¿Vamos avanzando? A gatas...
	por Raúl Seoane

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            La inflación va cayendo. Este mes hubo deflación lo que era lógico al estabilizarse los productos de temporada. Es pequeña, pero algo es algo y el peligro de una inflación mayor puede comenzar a disiparse si desde Economía se ordenan las medidas correctas y si el gobierno deja de gastar a troche y moche.

            El desempleo bajó 0.5 % y se ubicó en el 8.8 % según informaron los organismos oficiales correspondientes. Sin embargo esto representa que más de cien mil uruguayos están sin trabajo, y muchos de ellos jóvenes que recién empiezan. Es una buena noticia pero no para tirar manteca al techo.

            Algo anda bien, y el presidente Vázquez, a pesar de todas las piedras en el camino que le ponen algunos sectores de su propio partido, busca abrir mercados no tradicionales en el exterior. Su reciente viaje a Estados Unidos fue auspicioso, si nos dejamos llevar por las declaraciones y los trascendidos, aunque falta que muchos proyectos comiencen a concretarse.

            Ahora viaja a Nueva Zelandia, Malasia y países del área y muchos podrían llamarlo “El Presidente viajero”, pero prefiero uno viajero y que concrete la apertura económica de nuestro país, y no encerrado en un anacrónico Mercobluff que fue creado como una panacea y termina beneficiando únicamente a los dos socios grandes, Brasil y Argentina.

            Con buen tino, aunque no sean las medidas necesarias, el gobierno aumentó los derechos de importación a diversos productos argentinos que estaban perjudicando a la industria nacional, entre ellos la harina de soja.

            El problema con la Argentina radica en que el dólar en ese país está sobrevaluado por decisión de su gobierno para permitir la competitividad de los productos argentinos, ya que de otra forma no podrían serlo. A su vez, las exportaciones tradicionales argentinas se convirtieron en “la caja” del gobierno, por lo que el mantenimiento de un dólar alto le permite una mejor recaudación.

            Hablando mal y pronto, y sin entrar a discutir la política interna argentina, este dólar sobrevaluado permite que las exportaciones de determinados productos compitan con ventaja con los productos uruguayos.

            A su vez, cuando nuestro país encuentra un nicho comercial en el que puede competir, los argentinos suben los derechos de importación, tal y como lo hicieron con las bicicletas y los neumáticos reacondicionados.

            Es indudable que el intercambio comercial, incluyendo al socio argentino, Brasil, es de una sola vía y esta situación no puede ser manejada por un país como el nuestro que continúa atado a un sistema en el que quienes lo manejan lo hacen exclusivamente para su beneficio.

            Por el gravísimo problema de las asimetrías, denunciadas por nuestro país y también por Paraguay, se realizaron muchas reuniones, se repartieron espejitos y cuentas de colores, pero la solución continúa deslizándose en el tiempo.

            Cuando nuestro país amenazó con retirarse del Mercobluff, por arte de magia llegaron inmediatamente a nuestro país los Colones, Lula Da Silva y su canciller, prometiendo el oro y el moro, la solución de todos los problemas y la panacea del crecimiento. De esto ya han pasado muchos meses y hasta ahora no hemos visto absolutamente nada, porque las promesas han desaparecido con la última ráfaga de viento.

            A su vez, cuando pedimos libertad para negociar tratados comerciales beneficiosos para nuestra pequeña economía, el gobierno argentino se opone y el brasilero aplaude, por lo que nunca jamás se lograrán eliminar las asimetrías existentes.

            Es cierto que retirarse del Mercobluff puede presentar bastantes problemas para una pequeña economía como la nuestra, pero en algún momento debemos pegar “el grito de Ipiranga” y comenzar nuestro propio camino, solos y sin muletas.

            No es ninguna novedad el que nuestro país sea el mayor crecimiento económico de la región, y la férrea defensa de las inversiones de las plantas de celulosa son un claro ejemplo de la seriedad uruguaya, lo que contrasta con la política de inversiones y de persecuciones que realiza el gobierno argentino, y el mal ejemplo que demuestra al ahuyentar las inversiones con el conflicto por las pasteras. Esto, para cualquier inversor es muy importante, y es una de las razones que, proporcionalmente, nuestro país reciba más inversiones que nuestros vecinos allende el plata.

            No es imposible, aunque simplemente sea una de esas locas ideas que siempre se me ocurren, que el presidente Tabaré Vázquez esté realizando un trabajo de hormiga buscando nuevos mercados externos para que, una vez aceitados y funcionando, pegue la patada definitiva a la puerta del Mercobluff.

            No nos olvidemos que esa, el salir del Mercobluff, fue una idea primigenia de nuestro presidente durante su primera visita a los Estados Unidos.

            Todavía falta mucho, pero si seguimos así, vamos por el buen camino.