Año III - Nº 121 - Uruguay, 11 de marzo del 2005

 

 

 

 

Los jóvenes, la violencia y el tedio
Daniel Barrozo
Dolores - Soriano

¿Vivimos en una sociedad civilizada? a veces lo pongo en duda, somos parte de una sociedad que en su modus vivendi ve a sus jóvenes cada día mas y más inmersos en una ola de violencia, de desinterés por todo y por todos.

Abordados o desbordados por un sentimiento de que nada importa, vemos como niños de no mas de 12 años asaltan un almacén, armados con un revólver que les dio alguien de no mas de 18.

Vemos con lamentable indiferencia, como a cada salida de algún boliche y con ojos nublados de alcohol nuestros muchachos se las toman a golpes, o por simple "diversión" destrozan los vidrios de algún comercio. Y aunque en primera instancia cuando hablamos de violencia en los adolescentes, se nos viene a la mente las rapiñas, robos o peleas, u homicidios, sin embargo este es un tema que toca a los jóvenes de todas las clases socioeconómicas. Los jóvenes de clase media o media alta es difícil que anden con una navaja en el bolsillo o fugados del INAU, pero no es improbable que convivan con la violencia en formas mas sutiles pero igual de dañinas.

¿Y quien hace algo?... ¿yo?... ¿Ud.?... ¿la sociedad?... me parece que no, si hiciésemos algo en serio de una vez por todas, no estoy seguro que evitáramos estos comportamientos en un 100%, pero al menos estaríamos haciendo algo mas que comentar y "horrorizarnos" porque pasó tal o cual cosa... pero no pasa mas allá de eso, estamos en la cultura del no te metas, insensibles a todo mientras no nos pase a nosotros.


Algunas cifras:
La sociedad de nuestro país, la que se escandaliza y espanta cuando un niño entra con una pistola a su escuela, es la sociedad mas armada de América Latina. Teniendo en cuenta sólo las armas registradas en Uruguay hay un arma cada 6 habitantes. En Argentina 1 cada 20 y en Brasil 1 cada 30.
También Uruguay esta entre los primeros lugares en el índice de suicidios en América, (20 cada 100 mil habitantes, según el MSP)


No es momento sin embargo de repartir responsabilidades culposas, ya que no se soluciona nada de esa manera.

A lo que apunto es sencillamente a que se tome un poco mas de conciencia, todos y cada uno desde el lugar donde nos toque, algunos como padres, otros como propietarios de los lugares donde los jóvenes van a divertirse [que hagan eso, divertirse], y por supuesto quienes tienen la gran cuota de responsabilidad, las autoridades todas, desde la enseñanza hasta el Ministerio del Interior.

Pero como en cualquier situación o problema al que nos enfrentamos, debemos para solucionarlo, conocer sus causas, y desde allí hacer el compromiso de buscar la solución, tratando de eliminar o reencausar los factores que originan el problema.

Es posible entonces, tratar de comprender la forma en que se instituye en cada momento histórico la relación de una sociedad con la violencia, cómo se fabrica un hombre violento o dócil o cómo el discurso sobre la violencia fabrica sujetos resistentes o sumisos y cómo su reinterpretación puede introducir nuevos acontecimientos que compelen a la violencia a presentar su nuevo rostro.

Violencia:
Es definida semánticamente como el uso de una fuerza, abierta u oculta, con el fin de obtener de un individuo o un grupo algo que no quiere consentir libremente. Implica la intención o daño a la capacidad de pensar. En nuestra sociedad el estallido de los valores, la caída de los ideales, provocan desasosiego y vivencias de vacío.

Alienación, desafectivización, indiferencia e inercia promueven el desapuntalamiento social y la rotura de la red social . Los valores caen, y son sustituidos por otros nuevos, valores vacíos. Aflora el resentimiento social hacia todo lo que uno no puede tener, pero que en una sociedad de consumo, invadida de publicidades y anuncios que te dicen que tener, qué usar para ser alguien, entonces al no poder acceder a tales elementos, que los gurús de la moda y la belleza nos imponen, agredimos a quienes si lo tienen, es un acto de venganza. Pero también la hay desde el otro lado, paradójicamente, los jóvenes de mayor poder adquisitivo, acostumbrados a obtener todo con dinero, son mas proclives a la rebeldía en cuanto a la autoridad, y además tienen mas fácil acceso a las drogas y el alcohol lo que agrava el problema.

En ambos casos lo que prima es el desencanto, el aislamiento de la familia y la sociedad, tratan de pasar lo mas cómodamente posible sin siquiera pensar que el presente es una inversión para el futuro.

Preguntarnos si hay más o menos violencia hoy que antaño, no nos llevaría a ninguna parte,

Dice un párrafo de Jean Marie Domenach de 1981, que hoy en 2005 tiene plena vigencia: "Es cierto que antaño existía una violencia manifiesta que se encuentra en vías de desaparición en las sociedades industrializadas. Hoy son raros los duelos, las ejecuciones y castigos públicos. Ello no impide que crezcan las formas violentas de la delincuencia.

He aquí una paradoja: a medida que se desarrolla una conciencia civilizada, que no tolera el ejercicio de la violencia, ésta se disimula y desplaza en dos direcciones. Por una parte se interioriza y se expresa de manera indirecta a través del discurso filosófico y crítico cada vez más áspero o bien por la explosión del altercado, del tumulto en ocasión de manifestaciones y eventos como el fútbol, recitales, etc. La violencia común se desahoga a través de una agresividad flotante sobre algún chivo expiatorio. Hay también una violencia de la técnica que es la expresión conjunta de la racionalidad mundial y de la voluntad de poder. La técnica a través del cual los hombres se comunican, que está creando un universo común a todas las naciones, es al mismo tiempo la que sojuzga a la naturaleza y a los hombres. La técnica no se contenta con proporcionar a la política instrumentos de control y coacción: ofrece un modelo de incitación a la dominación total. Cuando se posee el último poder sobre la materia es difícil admitir que el espíritu resista."

Junto con la revolución tecnológica se asiste a la coexistencia de las formas más primitivas y crueles de la violencia que el proceso de la civilización parecía haber atenuado. La cultura que debería ofrecer las posibilidades sublimatorias a las pulsiones, se constituye por diversos motivos en un caldo de cultivo para las mismas. Cuando la violencia se acrecienta y generaliza se producen respuestas contradictorias. En tanto promueve miedo e inseguridad, se la naturaliza: "guerras hubo siempre", se afirma. A su vez, la incertidumbre y el miedo continuos tienen efecto de impensabilidad. Dice Saramago al respecto: "... la globalización del mercado ya no está propugnando un pensamiento único sino directamente el pensamiento cero", una forma más del ejercicio de la violencia puesto que significa anulación de cualquier otro pensamiento alternativo al hegemónico.

La globalización, ese eufemismo que constituye al mercado como Amo Absoluto, promoviendo en los países periféricos la caída del sostén estatal en las áreas de seguridad social, educación pública y justicia, dejando librados a su suerte a amplios sectores de la población, trayendo por un lado innovaciones tecnológicas que aumentan la productividad y por otro lado desempleo y exclusión social y por supuesto como consecuencia violencia social sustentada en esta lógica de la discriminación, la exclusión y la injusticia.

En este punto casi podemos pensar que la violencia social es un fenómeno histórico que se relaciona con condiciones sociales particulares, y que es un proceso interactivo entre los individuos y su entorno, efecto de condiciones sociales facilitadoras de estos sentimientos agresivos: hacinamiento, desnutrición, desempleo, desigualdad, pobreza, frustraciones y marginalidad.

Abandonados los ideales del bien común, devaluada la solidaridad, observamos un gran cambio en la subjetividad de nuestra época. La falta de sanción se verifica en la impunidad que gozan aquellos que han franqueado la ley, el sentimiento de desprotección se generaliza.

"Ve a los adolescentes y veras a la sociedad".
Dicen los especialistas, "ve a los adolescentes y veras a la sociedad", y es que los jóvenes son el reflejo del contexto en el cual viven. Y lamentablemente vivimos en un entorno donde la violencia en todas sus formas son moneda corriente, están insertos los insultos en los discursos de políticos y demás actores sociales, la vemos en cualquier canal y a cualquier hora. El joven hace lo que ve, una edad donde se necesita un modelo a seguir en busca de la propia personalidad, abundan los hogares disociados, con padres o madres ausentes, y el entorno es tan inestable que no se sabe a donde ir. A todo esto le sumamos que si se ve para adelante no se puede distinguir claramente a donde llegaremos, lo que sume a los adolescentes en un estado de ansiedad y desesperanza constantes. El solo pensamiento de tener que acceder a un mercado laboral cada vez mas cerrado, exigente y cambiante no ayuda en nada. Se produce la dicotomía de tener por un lado cada vez mayor oferta de proyectos a realizar, y en contrapartida cada vez mas difícil acceder a ellos y realmente concretarlos. En general se sienten sin futuro, desencantados de todo, inútiles y desechables.

Violencia y tedio, parecieran constituir los paradigmas sociales de nuestro tiempo.
Los jóvenes se aburren de la vida cuando tan sólo le han echado un vistazo.
La etimología de la palabra aburrir viene de abhorrere, en latín "tener horror". Se trataría de una posición que, por evitar el horror, cae en el desinterés. Los productores de TV, no sabiendo que desnudez mostrar para sacar del hastío al televidente descubren que el zapping se detiene en el horror.

Dice la Real Academia sobre el Tedio (Del lat. taedium).
1. m. Aburrimiento extremo o estado de ánimo del que soporta algo o a alguien que no le interesa.
2. m. Fuerte rechazo o desagrado que se siente por algo.
3. m. desus. Gran pesar.

Baudelaire, en su libro "Las flores del mal" hace una gran referencia a los efectos del tedio, del horror y la violencia:

"De todos nuestros vicios en la leonera infame
hay uno que es más feo, más inmundo, más malo,
sin lanzar gritos ni mostrar grandes gestos,
convertiría a gusto la tierra en un despojo,
tragaría al mundo en un sólo bostezo.
¡Es el tedio!"

" ....nada más largo que cuando el tedio, fruto de la sombría incuriosidad, toma las proporciones de la inmortalidad"

Si se lograran condiciones tales para que los jóvenes todos pudieren ser integrados, activos y sanamente productivos en esta sociedad no les invadiría el TEDIO.

Debemos los jóvenes sentirnos parte útil de nuestro medio.

Para esto, y como lo menciono anteriormente, todos y cada uno de los actores de la sociedad deben asumir sus responsabilidades y actuar en consecuencia. No basta con poner el grito en el cielo por lo que pasa, y mucho peor aún negar que sucede o que puede pasarnos a nosotros.

Si no cambiamos entre todos la sociedad que crea jóvenes violentos, éstos no cambiarán.