia todavía recibe peticiones del mundo entero — India, África, Asia—, para que el Pastor Wright ore por gente de todos esos lugares. Por otra parte, poco después del acontecimiento señalado, el comentarista Paul Harvey difundió aquella oración polémica —por lo políticamente incorrecta— en su programa de radio «The Rest of the Story», y recibió una acogida mucho más favorable por esa emisión, que por cualquier otra que haya realizado hasta el momento. Pero hay todavía más: gente real, personas con valores, con decencia y con verdadera buena voluntad están, todavía, difundiendo la oración de Reverendo Wright a nivel mundial. Y sería bueno que todos los uruguayos deseáramos, muy sinceramente, que el espíritu de aquella oración se derramara sobre nuestro país, el cual, gracias a quienes ya sabemos —¿para qué nombrarlos?—, cada día está asemejando más y más a los desastres que acontecen en otros desgraciados lugares de la geografía latinoamericana. Sería de desear que, en algún momento, este Uruguay que tantos golpes ha recibido en los últimos años, llegara a convertirse en una verdadera Nación bajo la mirada de Dios… Mal que les pese a quiénes ya sabemos…

© Fernando Pintos para Informe Uruguay

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