YO FUMO, Y ESTOY DE ACUERDO. SIN EMBARGO...
por Helena Arce
Estoy sí, de acuerdo con la campaña contra el tabaquismo. Comencé a fumar a los 14 años, hasta el maravilloso día en que descubrí que llevaba a mi hijo en mis entrañas. Ese mismo día, cuando mi esposo me llamó por teléfono a los efectos de decirme que el análisis había dado positivo, pues en esa época aun había que matar al sapo, me repelió el mismo cigarrillo que tenía en la mano, y dejé de fumar, desde ese día de junio de 1986 hasta el mes de julio del año 2002, dejé de fumar. Y en medio de todo eso pasó la vida, con sus luces y sus sombras, sin embargo nunca necesité volver a prender un cigarrillo.
En los crueles días del 2002, cuando vimos hacerse añicos lo que estábamos logrando con el sacrificio de tantísimos años, sumado a la cruel enfermedad que se llevó a mi ya anciana madre, sufriendo desesperadamente; ante un inconveniente más de tantos, prendí un cigarrillo que por allí andaba. Desde ese día he vuelto a fumar, no me desespera el hecho de dejarlo, se que en algún momento lo dejaré, así como lo dejé aquel maravilloso junio de 1986, algo maravilloso sucederá en mi vida, obviamente a esta altura no será la alegría de otro hijo en las entrañas, pero algo bueno ocurrirá y lo dejaré. Posiblemente el aumento del precio me ayude a lograrlo.
Estoy de acuerdo en la reglamentación de que no se fume en lugares cerrados, yo misma evito hacerlo cuando hay allí personas que no fuman, o incluso aunque todos fumen si el lugar es muy encerrado. Estoy de acuerdo en subir el nivel de los precios mediante impuestos, estos ayudan a recaudar y desincentivan el consumo en alguna medida.
Sin embargo, me preocupan varios puntos al respecto:
EL OPORTUNISMO:
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Fumando espero
Fumar es un placer
genial, sensual.
Fumando espero
al hombre a quien yo quiero,
tras los cristales
de alegres ventanales.
Mientras fumo,
mi vida no consumo
porque flotando el humo
me suelo adormecer...
Tendida en la chaisse longue
soñar y amar...
Ver a mi amante
solícito y galante,
sentir sus labios
besar con besos sabios,
y el devaneo
sentir con más deseos
cuando sus ojos veo,
sedientos de pasión.
Por eso estando mi bien
es mi fumar un edén.
Dame el humo de tu boca.
Anda, que así me vuelvo loca.
Corre que quiero enloquecer
de placer,
sintiendo ese calor
del humo embriagador
que acaba por prender
la llama ardiente del amor.
Mi egipcio es especial,
qué olor, señor.
Tras la batalla
en que el amor estalla,
un cigarrillo
es siempre un descansillo
y aunque parece
que el cuerpo languidece,
tras el cigarro crece
su fuerza, su vigor.
La hora de inquietud
con él, no es cruel,
sus espirales son sueños celestiales,
y forman nubes
que así a la gloria suben
y envuelta en ella,
su chispa es una estrella
que luce, clara y bella
con rápido fulgor.
Por eso estando mi bien
es mi fumar un edén.
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Ayer mantuve un diálogo con una señora, con acento paraguayo, que representa a una empresa que se dedica a vender Aloe, la señora dijo ser médica recibida en el Uruguay jubilada, andaba visitando establecimientos para ofrecer su tratamiento antitabaquismo, mediante la utilización de estos productos. Tal vez sea bueno el tratamiento, pero me preocupó muchísimo su prédica acerca de la ineficacia de los tratamientos gratuitos que ofrecerá el Ministerio de Salud Pública. Ya se empieza a notar en el aire, entonces, el oportunismo de quienes encuentran una veta donde sacar dinero, y si bien esto en si no es malo, la falta de ética al hacerlo no es saludable.
El fumar es una adicción y para curarla hace falta un tratamiento, pero para ello es necesario que el mismo se dicte seriamente por profesionales adheridos a la política que desde el organismo competente, en este caso el Ministerio de Salud Pública, se ordene. Por ello creo que debe controlarse seriamente todos los otros intentos que únicamente quieren lucrar con el hecho. Por supuesto que tengo el nombre de la señora y el de la firma que representa.
LA CAZA DE BRUJAS
El fumador, es un adicto, pero es un adicto cuya conducta social no cambia por fumar, se hace daño a si mismo, y al fumador pasivo. Bien salvaguardemos a aquellos que no fuman, obligando al fumador a que no lo haga en sitios cerrados donde hace fumar también a quien no quiere hacerlo, ayudemos al fumador a tomar conciencia del mal que se hace a si mismo. Pero no persigamos al fumador como no se hace y debiera, al adicto al alcohol, o a las drogas. El fumador no pierde la noción de sus actos, como el adicto al alcohol. Ni pierde el dominio de su conducta al punto de matar, robar, agredir en cualquier forma sin límites a los demás miembros de la sociedad, como los viciados con la droga.
Creo que si debe crearse una conciencia del mal que hace fumar, al que fuma, y al que no fuma, sin embargo llevemos esta campaña por los carriles lógicos, y no pretendamos establecer hechos que la realidad irrefutable, demuestra que no son realidad. La citada señora, doctora jubilada vendedora de aloe, insistió en convencerme que del cigarrillo al alcohol o a las drogas hay un solo paso, y yo ya tengo casi medio siglo vivido, el fumador no necesita además beber y/o drogarse, son realidades totalmente diferentes.
PRIORIDADES
Estoy de acuerdo con la campaña antitabaquismo, estoy de acuerdo que se luche para que aquellos que fumemos empecemos por no hacer fumar indirectamente a quienes no quieren hacerlo, y también en que recibamos ayuda para dejar el vicio del cigarro, que es sin duda un asesino silencioso. Es lógico y era de esperar que teniendo la increíble suerte que quien rige los destinos del país, sea nada menos que un oncólogo, se preocupe por el tema, y es bueno que así sea.
Sin embargo la experiencia muestra que cuando a un fumador se le pide que no fume donde hay personas que no fuman, puede salir sin matar a nadie a fumar a un lugar abierto, puede tal vez esperar a estar solo, o buscar estarlo para ello. El fumador puede manejar un auto fumando, o luego de haber fumado sin convertirse en un peligro para nadie, no hay fumadores que hayan golpeado, matado o robado para lograr surtirse de su vicio.
Hoy nuestra sociedad, y en especial la juventud, se encuentra inmersa en males más peligrosos. El alcohol y la droga si trastornan la conducta de las personas adictas. Estos vicios dañan no solo por el contacto del aire, convierten a sus adictos en golpeadores, incluso en asesinos al no ser dueños de sus actos, roban para vender lo obtenido para comprar droga y / o alcohol. Manejan autos bajo el efecto de sus vicios y se convierten en un peligro para todos.
Una persona borracha manejando un auto, una bicicleta, trabajando es un peligro para si mismo, para los que están al lado y también para los que simplemente están pasando cerca. Un drogadicto es peor aun, es un peligro para toda la sociedad, incluso para aquellos que están tranquilamente en su casa durmiendo.
Por ello si estoy de acuerdo con la campaña antitabaco, pero por favor, sin dejar de abocarse a ella, luchemos con todas nuestras fuerzas para concienciar a los habitantes de este país lo imprescindible de convertir al Uruguay en un país libre de droga y de abusadores del alcohol. Aquellos que beben sin medida, o utilizan drogas, necesitan hacerlo cada vez más, y los efectos que causan en ellos no se solucionan diciéndoles que lo hagan cuando están solos, u obligándolos a salir a un balcón.