Año III - Nº 117 - Uruguay, 11 de febrero del 2005

 

 

 

 

ADMONICIÓN& ENTRE
KAMA SUTRA Y BUROCRACIA

Fernando Pintos

 

Ten sumo cuidado, hijo mío, cuando lleves todos los ímpetus y fogosidades que -varón al fin y al cabo- has heredado no sólo de tus alocadas hormonas viriles, sino, más que nada, de tu transitar tumultuoso y banal por la iniciativa privada& ¡Oh, qué feas palabras!& Ese lugar festinado y repleto de lujuriosos desenfrenos operativos, de atrevidísimas pasiones por emprender, y también de una satiriasis laboral desencadenada, que parecería no conocer tregua ni cansancio& Y cuidado que todo eso lleves, te advierto en nombre de la mesura y la prudencia, hacia el prístino e inviolado lecho de una pudorosa y virginal burocracia, la cual deberás saber que es, ¡entre todas!, de trabajos y desvelos, de esfuerzos y sudores, de tareas y labores, de ocupaciones y faenas, de producciones y obras, de soluciones y fatigas& ¡La más virgen! ¡La más pura! ¡La más intocada!

Primero que nada o antes que todo, tal cual ha indicado el insigne maestro Perogrullo, habrás de saber también, que absolutamente todas las burocracias que pueblan este sudoroso mundo que ha sido maldecido por el Dios de los profetas con ese penosísimo deber del trabajo, con esa horrenda maldición de tener que poner el cerebro y los hombros y los brazos y el sudor de la frente para ganar el mísero pan de cada jornada, ellas todas, te repito, han nacido y crecido y también hipertrofiado con el harto propósito de ser virginales de tarea alguna, por los siglos de los siglos& ¡Amén! ¡Alabadas ellas sean! Y que, como consecuencia de tan insigne destino, esa, su preciosa e intocable pureza, estará siempre íntimamente relacionada, no ya con eso que el vulgo suele denominar atorrantismo, haraganería extrema o un vulgar síndrome de vagancia presupuestada, sino con un aguzadísimo sentido del pudor que, repercutiendo en antípodas del hipotálamo, produce en extremadamente corto plazo ese disgusto -más bien una especie de horror frenético o tal vez la transferencia misteriosa de un espasmo intermitente de claustrofobia exasperada- que se traduce en rechazo supremo contra aquella sentencia bíblica que resuena tan cáustica como inaceptable: ¡Ganarás el pan con el sudor de tu frente!

Entonces, varón lujurioso que sólo piensas en derramar sudor y sudor para satisfacer tus egos machistas con la ilusión de ganar el sustento en base a esfuerzo y capacidad, torpe criatura freudiana& ¡No oses tocar a una burocracia ni siquiera con el más delicado pétalo de la más bella rosa! Es que ellas, las burocracias, adolecen de una delicadísima epidermis que se resiente gravemente ante los menores contactos y unas mejillas de niña que se ruborizan frente a las más sutiles insinuaciones.

En presencia de una burocracia, ¡cualquiera de ellas!, deberás refrenar tu natural ardor masculino, porque ella, ¡una intuitiva por naturaleza!, resentirá siquiera tus mínimos avances, tus más ínfimos acercamientos y con cualquier microscópica demostración de que pretendes dar curso a tus sórdidos deseos de vulnerar su pudorosa inviolabilidad. ¡Ah, juventud que todo pretende arrasarlo! Con una burocracia sólo vale tener suma paciencia y ésta debe ser, a su vez, impasible e infinita, pues ni siquiera en momentos de letargo o distracción, de vacación o feriado largo, de público jolgorio o exangüe lasitud, una burocracia que se precie de ser tal aceptará embates contra su preciada virginidad. Castas, puras, inmaculadas, intactas, incólumes& Así son las burocracias de este mundo, amigo mío& Y si resistes aceptar verdades tan evidentes, peor para ti será.

No te desveles en vano, amigo mío. No consultes febricitante y trémulo las más recónditas versiones del Kama Sutra, ni del Ananga Ranga, ni las atrevidas exhortaciones afrodisíacas de Anaïs Nin, ni mucho menos las tan socorridas páginas del MORE JOY OF SEX de Alex Comfort& Ni tampoco pienses recurrir a la filosofía acumulada durante más de seis milenios por los sabios de Sumeria, Babilonia, Egipto, China, Grecia, India o Roma& Por tu bien, inhíbete hoy de buscar lo que no hallarás jamás. Las burocracias nacieron para ser vírgenes y siempre lo seguirán siendo, en tanto el mundo sea tal y deambule el sistema solar por esta galaxia nuestra, y el tiempo desenrrolle con desesperante lentitud su madeja apocalíptica de minutos, horas, días, años, milenios& Ninguna burocracia permitirá que un garañón laboral desflore su intimidad. ¿Cómo explicarlo mejor? Ellas, nacieron para ser virginales por toda la eternidad. Siendo el trabajo el peor de los pecados, ellas han jurado mantener una pureza prístina e intocada por el resto de la eternidad. Pero, si en tu desesperada frustración estás clamando por una explicación mejor, sólo podré decirte lo siguiente: los hombres son de Marte, las mujeres son de Venus& Las burocracias son de esa galaxia tan lejana que aún no ha sido descubierta& (¡Ejem!).