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La paja en el ojo ajeno
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por Gustavo Penadés |
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La semana pasada se conocieron las acciones que la Intendencia de Montevideo emprendió para evitar que se arroje basura fuera de los contenedores. Para ello se organizó un operativo que incluye la participación de la policía y eventualmente del Tribunal de Faltas al que se derivarían los vecinos sorprendidos in fraganti.
La noticia, de ambientarse en algún país europeo no llamaría la atención, ni tampoco si ello pasara en otro departamento. Pero que pase en Montevideo es curioso e increíble.
No quiere decir esto que justifiquemos, ni que aceptemos que se tire la basura en cualquier lado. Eso esta mal y merece ser sancionado.
Lo que rechina es que se arme un operativo con presencia policial y con el fantasma de ser conducido al Tribunal de Faltas. La Intendencia aparece como un amenazante ser esquizofrénico.
Con enérgica decisión monta operativos para el control de las volquetas, pesquisa, multa a diestra y siniestra. Pero, por otra parte, no cumple sus responsabilidades principales. Como anillo al dedo viene aquello de la "paja en el ojo ajeno y la viga en el propio".
Sin ir más lejos en la Rambla contamos con un buen ejemplo: el Hotel Carrasco. Los casinos municipales generaron pérdidas fabulosas, sus jerarcas tachados de corrupción e investigados por la justicia penal; y una obra inconclusa. Ahora se busca hacer lo mismo que en el caso del Conrad, (¿recuerdan todo lo que se nos dijo por eso?). Entonces: ¿qué autoridad moral tiene la IMM para enojarse si un vecino tira la basura fuera del contenedor? ¿Recuerdan cuantos años de gestión frentista pasaron hasta que aparecieron los contenedores? ¿Recuerdan los millones de dólares que se tiraron a la calle cuando se trajeron los primeros que demostraron ser inservibles?.
El collar de la mala gestión municipal es interminable: la deposición final de basura sigue contaminando; los cementerios en estado deplorable; el transporte sin solución; etcétera.
Eso sí: no falta la publicidad; cambios de imagen institucional; "las esquinas" culturales; el Bazar Mitre futuro centro de cultura (¿?); el Solís y la Filarmónica que siguen sirviendo a unos poquitos; TV Ciudad, etcétera.
Tampoco falta el Presupuesto Participativo, procedimiento a través del cual se aduce que los montevideanos pueden elegir las inversiones que se harán en su zona; pero, cuando vemos los proyectos que concursan, encontramos que en su gran mayoría consisten en obras que están dentro de las obligaciones de la Administración. En la Zona 10 (Manga, Bola de Nieve, etc.) los vecinos tenían que decidir -entre otras propuestas- si se limpiaba el Arroyo Mendoza ("400 metros, a ambas márgenes"), o arreglaban las calles en la zona de la estación Manga.
Teníamos entendido, que la IMM tiene la obligación de limpiar el Arroyo tanto como arreglar las calles o iluminar adecuadamente las calles. ¿Entonces de que Presupuesto Participativo se habla, cuando se ríen de los vecinos obligándolos a hacer campañas electorales para obtener aquello a lo que tienen derecho?
Después de 17 años de gestión Frentista: ¿cambió Montevideo?
Sustancialmente nada cambió. O sí: Cada vez se le exige más al contribuyente y menos se le devuelve en obras y servicios. Y la IMM, como el personaje evangélico, siempre dispuesta a buscar la paja en el ojo ajeno.
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