Algunas veces exaltamos y otras señalamos la perdida de vocación que ha sufrido la Policía en los últimos tiempos.
Tenemos una mirada crítica de la situación actual de la Policía, -fruto de los acontecimientos diarios que la implican-, y más allá que somos básicamente optimistas, la cruda realidad nos golpea diariamente con pesimismo.
Pero, -como para darnos una inyección de esperanza-, hace pocos días sucedió un hecho que nos levantó el amino y renovó nuestra fe institucional.
En un Shopping de Carrasco, peligrosos delincuentes, con aberrantes antecedentes penales como rapiñeros y asesinos, y fuertemente armados coparon una destacada firma comercial, rapiñando una importante suma de dinero.
En las inmediaciones y en el mismo momento, un joven Agente Policial, recientemente egresado de la Escuela de Policía, cumplía el tan necesario e injusto servicio por Art. 222. Alertado por empleados de la firma comercial, no dudó en extraer su arma de reglamento, y correr hacia el lugar de la rapiña.
Esta rápida acción y una actitud profesional, valiente y como explicaremos más adelante, atávica, le permitió sorprender a un delincuente en el momento en que baja por una escalera armado hasta los dientes y con el botín en la mano.
Antes de darse cuenta tenía delante de sí a un joven policía que con determinación y firmeza le ordenaba tirar sus armas y levantar las manos, a la vez que lo apuntaba con su arma de reglamento en forma tan decidida, que borro de su mente criminal todo intento de resistencia, cediendo ante el requerimiento policial, siendo recapturado y encerrado nuevamente.
La gente se pregunta como un policía recién ingresado, pudo detener a un peligroso y avezado homicida. Hay varias explicaciones.
La Escuela Departamental de Policía, prepara al personal policial, con elevados criterios de seriedad y profesionalismo, que generalmente pasan desapercibidos.
La Seccional 14º es una de las mejores unidades policiales, con un gran trabajo profesional y eficiente.
Y cuando hablábamos de actitudes atávicas, nos referíamos que el Agente Marcelo Rosas Gadea, a pesar de su juventud, y su reciente ingreso a la fuerza, es hijo de padre y madre policías con una larga y brillante trayectoria dentro de la Institución, y aquí podemos referir al dicho popular: “Hijo ´e tigre, overo sale”.
Quisiéramos que la actitud del Agte. Rosas Gadea nos sirva de ejemplo a todos los Policías, y renueve la devaluada vocación policial. Nuestras felicitaciones Rosas, seguí así.
La Comisión
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