PROBLEMAS POLÍTICOS
DE SALUD
por Alvaro Kröger
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Cuando el 6 de agosto de 1945, la primera bomba atómica explotó sobre Hiroshima, quedó demostrado el poder de la desintegración del átomo. En este caso concreto se usó para destruir una ciudad entera y demostrar así a los japoneses a lo que se enfrentaban.
Una vez conseguida la paz el desarrollo de esta fenomenal fuerza fue siendo investigada para usos civiles, a parte de que se siguió la investigación para usos militares.
Pero lo que aquí interesa es el uso civil de la desintegración del átomo, que entre otras cosas tiene, digamos como subproducto, una serie de radiaciones, que comúnmente se le llama radioactividad.
Rápidamente el cuerpo médico se dio cuenta que utilizando, controladamente y en dosis muy bien estudiadas, esa radioactividad podía aplicarse con éxito en el tratamiento fundamentalmente del cáncer. Fue el primer paso serio que dio el hombre en el tratamiento de esta enfermedad y que dio resultados alentadores.
Aparecieron una serie de aparatos que dosificaban radiaciones, pero, como todo invento, tenían sus graves inconvenientes.
En su momento apareció un aparato revolucionario que se llama bomba de cobalto, muy superior a sus antecesores, ya que lograba enviar las radiaciones a los puntos dónde debían ir, pero tenía un inconveniente: la cercanía de la fuente radioactiva de la piel del paciente. Por este hecho, los tratamientos radiológicos tenían serias contraindicaciones.
Luego de intensas investigaciones de determinó que la distancia mínima para un tratamiento eficaz y que no tuviese contraindicaciones es de 80 cms. mientras que la bomba de cobalto el máximo de distancia que se le puede dar entre la fuente radioactiva y la piel del paciente es de 55 cms. Estos pocos centímetros hacen una diferencia enorme.
El aparato que se utiliza ahora se llama acelerador de partículas y tiene una eficacia 100% superior a la bomba de cobalto.
Una vez explicado lo que son los aparatos que se usan en radioterapia, vamos a abocarnos a un problema que se suscitó en los últimos días en torno a esto.
Los profesores José y Félix Leborgne, fueron durante muchos años, los que condujeron el Servicio de Radioterapia del Hospital Pereira Rossell. No son hombres particularmente simpáticos, pero son dos magníficos científicos. Fueron ellos los que trajeron el acelerador lineal de partículas, que tiene una particularidad: debe haber un físico especializado en radiología, para hacerle un mantenimiento diario al equipo, no es cualquier mecánico el que lo puede hacer.
Este físico, que estaba en el Pereira era pagado por los profesores Leborgne, no por el Estado.
Sabido es que el Presidente de la República fue la competencia de los Leborgne, aunque siempre éstos estuviesen un paso adelante, desde el punto de vista científico, de la Clínica COR. Cuando el Dr. Vázquez asumió la Presidencia de la República, traspasó sus acciones de la misma a uno de sus hijos.
Insólitamente los Leborgne fueron destituidos de la dirección del Servicio Radiológico, por una oscura radióloga (ex-integrante del grupo COR), con un pasado no muy claro, ya que le cerraron una clínica (del grupo COR) en Colonia por utilizar equipos obsoletos. La Dra. de marras es Blanca Tasende.
Desde el Ministerio de Salud Pública se informa de estos hechos de forma muy incoherente: unos dicen que ya hace demasiado tiempo que los profesores Leborgne están allí, otros voceros dicen que Dios no trabaja en el Pereira, la Ministro, al consultársele salió por la tangente.
La cruda realidad es que el Servicio de Radiología del Pereira Rossell, está parado, porque la novel directora Tasende quiere comprobar de que el equipo funciona bien. El problema es que sólo hay dos físicos especializados en radiología en Uruguay, y uno está con los Leborgne y el otro seguramente estará trabajando en algún lugar mucho mejor remunerado que el Ministerio de Salud Pública.
Las declaraciones de los actuales jerarcas es que ahora el equipo está funcionando normalmente y que se van a cumplir los compromisos contraídos. Pero si no tienen al técnico especializado en ajustar la máquina, dudo mucho que sirva para algo.
En todas las profesiones hay publicaciones homologadas que publican trabajos de los especialistas de cada ramo. Estas publicaciones son absolutamente apolíticas y sólo les interesa el contenido de los trabajos que reciben: por su colaboración a la ciencia que pertenecen, por la originalidad del trabajo, por nuevos enfoques a problemas no resueltos; en fin son publicaciones de altísimo nivel y de los trabajos que reciben anualmente rechazan el 99%, es así que en la revista National Library of Medicine de Estados Unidos, se reúnen los artículos más destacados de los médicos de todo el mundo.
Un lector de Informe Uruguay nos acerca la siguiente información:
¿Quién es el Oncólogo más Destacado?
Hay un modo bastante fidedigno de responder a esa pregunta. Se trata de efectuar una consulta a la base de datos de la National Library of Medicine de los EE.UU., en la que se incluyen solamente los artículos científicos publicados en las revistas llamadas "arbitradas", que son las que deciden la inclusión de un artículo solamente después que el mismo es sometido a un comité de evaluación integrado por especialistas.
Obviamente, se trata de las revistas científicas más prestigiosas de mundo.
Las búsquedas se hacen por apellido e inicial del nombre en la dirección http://www.ncbi.nlm.nih.gov
http://www.ncbi.nlm.nih.gov/entrez/query.fcgi?CMD=search&DB=pubmed>
(Si dos cuadrados aparecen en el texto deben ser sustituidos por signos de es igual).
Y están abiertas a cualquier internauta. Ud. puede entrar en ellas, aquí no hay manipulación posible sino simplemente haga click en el vínculo.
De allì resulta:
Félix Leborgne (Leborgne F) figura con 53 artículos científicos publicados.
José Honorio Leborgne (Leborgne JH) figura con 23 artículos.
Blanca Tasende no figura.
Pedro Kasdorf (Kasdorf P) figura con un artículo.
Tabaré Vázquez figura con tres artículos: uno de 1976, otro de 1980 (los años de la dictadura fueron los de sus ascensos, sus becas en el exterior y su gloria académica) y otro de 1997.
La búsqueda Vázquez arroja 26 resultados, pero en su mayoría refieren a Tara Vázquez (pediatra norteamericana), a T. Vázquez Lepinette (profesor de la Universidad de Valencia), a Trinidad Vázquez de la Universidad de Barcelona y a otros varios T Vázquez que nada tienen que ver con el Presidente de Uruguay .
Con estos antecedentes, al alcance de cualquiera que los consulte, los doctores Leborgne fueron destituidos por la Ministro de Salud Pública, María Julia Muñoz, de su posición al frente del Instituto de Radiología y Lucha Contra el Cáncer del Hospital Pereyra Rossell, para colocar en su lugar a la Dra. Blanca Tasende, ex empleada de Vázquez.
Y la misma Ministro designó a Pedro Kasdorf, socio de Vázquez en su empresa médica, como Director del Instituto de Oncología.
La clínica propiedad de Vázquez (lo sigue siendo, por más que haya transferido las acciones a su hijo) no quiere que sus competidores figuren en ninguna posición en la administración pública y simplemente los mandó degollar administrativamente.
¿Corrupción?
Sí, de la peor que existe: se desvía el poder del Estado para favorecer una empresa comercial que es ni más ni menos que del Presidente de la República.
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Aparte de poner como Directora del Servicio de Radiología a una persona vinculada a la clínica COR; la Ministro designó como Director del Intituto de Oncología al Dr. Pedro Kasdorff, antiguo socio del Dr. Vázquez y actual socio de la Clínica COR.
Estas designaciones van a ser investigadas por las Comisiones respectivas del Poder Legislativo, pero desde ya auguro que no va a pasar nada. Este tipo de corrupción, este tipo de nepotismo, que tanto se le achacó a los partidos tradicionales, lo están haciendo desde el gobierno sin vergüenza de ningún tipo. Al menos los partidos tradicionales sabían hacer estas cosas, y no digo que no las hicieran, pero sí lo hacían con elegancia, y no como un elefante en una cristalería.
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