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Año V Nro. 346 - Uruguay, 10 de julio del 2009
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Estados Unidos ha prorrogado en favor del Ecuador los beneficios de la Andean Trade Promotion and Drug Eradication Act (ATPDEA), excluyendo a nuestro país que esperaba la reposición de esos beneficios, suspendidos al finalizar el gobierno del presidente George W. Busch. La ATPDEA no es un convenio internacional; es “un régimen de excepción otorgado unilateralmente por los Estados Unidos al Perú, Bolivia, Colombia y Ecuador para apoyar la lucha contra el tráfico ilícito de drogas”. Varias veces fue extendida su vigencia. Ahora se la ha renovado sólo para el Ecuador, ya que el Perú y Colombia han suscrito con Estados Unidos tratados bilaterales de libre comercio; TLC’s que, para los populistas, son impensables. La concesión de preferencias, supone el interés de Washington en contar, en reciprocidad, con mayor eficacia en las mencionadas acciones contra la producción y el tráfico de drogas ilegales. Esto se sabía, y coincide con la trascendencia mundial de la lucha contra el narcotráfico. Pero, en cuanto a la eficacia y decisión del actual gobierno, hay serias y fundadas dudas por el gran incremento de las áreas de cultivo de coca, de cuyas hojas se obtiene la cocaína. Antes de la exclusión, personeros del gobierno boliviano insinuaban el propósito del gobierno de concertar un convenio comercial con Estados Unidos –no un TLC– de largo alcance y sin condiciones, y pretendían, por esta vía, conservar las preferencias aduaneras para Bolivia. Simultáneamente, en Washington había rogativas del oficialismo boliviano para pedir que se mantengan esas preferencias, en el marco de la ley norteamericana. Todo en medio de insultos y estridentes declaraciones presidenciales. Quizá, privadamente, se reconocía que no se conseguiría nada con la bravuconería y los dicterios. La disyuntiva era: o se comenzaba a luchar efectivamente contra el narcotráfico y se bajaba el tono de los inflamados discursos y declaraciones, lo que no coincidiría con la agresiva posición de los populistas y chavistas, o se seguía en la “mala onda”, y se perdían las preferencias. Se eligió la segunda opción. Ya excluida Bolivia hay diversas reacciones: decepción en cientos de pequeños empresarios y miles de trabajadores que se beneficiaban con este programa estadounidense; y, por otro lado, la andanada de nuevos y gruesos insultos presidenciales (el presidente Barack Obama es un “mentiroso”, dijo Evo Morales) a los que se ha unido el vicepresidente con insinuaciones ofensivas, lo que aleja el diálogo y la posibilidad de una futura concertación. El oficialismo afirma que la pérdida de los beneficios no ocasionará daños sensibles a la economía nacional, ni afectará negativamente a microempresarios y trabajadores. Pero ya se perdieron 9.000 empleos, y otros 7500 están en riesgo. El presidente Morales y otros funcionarios, repiten que se abrirán otros mercados: Cuba, Venezuela, Irán, etc., a sabiendas de que éstos, en conjunto, no son suficientes, o no están dispuestos a recibir nuestra oferta exportable sin cargas aduaneras. Es más, hay mercados –como el venezolano– que no son confiables. Ni los millones de dólares perdidos y que se perderán, ni la desaparición de tantos empleos, preocupa a los gobernantes. O, en realidad, es que asumen la actitud de la zorra de Esopo: las uvas, ante su incapacidad de alcanzarlas, están verdes… © Marcelo Ostria Trigo para Informe Uruguay
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