CASO LEBORGNE: MANIOBRA QUE ESCONDE REVANCHAS Y NEGOCIADOS
El libro "La Muerte Nuclear" del periodista Francisco Gonzalez pasó desapercibido para la mayoría de los uruguayos. Ni la prensa -que no se animó a comentarlo por temor a las represalias de la izquierda- ni los libreros -que no osaron ponerlo en sus anaqueles- ayudaron a que la ciudadanía supiera de los negocios turbios del entonces candidato Vázquez. Ahora, con la destitución del Dr. Leborgne vuelve a estar en el candelero el papel de la clínica COR en el negocio de la radioterapia.
DE REVANCHAS Y AMIGUISMOS
Una de las primeras notas que escribí para Equinox Fin de Semana se titulaba La muerte Nuclear y en ella comentaba el libro del mismo nombre que valientemente escribiera el periodista Francisco González.
En dicho libro denuncia la mafia de la radioterapia, donde se destaca el grupo del Dr. Tabaré Vázquez con su clínica COR.
Hace poco, se designó al Dr, Kasdorff uno de los propietarios de dicha clínica, como Director de Radioterapia del Instituto Nal. De Oncología, cosa que destacamos, por ser hasta hace muy poco (el Dr. Vázquez le transfirió sus acciones de dicha clínica a su propio hijo).
Hoy, nos sorprende nuevamente una noticia al respecto y es el relevo del destacádisimo Dr. Leborgne (la mayoría de los médicos que aprecian a sus pacientes, o a sus propios familiares, recomiendan a estos hermanos) por la Dra. Blanca Tasende, a la que se le cerró hace unos años la clínica en la que figuraba como titular.
No quiero hacer ningún comentario ni juicio de valor, ya que el libro de González me exime de ello y por eso, acá ofrezco una serie de fragmentos de dicha publicación, que al ver la luz hace unos 4 años, fue eliminada de plaza (aunque últimamente se ha podido ver en alguna librería), para que los lectores juzguen por sí mismos.
En la década del 30 del siglo pasado, la Radiología en el Uruguay estaba dominada por dos notorias clínicas: las de los doctores Barcia y Leborgne. El doctor Leborgne fue el pionero en el mundo en desarrollar la magnífica técnica de la mamografía para detectar los cánceres de mama en la mujer.
A su vez, el doctor Leborgne, desarrolla también en su consultorio esta novísima pero muy importante técnica, y la crea en el Hospital Italiano. Actualmente sus descendientes, Félix y José Honorio, también reconocidos profesionales que atienden el Centro para la Lucha contra el Cáncer del Hospital Pereyra Rossell, siguen al frente de la que fundara su padre.
Leborgne es altamente reconocido por sus técnicas de diagnóstico mediante la tomografia y la resonancia magnética, como también por su aporte sustancial a la radioterapia. En este plano se hace notoria su visión de actualización, ya que aporta nueva tecnología trayendo el primer " acelerador lineal " del país, de uso en los Hospitales Italiano y Pereyra Rossell donde atienden a los pacientes. Trajo, además, como reconocimiento a que es indispensable aggiornarse con la moderna tecnología, y respetando lo que eran las recientes normas de ingreso de tecnología nueva, de acuerdo con la resolución ministerial Nr.467 de fecha 13 agosto del 2001, el único "Acelerador de Alta Energía" para su clínica de la calle Cuareim.
El "COR" Centro de Oncología y Radioterapia -crece en poder empresarial y en potencial financiero, aún y a pesar de la desaparición del Dr. Kasdorf. Un grupo de médicos devenidos en empresarios y comerciantes, desarrollan y extienden el negocio con frialdad a base de influencias políticas y académicas, y haciendo abuso de poder, con la mínima inversión de capital, comprando equipos antiguos, de segunda y tercera mano que aún hoy están funcionando, con todo y a pesar de los informes categóricos, internacionales y nacionales, que los descalifican para el uso con pacientes enfermos de cáncer. En países del 1er. mundo se los obligaría a desmantelarlos por el riesgo de vida que conlleva su uso para el paciente y por la mala praxis que se realiza.
Otro de los jóvenes discípulos de Kasdorf, es el doctor Tabaré Vázquez, que llega a ocupar la jefatura de radioterapia en el Instituto de Oncología. Este profesional, una vez reintegrada la democracia en el país, procede junto a Kasdorf, según lo revelan colegas que conocen desde adentro la forma operativa, a llevar adelante una serie de relevos que según lo afirman, se vinculan con revanchas que se cobran porque acciones políticas y comerciales lo justifican. Así es que los doctores Glaussius y Sica son alejados del Clínicas hacia otros hospitales, y ellos se dedican también a atender sus otras clínicas instaladas durante aquel período sombrío del país.
Tabaré Vázquez, considerado el artífice político de esta operación silenciosa, le compra al profesor Helmut Kasdorf, la clínica que este poseía y su asociado es Pedro, el propio hijo de Kasdorf. Incorpora entonces a otros dos médicos que suplen a los anteriormente nombrados. Las razones esgrimidas dentro del entorno del Clínicas, es que tanto Sica como Glausius, habían ocupado cargos de confianza muy relevantes durante la dictadura, sin sonrojarse porque él mismo los tuvo.
A partir de esta operación comercial que nace el COR, con Tabaré Vázquez, Pedro Kasdorf, Barcia, Alvaro Luongo y Miguel Torres. Y así sigue la expansión. Alvaro Luongo el " hombre de negocios " del COR y de TV desarrolla para el grupo Clínicas en Salto, Colonia, Treinta y Tres, Cerro Largo y Maldonado, compitiendo abiertamente con quienes manejaban la radioterapia con sentido técnico -científico, como lo hacía y hace Leborgne en el Hospital Pereyra Rossell y en el Italiano.
Nace y se desarrolla acá la Red más importante de presunto tratamiento médico radioterapéutico basado en la fama que se decía tener y que se amplificaba por los medios habituales con que se promociona un producto de consumo masivo, actuando en cambio los " respetables médicos " con una notoria hipocresía, ya que pensaban y hacían teniendo en cuenta el negocio rentable en lo económico, a sabiendas que los equipos utilizados eran obsoletos y tenían que haber sido cambiados muchos años atrás.
Luego Vázquez, a la vez que ejercía la Intendencia de Montevideo y la jefatura política del Encuentro Progresista Frente Amplio, y se candidateaba ala Presidencia de la República, ejercía el profesorado que había tenido antes Helmut Kasdorf en la Facultad de Medicina. Pero, como el propósito comercial era el primario para todo el grupo, como para él mismo, su posición de fuerza le permitía hacer, como efectivamente hizo, convenios de asistencia en radioterapia con las mayores instituciones de asistencia mutual: el Centro de Asistencia del Sindicato Médico del Uruguay CASMU - y la Asociación Española Primera de Socorros Mutuos.
Se le vincula a Vázquez como al grupo que integra, con el manejo "irregular " en la compra de aparatos provenientes de la Argentina, todos de segunda mano y sin estar en las debidas condiciones de funcionamiento. Acá los memoriosos nos recuerdan sin ahondar demasiado porque fue público y notorio, de algún juicio en el que Tabaré Vázquez se vio envuelto y del que salió indemne por falta de conocimiento de la materia de parte de quienes tuvieron el tema a estudio y por sus influencias dentro del pequeño grupo de profesionales existente en el medio en el que todos se conocen.
En uno de esos contratos a que nos referimos, el del CASMU, al cual lo tenemos plenamente documentado con su propia firma, se pauta claramente que, por la prestación de sus servicios, la clínica COR recibe mensualmente la para nada despreciable suma de U$S 27.000 (veintisiete mil dólares americanos por mes).
El contrato se firmó el día 1°. de marzo del 2002, rubricándolo por el CASMU, el presidente y el secretario de la institución, doctores Tito País y Mauricio Ardus, y por el Consultorio de Ontología y Radioterapia COR SRL - los doctores: Tabaré Vázquez, Alvaro Luongo, Miguel Torres y Pedro Kasdorf, en su calidad de directores fijando domicilio en la calle Soriano 1171.
Hoy no se acepta en ninguna parte del mundo un equipo de Cobalto que funcione a menos de 80 cm, la piel. En el Uruguay aún funcionan equipos que operan a 55 cm, lo que no sólo es un atraso sino una actitud criminal de quienes los operan y de los que permiten que operen en esas condiciones, porque al alcanzar la profundidad en los haces que irradian, producen serias lesiones en la piel del paciente dermatitis.
Tampoco se admite hoy en el mundo que funcionen equipos de Cobalto con fuentes de más de 5 años porque no sólo es un atraso, sino que al aumentar el tiempo de tratamiento, aumenta el riesgo que paciente se mueva y que la radiación no vaya al tumor sino a los tejidos normales vecinos.
De las aberraciones del sistema, habla claramente el hecho que en el Uruguay aún funcionan equipo que tienen más de 30 años, sin mantenimiento adecuado, cuando no se acepta mundialmente que el equipo de cobalto en buenas condiciones funcione luego de mas de 10-15 años de fabricado.
Hoy en el mundo se realiza la radioterapia de tumores profundos, exclusivamente, con Aceleradores Lineales, quedando las Bombas de Cobalto para tumores relativamente superficiales y tratamientos paliativos, es decir de alivio al dolor.
En Uruguay, la Clínica COR, que ya presentamos y el Hospital de Clínicas, tratan tumores profundos con Bombas de Cobalto, y en caso de las dos comerciales privadas, usando equipos obsoletos, antigüedades propias de un museo, que aplican los tratamientos a 55 cm de la piel con todos los riesgos que ello supone para la vida del paciente.
Bueno es destacar que hasta el año 2000, las clínicas que fueron clausuradas en Colonia, San Carlos y Treinta y Tres, usaban estos equipos. La clínica de Florida no fue clausurada y la clínica COR tampoco, aunque con serias observaciones que ya veremos.
Muchos pacientes han sido, sin lugar a dudas, mal tratados, negligentemente tratados. Los médicos responsables de estos centros saben que esto es así, y lo han seguido haciendo reiteradamente, en forma que podría considerarse alevosa desde que no ignoraban el mal estado de los equipos ni los riesgos a que estaban expuestos los pacientes y todos cuantos trabajan en las tareas habituales, como así también los familiares que les acompañaban, sin contar el peligro de la contaminación ambiental.
Han invertido las cuantiosas ganancias habidas mediante la mala praxis médica, como lo comentan sus propios colegas, en campos, autos de lujo, embarcaciones, cómodas casas y otros bienes materiales, en vez de re- invertir en la compra de tecnología de punta que los justificaría como lo que proclaman ser: serios profesionales médicos al servicio del bien público, y no sólo unos meros comerciantes especuladores, interesados únicamente en el logro de mayores ganancias.
Las fuentes de información que debimos consultar para mejor conocer cl oscuro panorama de este rubro de la medicina, que, lógicamente han pedido resguardar su identidad, nos dicen que esos mismos actores han traído equipos usados desde la Argentina con documentos adulterados. Pero además, mencionan como uno de los elementos inexcusables, el silencio de la prensa roto en parte en fecha reciente y de forma breve por uno sólo de los medios televisivos y de algún juez Se refieren al hecho porque, en este caso según dicen sin que hayamos podido confirmarlo plenamente- , hubo muchos pacientes que han denunciado estas graves violaciones, y también que han habido quejas de los propios colegas radioterapeutas muchos de los cuales se han visto desplazados de trabajar en esta especialidad, por el mero interés de lucro mercantilista de algunos de estos grupos mencionados.
De nuestra parte hemos hecho consultas a nivel del fuero penal refiriéndonos a los hechos en la materia y todavía estamos a la espera de alguna respuesta, que sabemos se podrá demorar todavía algún tiempo si tenemos en cuenta que la propia justicia no cuenta con los fondos necesarios para operar el sistema. porque el presupuesto de que dispone no alcanza para cubrir las necesidades mínimas.
Si para el momento en que alguien se decida a investigar el origen, la documentación y el ingreso al país de estos equipos y de las pastillas de Cobalto renovadas, muchas de las veces inadecuadas y de mayor potencia que las admisibles, generando riesgos para los pacientes y los funcionarios, ese alguien y la propia opinión pública, se llevarán una sorpresa mayúscula.
Los informantes señalan a un ex integrante de la Comisión de Energía Atómica de la Argentina. representante e importador de equipos usados de radioterapia, como el que envía los equipos obsoletos. convenientemente repintados, como uno de los proveedores de la conexión Argentina.
Así el equipo instalado en la clínica de San Carlos, Maldonado, propiedad del doctor Luongo en sociedad con otra doctora, observado y luego clausurado por graves falencias técnicas y de funcionamiento.
El de Colonia corrió la misma suerte, a pesar que la profesional que figuraba como titular era la doctora Tasende, que dicen es la mano derecha del Dr. Vázquez en el COR, y quien dirige la Escuela de Graduados del Hospital de Clínicas, escuela de la que anteriormente era titular el doctor Sica.
En la ocasión, los pocos profesionales informantes, todos ellos, movidos por el elevado propósito que es el de mantener en alto la ética y la moral médica, han coincidido en apuntar sus miras contra algunos dueños de la red de clínicas, con la que pretenden erigir un casi monopolio de la atención radioerapéutica nacional: el COR, en primer lugar.
En lo que refiere al mencionado convenio comercial con el CASMU y a la absoluta exclusividad que en él se otorga al COR, debemos reiterar que fue denunciado por jóvenes oncólogos independientes y por algunos otros, que señalaron que el Centro de Asistencia del Sindicato Médico del Uruguay debía tener su propio Centro y no tercerizar, y menos haber otorgado la exclusividad como lo hicieron.
El tema de los reclamos recibió el carpetazo de archivo decretado por la directiva del propio CASMU.
Al caso nos destacan que entre los reclamantes a que se refieren los denunciantes, se encontraba el doctor Santni, actual Director del servicio en el Instituto de Oncología del Ministerio de Salud Pública, quien tenía como objetivo fundamental desarrollar este importante servicio público para atención de los pacientes que lo requirieran. Es decir, este jerarca no deseaba que fuera otro negocio privado de un grupo dedicado a ganar con la salud, sino que cumplía con su deber y actuaba en defensa de los derechos inalienables de la salud que tiene cada ciudadano.
A la vez, él pensaba en poder vender los mencionados servicios del acelerador que posee el centro. Pero se encontró con la valla insalvable que le pusieron los "privatizadores" que actuaban en clara defensa de sus intereses comerciales eliminando la competencia que podría haberles significado la prestación de un servicio público de muy alta calidad a los pacientes y que, además, ofrecía la seguridad total que los aparatos viejos que aún tiene esa empresa llamada COR, y las otras, no poseen. Esta denuncia, que según nos afirman se la puso en su momento en conocimiento del Sindicato Médico, fue archivada por imperativo de las presiones políticas emanadas de algunos sectores.
Como dije al principio, no es necesario ningún comentario, sólo preguntarse si ésta es la ética con la que tanto hace gárgaras el Dr. Vázquez, porque entonces la cosa es mucho más triste de lo que parece, ya que los Leborgne son la eminencia gris de la radioterapia en el Uruguay y en el Pereyra Rosell se tratan a los niños uruguayos.
Con eso no se juega.
Cortesía de El Plata.info