La joda sigue en el país
por Carlos Peralta
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Y la joda sigue en el país. A pesar de estar ya casi dos meses en el poder el nuevo gobierno poco o casi nada ha hecho para demostrarnos que estamos viviendo un proceso de cambio. Muchos me dirán que es corto el plazo para vislumbrarlo. Y tendrán razón. Otros me recordarán que hace apenas 50 días se fueron los últimos responsables de 61 años de robo, descalabro y pobreza en la República. Y nadie podrá argumentar lo contrario.
Me señalarán, probablemente, que nunca en tan corto tiempo nos volvimos tan impacientes a la hora de esperar resultados de las nuevas autoridades del país. Y les responderé afirmativamente porque no se puede negar el tremendo grado de impaciencia que nos envuelve para ver el cambio.
Sabíamos que nada le iba a ser fácil a Fernando Lugo. Que no bastaba el deseo de cambio para producirlo de manera efectiva. Comprendimos que con gente nueva en la conducción del gobierno se deberá pagar el derecho de piso debido a la inexperiencia en el manejo de la cosa pública.
Sospechábamos también que la enorme masa de funcionarios públicos, para defender sus puestos de trabajo, pondría permanentemente obstáculos, piedras y trampas a los nuevos directores de las instituciones del Estado para desacreditarlos de manera permanente. Que los responsables del fracaso y la quiebra de las entidades estatales se protegerían y con la complicidad de jueces y magistrados venales no podrían ser sancionados ni echados de sus puestos de trabajo.
Confirmamos que los líderes de los Partidos Políticos paraguayos mintieron al afirmar que apoyarían a construir el cambio. De los colorados ya no esperamos prácticamente nada. Fundieron el país, destrozaron las instituciones, y siguen causando problemas porque se les cortó la manguera que llenaba sus bolsillos.
Los liberales siguen esperando ocupar los espacios dejados por los colorados en las instituciones públicas y no han sido capaces de presentar un solo proyecto que apunte al desarrollo del país. Para agravar la situación tenemos que pagarles millonarios montos, en concepto de subsidio electoral, por no hacer nada.
Los de Unace, con su líder a la cabeza ya fueron denunciados por el propio Lugo de estar gestando un complot para derribarlo del gobierno en complicidad con Nicanor Duarte. Y no pasa nada. Los partidos o movimientos de izquierda no terminan nunca de pelearse entre ellos y no entienden que el país lo construimos todos o lo fundimos todos.
Pero lo que no estaba en los cálculos de nadie es el carácter irresoluto de nuestro presidente. Necesitamos saber qué tipo de país tendremos de su mano. Ya vivimos la experiencia de los colorados y no queremos repetirlo, por lo menos en un futuro cercano.
Hasta el momento Lugo solo dio muestras de inoperancia en la toma de decisiones. Todos los sectores le piden definición y resolución. Campesinos, obreros, empresarios, productores agrícolas, ganaderos, sindicatos, industriales, estudiantes y otros sectores le han pedido y hasta casi rogado que se anime a tomar medidas al frente del gobierno.
Pero nos encontramos con una persona temerosa, al parecer, de tomar determinaciones. Su miedo a equivocarse le paraliza. Lugo no sabe que el pueblo puede perdonar errores pero no podrá disculpar la falta de osadía, de arrojo y coraje para conducir este barco.
Todos esperábamos que iniciara su gobierno con claras y profundas medidas en lo económico y social. Pero, hasta ahora además de la gratuidad de consultas e internaciones en los hospitales públicos o la declaración de emergencia en el Chaco poco o nada ha hecho por el cambio.
Lo de la transparencia de los fondos sociales de Itaipú fue al olvido. Sólo unos pocos podrán acceder a esos documentos. La seguridad sigue en déficit, con el agravante que ante la inoperancia policial los vecinos se organizan para cazar y castigar a los delincuentes. El campo está al borde de una explosión. Todos le piden decisiones, resoluciones, pero Lugo está en otra sintonía.
Si comete errores se podrá comprender. El que no hace nada es el único que no se equivoca pero el que toma decisiones corre riesgos de equivocarse pero siempre tendrá la oportunidad de corregir rumbos. Y es de verdaderamente hombres reconocer los errores y enmendarlos.
Aún sin cumplir dos meses en el poder este gobierno ya tiene en su haber la muerte de un dirigente campesino, un enfrentamiento permanente con el sector productivo, amenazas, extorsiones a los propietarios de tierras, secuestros y delitos. Es cierto que los problemas actuales fueron heredados de años de desgobierno colorado, pero a casi dos meses de ser expulsados del poder la sensación que se tiene es que la joda continua en el país.
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Fuente: La Nación/Paraguay |
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