Año III - Nº 108 - Uruguay, 10 de diciembre del 2004

 

1 Campaa Mundial Seguridad en la Red

 

 

DOMINGO LOPEZ DELGADO
DESDE ROCHA A LA
LEGION EXTRANJERA

Durante los primeros años de la década del 40 la pequeña ciudad de Rocha estuvo pendiente de las noticias que procedentes de lejanos países iban informando con algún atraso sobre el desarrollo de la Segunda Guerra Mundial.

Al margen del interés natural por la marcha del conflicto, existía un motivo extra para que la población rochense acompañara su desarrollo. Un joven de la sociedad rochense, Domingo López Delgado de tan solo 24 años estaba participando de la guerra.

 
Domingo López Delgado
Desde Rocha a la Segunda
GUERRA MUNDIAL

Desde setiembre de 1939 las informaciones señalaban que las fuerzas alemanas habían invadido Polonia y que Gran Bretaña y Francia a los pocos días le declararon la guerra a los alemanes.

Era el comienzo de la Segunda Guerra Mundial con luchas interminables y torrentes de sangre cubriendo los cuerpos de millares de soldados y civiles. A partir de 1941 Rocha acompañó a la distancia el sacrificio del joven López Delgado que no quiso permanecer indiferente y se metió de lleno durante 5 años en el horror de la guerra.

Hace algunos años tuvimos la oportunidad de recibir su visita y conocer de primera mano los hechos más significativos que signaron la vida de este rochense a partir del momento en que se alistó en la Legión Extranjera. La historia de esta institución se remonta al 10 de marzo de 1831 cuando fue creada por el Rey Luis Felipe.

Hasta el momento este ejército se ha mantenido con su enorme carga de leyenda y misterio, borrando la identidad de los legionarios entre los que se encuentran políticos, príncipes, poetas y algún prófugo de la ley.

Algo de eso nos contó López Delgado quien todavía no sabía si había sido una idea o un estado espiritual lo que lo había llevado a la Legión. Al comenzar la nota señaló que siempre admiré a Francia, pero no fui a la guerra solo por una ideología, sino por creer en una causa y tener espíritu aventurero, pues aún hoy disfruto con el riesgo. Desde que estalló la guerra quise ir a luchar con los aliados pero no tuve suerte. Un día leyendo un diario me entero que hay jóvenes uruguayos que se embarcan con la Francia Libre. Me presenté de inmediato, me hicieron una ficha y luego tuve que esperar cierto tiempo, que hoy después de lo vivido, me doy cuenta que era el tiempo que necesitaban para conocer los antecedentes de los que ingresábamos.

EL MEJOR SOLDADO ES EL DE LA LEGIÓN

En la navidad del 41, llegamos a un gran edificio londinense por donde pasaban todos los legionarios. Algunos de los que fuimos juntos fueron repatriados y nunca se supo el motivo. La Legión tenía en esos momentos 52 nacionalidades, solamente no habían japoneses. Hacíamos un contrato por cinco años en la Legión y aunque fuera la policía no se le proporcionaban datos de ningún integrante. Luego de firmar el contrato nos mandaban al África y ya nadie podía identificarnos. Fueron 5 años muy difíciles- comentaba emocionado el ex legionario- pero era un grupo muy unido, por algo los infantes de la Marina Americana dicen que después de ellos, el mejor soldado del mundo es el de la Legión, lo demás es basura. Se dice que cuando un legionario va al hospital, no va a curarse sino a morir y a pesar de todo fue un lugar donde aprendí el verdadero significado de la palabra compañero. Un legionario nunca está solo, es pendenciero pero en Paris lo adoran. Había momentos de mucha nostalgia, pero después de estar en el baile hay que bailar. La guerra da un miedo tremendo, pues en ella se lucha contra dos enemigos: el de afuera y el que viene de adentro. Si se va para adelante, te matan; si lo hace para atrás te fusilan y si te quedas quieto talvez te maten. Es la lucha del hombre con su propio miedo. Se podía pedir la desmovilización y entonces eras repatriado, pero uno tiene su amor propio, su dignidad, no podía volverme antes de terminar el contrato.

DEBUT EN EL POZO DEL DIABLO.

Hubieron muchos momentos difíciles, a mi me tocó debutar en un lugar denominado El Pozo del Diablo, en pleno desierto. Era un Fuerte con 5000 hombres y fue realmente un bautismo de fuego. Me afectaron al sector de los cañones antitanques y cuando comenzó el bombardeo oficiaba de primer proveedor. Era un cañón antiguo, que se movía por la cola y la instrucción que teníamos era mínima. Los proveedores estábamos en una trinchera y desde allí alcanzábamos los obuses al que cargaba el cañón. De pronto me llaman a cargar el cañón; habían matado al que lo estaba haciendo y me tocaba sustituirlo. Fui pero no acertaba la recámara del cañón, lo hizo mi jefe y cuando disparó me dio un culatazo y empecé a gritar que estaba herido. No tenía nada...Era simplemente el miedo y ese ridículo fue el primer paso para dominar durante el resto de la guerra, el miedo que siempre nos acompaña. Al analizar finalmente la Legión, López Delgado manifestó con un dejo de nostalgia, que la Legión sigue siendo igual que antes y si fuera por mi nunca desaparecería. Es una leyenda es un mito que se ha recogido hasta en las historietas infantiles. Si pudiera volver a tener 24 años regresaría a la Legión. Si tuviera que dejar un mensaje a los jóvenes que cuando van al cine creen ver la guerra; les diría que la guerra es la peor estupidez que puede cometer el ser humano.