Combate a la pobreza:
¿Y si probamos el liberalismo?
por Ricardo Medina
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Con todas sus virtudes, comprobadas por investigaciones serias, independientes y tanto nacionales como internacionales, el programa "Oportunidades" NO es "la" solución a la pobreza. Es una suerte de "second best", porque la verdadera solución es el liberalismo en serio.
El fracaso no es de un gobierno, es de un sistema negado a revisarse y a reinventarse. Desde siempre se combate a la pobreza con la misma receta: el gasto público con fuertes dosis asistencialistas. Se le ataca por sus efectos, no por sus causas. Fijaciones históricas impiden ver en el capitalismo y en la inversión privada la fórmula más eficaz para generar bienestar, oportunidades y desarrollo integral. El modelo liberal requiere de regulación para que el desarrollo se vuelva sustentable y para que el mercado sea realmente un espacio para la libertad de productores y consumidores.
La cita es del artículo de Federico Berrueto, publicado antier en "Milenio". El artículo es inteligente, provocador, poco convencional y abiertamente liberal. Hay que leerlo.
Aunque no lo dice de forma explícita, Federico deja entender que "Oportunidades" (antes, "Progresa" en tiempos de Zedillo), forma parte de la misma receta de "gasto público con fuertes dosis asistencialistas". No es así. Lo que ha hecho diferente a ese programa, desde su origen, es que sí busca, con un enfoque centrado en las personas no en los colectivos, la superación de la pobreza, no sólo mitigarla.
Lo que logra "Oportunidades", con subsidios enfocados -no generales- y condicionados es que los beneficiarios -que son básicamente, los hijos de las familias pobres considerados individualmente- inviertan en sí mismos mediante salud y educación.
La familia recibe dinero directamente no tanto para resolver su falta de ingresos actual, sino para que los hijos no reproduzcan, en el futuro, el patrón de pobreza. Ejemplo: El programa tiene un sesgo intencional a favor de las niñas que cursan secundaria sobre los niños en el mismo nivel escolar (se recibe un poco más si se trata de una niña que de un niño), porque es sumamente importante que las mujeres NO abandonen sus estudios a esa edad, no formen familias prematuras condenadas a la miseria (porque las madres-niñas difícilmente pueden, a su vez, darle a sus hijos la oportunidad de superar la pobreza, difícilmente pueden liberarse de la sujeción a un "macho", difícilmente tendrán la capacidad de sacar adelante a una familia por sí solas)... El dinero es para que los hijos e hijas estén más años en la escuela, asistan regularmente a los centros de salud y tengan una alimentación básica más sana, o menos nociva para su salud y su desarrollo que la que tendrían de no contar la familia con esos recursos. El trabajo precoz de niños y niñas -para "completar" los ingresos familiares- es el gran enemigo a vencer, porque el trabajo precoz casi infaliblemente condena a la pobreza...
Con todas sus virtudes, comprobadas por investigaciones serias, independientes y tanto nacionales como internacionales, el programa "Oportunidades" NO es, y en esto tiene toda la razón Federico Berrueto, "la" solución a la pobreza. Es una suerte de "second best" (segunda mejor solución), porque la verdadera solución es el liberalismo en serio: capitalismo con libertad de mercados, respeto a los derechos de propiedad, garantía al cumplimiento de los contratos, estado de derecho, regulación que garantice la competencia plena en un terreno nivelado para todos.
La tragedia es que a la hora de la verdad, sólo hay un puñado de liberales en este país. Unos poquitos en los gobiernos (sometidos cotidianamente al escarnio de ciertos medios por ser "neoliberales" y "tecnócratas" desalmados, cuando no presuntos aliados del más odioso imperialismo capitalista y etiquetas por el estilo) que batallan para que sus ideas sean atendidas tanto adentro como fuera del gobierno. Y aún menos liberales entre los negociantes mexicanos (a los que eufemísticamente se llama "empresarios") siempre prestos para pedir "apoyos" del gobierno, para exigir territorios de caza exclusivos (proteccionismo comercial), créditos subsidiados, tratamientos fiscales de privilegio y rentas garantizadas...
Fuente: Asuntos Capitales
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