Más de mil inmigrantes
muertos en seis meses
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por Graciela Vera
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Periodista independiente
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¿Cuántos seres humanos pierden la vida intentando alcanzar el primer mundo? |
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Las fronteras cuando separan diferencias resultan difíciles de traspasar y endemoniadamente atrayentes.
Hay muchas fronteras y muchas muertes por cruzarlas pero quizás la que nunca nos pueda revelar cuántas vidas ha cobrado es la que separa al continente africano de los países europeos.
Una frontera que en los últimos años se ha convertido en un enorme ataúd donde desaparecen los nombres en la ignorancia de su destino: el Mar Mediterráneo entre África y los países de la Unión Europea y el Atlántico que separa la tierra firme de las Islas Canarias.
Este ha sido un invierno particularmente frío y tempestuoso.
Los ventanales herméticamente cerrados nos permiten observar con admiración y comodidad el ímpetu de las tormentas, los efectos de las ráfagas de viento sobre las aguas y ver a lo lejos la espuma saltando por sobre los espigones del puerto.
Los barcos de pesca permanecen amarrados, pero en ese mar hay una 'cáscara de nuez' a la deriva.
¿Sólo una?
Una patera con 40 inmigrantes que desapareció en aguas almerienses.
Seres que quizás no se llegue a saber de su destino o, se conviertan en cadáveres que aparecerán a capricho de las corrientes.
Se sabe que están allí porque alguien dio aviso. Y se sabe que quedaron solos cuando los guardacostas anuncian que abandonan la búsqueda.
A la agradable temperatura de nuestras casas nos parece increíble ver por televisión a esos hombres y mujeres mojados, tiritando, desesperados, no tanto por las penurias del viaje como por el ser conscientes de su inmediata repatriación.
En los últimos meses del año pasado comenzó una nueva avalancha. Conocemos el número de los detenidos pero se ignora el de los que lograron alcanzar la costa y pudieron internarse tierra adentro y de los que nunca llegaron.
Son tantas las imágenes que hemos visto de situaciones tan similares en su disimilitud que nos sorprende el día que no se trasmiten. Pero algunas representaciones han escapado del acostumbramiento y se han convertido en iconos de referencia que nos hace pensar que aún hay esperanzas para esta humanidad.
El soldado que con su cuerpo dio calor al inmigrante; la mujer que ante la madre subsahariana que había llegado demasiado débil para alimentar a su bebe no dudó en amamantarlo ella.
Sin embargo no podemos olvidar las otras, las del horror, del deseo de que no vuelva a pasar cuando aparece el cadáver de un niño o cuando recordamos la imagen del padre al que no podían abrirle los brazos para tomar a su pequeño hijo porque el frío los había atenazado. Su mujer había muerto ahogada pocas horas antes de llegar los guardacostas al rescate.
CAMBIO EN LAS RUTAS
DE LA INMIGRACIÓN CLANDESTINA
En las últimas semanas las mafias que trafican con inmigrantes han cambiado el modus operandi.
Una mayor vigilancia en el estrecho y a lo largo de las costas andaluzas y una más amplia implicación de las autoridades marroquíes han hecho variar las rutas transformándolas en aún más peligrosas si caben serlo.
Los lugares de partida se llevan cada vez más al sur, en costas mauritanas desde donde cada día, entre 700 y 800 personas intentan el cruce hacia las Islas Canarias.
Así como en España los voluntarios de la Cruz Roja se sienten desbordados por la marea humana que en condiciones lamentables el mar vomita hacia la costa un día sí y otro también, Ahamedu Uld Haye, representante de la Media Luna Roja en Mauritaria aseguró que en esa misma situación se encuentra allí esta organización.
CONSIGNA: LLEGAR O MORIR
Uld Haye Aseguró que un promedio de 800 personas en su mayoría provenientes de Senegal, Malí y Gambia, se lanzan al mar en frágiles 'cayucos'*1 y se considera que el 40 por ciento de las embarcaciones de zarpan rumbo al archipiélago canario naufragan.
Se trata de personas que no tienen nada que perder, que en algunos casos hace mucho tiempo que iniciaron desde sus países el viaje, a pie y en condiciones lamentables y a los que las organizaciones mafiosas les han quitado lo poco que poseían prometiéndoles algo de difícil concreción. Seres que están dispuestos incluso a llegar al suicidio si no pueden realizar el cruce.
No le temen a los peligros del viaje, es más, su consigna es la de llegar o morir en el intento.
La Media Luna Roja cifró en 1.200 a 1.500 el número de inmigrantes muertos en los últimos seis meses en el trayecto Mauritania-Archipiélago Canario.
EUROPA DEBE INTERVENIR
Los estados europeos, receptores finales de esta avalancha que intenta ingresar por la puerta española deben involucrarse más porque de no hacerlo, pronto tendrán entre manos algo mucho más grande que una simple oleada de ilegales; la desesperación no es buena consejera.
En una primera instancia, el gobierno Español ha comenzado recientemente a trabajar en forma coordinada con el de Mauritana en un intento de detener el flujo de inmigrantes ilegales provenientes del África subsahariana que llegan a las costas canarias.
Un trabajo que no resulta fácil puesto que éste país africano no tiene leyes de control de la emigración.
El paso que podría dar una solución a esta situación es la de cooperar en el desarrollo de los países que hoy, por paupérrimos están empujando a sus ciudadanos hacia el primer mundo.
Y Europa se ha concienciado. Pero a medias. El proyecto 'Sea Horse', de financiación europea incluye intercambio de policías de enlace con países africanos. Estará en funcionamiento en Mauritania, Senegal y Cabo Verde este mismo año.
El proyecto implica la aportación de dos millones de euros en los próximos tres años para que miembros del instituto armado sean destinados allí de forma permanente y se aspira llegar a más países africanos en el 2007.
Un proyecto, defendido por el ministro del interior español José Antonio Alonso, que es a simple vista totalmente represivo y cuyas acciones darían continuidad a los resultados conseguidos tras la implantación del sistema integral de vigilancia exterior -SIVE (radares de precisión instalados en la costa andaluza y en la isla de Fuerteventura) que ha repercutido en un descenso en los intentos de arribadas ilegales por estos sitios.
Sin embargo lo que los países africanos necesitan en este momento es ayuda para revitalizar sus economías y eliminar la necesidad de su gente de tener que irse para dignificar sus vidas.
Europa lo sabe y sabe también que, por su propia seguridad, no puede demorar una ayuda de este tipo a los países más pobres del continente africano.
Como lo sabe la joven mujer que vimos hace poco por televisión, de pie ante el océano, esperando la llegada de una patera que nunca llegaría.
*1- Los cayucos son embarcaciones de fibra de vidrio de entre 14 y 18 metros de eslora con dos motores que pueden transportar de 50 a 70 personas.
A pesar de ser más seguros que las inestables pateras, son demasiado inestables en el Océano.
Almería, el sur del norte, febrero 9 de 2006
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