2 de Noviembre
La muerte anunciada |
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“La aurora termina en la tarde y el hombre en la muerte”.
El pensamiento de Lamartine nos permite comenzar la nota, conscientes de que se trata de un tema polémico y sobre el cual cada lector tendrá su opinión.
Como sucede anualmente estamos a pocas horas del 2 de noviembre y nuevamente se estará repitiendo la cita obligada porque el almanaque nos estará diciendo que deberemos desfilar silenciosamente por los cementerios.
Una vez más las lápidas se cubrirán de flores, aunque muchas estaban olvidadas desde el año pasado o quizás antes. Algunas personas (cada vez menos) portando flores, velas y algunos mensajes dirigidos a la eternidad estarán allí como mudos testigos de un encuentro fugas de la vida con la muerte eterna.
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Cementerio. Un término de origen griego que significa “donde dormimos” y que luego entre los cristianos estaba destinado al reposo final o lugar de los cadáveres. La historia nos recuerda que desde el “principio” ya se venía separando a los muertos de acuerdo a su pasaje por la vida. De esta manera los muertos de mejor situación económica eran sepultados en las iglesias, mientras lo pobres terminaban con los huesos en el campo.
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Una visita cada vez más rápida a los cementerios, para tranquilizar la conciencia y recordar amigos, familiares, circunstancias y acontecimientos que alojados en el nunca más se perdieron irremediablemente. Por lo general algunos epitafios que obedecen más a la tradición que al sentimiento afectivo de los familiares.
Si bien los cementerios nunca se ganaron nuestra simpatía, los hemos visitado en formar reiterada ante la desaparición de amigos o familiares, encontrándonos con algunas lápidas cuyos nombres nos recuerdan hechos y circunstancias vividas por el difunto en su transito terrenal.
En una oportunidad nos detuvimos ante una tumba muy sencilla en cuya lápida se leía la siguiente sentencia: SI NO CONOCES LA VIDA, NO TE PREOCUPES CON MI MUERTE. Se refleja en la misma lo que debe ser el pasaje por la vida con su carga de alegrías, tristezas, victorias y derrotas.
En un tema tan polémico como delicado dejemos que los grandes pensadores nos ofrezcan estas reflexiones: “El morir es una cosa tan natural como nacer; solo los hombres se han empecinado en darle otro carácter.” (Bacón). “Vivir es una enfermedad, el sueño es un paliativo y la muerte el remedio infalible.” (Chamfort) “La vida de los muertos no cabe en el ingenio de los vivos.” (Cicerón) “Meditando sobre la muerte, he podido comprobar que es el menor de todos los males.” (Bacón) “La naturaleza no es más que una sucesión de nacimientos y muertes.” (Diderot) “Nacer es comenzar a morir.” (Gautir) “No conviene comprobar si existe, de allá no se vuelve.” “Dante (Aligieri) “Todo nace, todo pasa, todo llega a su termino; la ola se pierde en la playa, a la hoja se la lleva el viento, la aurora termina en la tarde y el hombre en la muerte.” (Lamartine)
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