|
Los “buenos” y los “malos” Escribe: Ernesto Martínez Battaglino |
|
|
Desacostumbrado a ponerme a pensar en un tema que pueda ser interesante y que pueda justificar escribir un artículo para I.U., me hace dudar de tener la capacidad y el adecuado training como para volver a hacerlo, aunque, instado por el amigo Raúl Seoane que me mojó la oreja, tildándome de “vago” si no me animaba a desarrollar un artículo con algo muy simple y muy escueto que había escrito -como reflexión- motivado por cierto informe periodístico sobre un hecho de notoriedad presentado en el programa de TV, “Zona Urbana”, referente a la Intendencia Municipal de Maldonado, es que ahí voy.
En más de una oportunidad me he manifestado contrario al estilo y a la forma de ser encarado el referido programa, pero su crudeza para llevar a conocimiento público determinados actos y actitudes de gobernantes, de industriales o comerciantes, de profesionales, de gente común en sus actividades y vidas cotidianas, muchas veces nos hacen despertar el interés, dado que se propagandea, como es lógico, varios días antes de la audición, marcando, escuetamente, los temas a tratarse, cosa de incentivar la curiosidad y el interés de la audiencia.
Y así aparece el tema principal a tratar, que son las denuncias penales contra la Intendencia Municipal de Maldonado que se están consustanciando en el juzgado penal de la capital departamental, con la presencia en los estudios de Canal 10 de Montevideo –lugar desde donde se emite el referido programa- del propio Intendente Municipal de Maldonado, Sr. Oscar de los Santos.
Demás está el abundar en la importancia de conocer cual sería la defensa y razones que el señor intendente esgrimiría, ante las abundantes denuncias que habían salido a luz por los curules del Partido Nacional, denunciantes ante la Junta Departamental y ante el Juzgado Penal de Maldonado, por lo que solo se conocía la versión de una de las partes.
Oído el señor de los Santos, lo que a la postre quedó, lamentablemente, fue una sensación de vergüenza ajena en los televidentes. Las denuncias se fueron desgranando con crudeza, pero cuantos más argumentos el intendente esgrimiera en defensa de lo actuado, lo que lograba era el de empeorar aún más la situación, denotando incapacidad, desconocimiento del manejo de un organismo público e ignorancia de la propia ley.
Y las denuncias fueron desde manejo irresponsable de los dineros municipales por parte de la Dirección de Cultura, con adulteraciones y manipulaciones de documentos públicos, donde en compensación, algunos grupos musicales así “premiados”, terminaban actuando gratuitamente en determinado Comité de Base.
Adjudicaciones sin licitación de millonarios servicios como el del mobiliario urbano y publicidad callejera de todo el departamento, que ¡oh casualidad! recayó en una empresa vinculada al Sr. Valenti, encargado de la publicidad electoral del Frente Amplio.
En un democrático concurso de 5 proyectos de promoción a pequeñas empresas, a razón de u$s 5.000,00 cada uno, dos fueron adjudicados a hijos de ediles de la lista del intendente, donde uno de ellos, había instalado un Cyber Café, que como se podrá apreciar, sumamente meritoria la adjudicación por la importancia del emprendimiento.
Pero claro que las cosan no quedaban ahí. Es sabido hasta por los que ni han pasado por la vereda de enfrente de la facultad de derecho, o haber sido nunca funcionario público o municipal, que ninguna persona con dependencia de un organismo público, puede contratar con esa repartición nada que el funcionario tenga vinculación alguna. Esa disposición, también se la salteó el señor intendente y el propio secretario general de la Intendencia, Sr. Enrique Pérez Morad, ya que igualmente, la Intendencia contrató un servicio médico con una mutualista donde el señor Secretario de la Intendencia era jerarca de la misma.
Pero algo peor aún aconteció cuando se puso en cámaras a un comerciante que denunció ante los micrófonos y ante el Juzgado, que había sido “coimiado” por la Directora de Higiene de la Intendencia, señora Mary Araujo, esposa del señor Secretario General, por una cifra de varios miles de dólares.
De todo esto, el argumento más contundente que pudo esgrimir el señor Oscar de los Santos, fue decir, repetidamente, que el Tribunal de Cuentas se había equivocado en sus múltiples dictámenes con observaciones, claro que, sin explicar en que consistían esas equivocaciones.
En su defensa personal, lo que argumentó, es que había un prejuicio hacia él “por ser comunista y por ser pintor de profesión”, cosa que, por tales contundentes razones, era de proceder honesto al igual que sus colaboradores que tan mal parados habían quedado, como él, ante las denuncias expuestas y no levantadas, por la simple razón de que eran militantes frenteamplistas, lo que les daba la mejor y más segura patente de “buenos”.
Aquí es donde se engrandece aquella frase que el propio Presidente de la República, ya electo, pronunciara: “¡Los frenteamplistas podremos meter la pata, pero jamás la mano en la lata!” Y se lo creyeron no más.
Con esa propaganda machacona y tendenciosa, es que fue haciendo carne en la gente que el F.A. y su gobierno estaba impregnado de un manto de honestidad, de pureza y de conocimientos, que darían vuelta a un Uruguay acostumbrado a los gobiernos en mano de los partidos tradicionales, donde la corrupción y la deshonestidad campeaba a diestra y siniestra en forma impune.
Para ellos, los “buenos”, es lo que creen y pregonan y así han montado una campaña entradora en una opinión pública ávida de tener un referente que les de tranquilidad de buen y honesto gobierno. Esta “verdad” fue y es pergeñada por el F.A. en aras de conseguir y ahora mantener el poder, al precio que fuera. Así es que ha cundido que en los partidos llamados tradicionales es donde anidaban y anidan los “malos”, mientras en el F.A., solo los capaces y los “buenos”.
¡Así nos está yendo, y este ejemplo apenas es una muestra!
|