¡BARBARIDAD!
por Ricardo Garzón
Clausuras en el Mercado del Puerto. "Comparto su preocupación", le dijo a enfoques el ministro de Turismo
Varios locales clausurados por la Dirección General Impositiva en el Mercado del Puerto convirtieron uno de los puntos de mayor referencia turística de Montevideo en un páramo turístico, y así se lo dijimos ayer al Ministro de Turismo, Héctor Lescano, a quien abordamos, sin conocerlo, justamente en uno de los pocos comercios que se habían salvado de la acción depredadora del señor "Z".
Hace muy pocos días, concretamente en nuestra edición del 14 de febrero, titulamos la Hoja con la siguiente apreciación: "Señor "Z", pare la mano. Por hacer méritos con el nuevo gobierno no trate de ser más realista que el Rey".
Pues bien, lo ocurrido en el Mercado del Puerto nos da, un mes después, toda la razón. Varios locales clausurados, y el deambular turístico impedido de circular libremente por las parrilladas y sitios ancestrales como Roldós.
Mal, señor "Z". Mal.
No solamente le falta a usted un codo en el mostrador, sino que equivocó de principio a fin el procedimiento. Usted no puede clausurar a su antojo los puntos de referencia turística del país.
Y así se lo dijimos al Ministro de Turismo, ante quien nos presentamos en medio del estropicio que usted, señor "Z", cometió con toda impunidad, sin darse cuenta que desde el gobierno no se puede mezclar la Biblia con el calefón.
Usted, señor Director General de Impositiva, tiene suficientes recursos para obrar en contra de quien defrauda y no le paga al Estado. Puede multar, puede mandar preso al defraudador, puede, si quiere, hasta poner un cartel que exprese que tal o cual comercio está sancionado por defraudar al Estado. Pero lo que no puede hacer, señor "Z", es clausurar un paseo turístico tradicional capitalino, punto de referencia ineludible del turismo uruguayo.
Y así se lo dijimos a un atribulado Ministro de Turismo que recogió la severa crítica periodística; que comprendió perfectamente el desaguisado cometido, al punto que, cuando nos retiramos, luego de los saludos de rigor, Lescano alcanzó a decirnos: "Garzón, comparto su preocupación".
Espero, ministro, que el tema lo ponga sobre la mesa en su próximo acuerdo con el Presidente de la República.
Pero hay más todavía. Se queja usted, Contador Zaidensztat, de que sólo uno de cada tres ciudadanos paga impuestos, y que de los otros dos uno los evade y el otro, por hache o por be, está exonerado de tributar.
La gente se defiende contador. Un IVA del 23%, y súmele el Cofis, es un robo descarado y a mano armada del Estado. Las tarifas públicas que rigen la vida ciudadana, caso de la luz eléctrica, agua, gas y teléfonos, constituyen lisa y llanamente un saqueo permanente a la ciudadanía. Pagamos más, muchísimo más que en Europa, con una diferencia. El uruguayo gana en pesos, en tanto que en Europa los sueldos están establecidos en euros, y nadie, señor contador, o muy pocos, ganan menos de mil euros por mes. Y mil euros por mes son alrededor de 35 mil pesos, sueldo mínimo.
Por lo tanto, Señor Zaidensztat, quien roba a un ladrón tiene cien años de perdón.
El gobierno y sus servicios públicos roban. Así, de frente, aunque luego me caiga la Impositiva con todo, como lo hizo el año pasado, en que me revisaron hasta las mochilas de la cisterna.
Vengan nomás.
Mejor que nadie sabe usted que un IVA del 23 por ciento es robarle al ciudadano. Es meterle la mano en el bolsillo.
¿O por qué cree que la gente no paga y defrauda?
En Estados Unidos o en Canadá, a nadie se le ocurre dejar de pagar sus impuestos, absolutamente razonables. A nadie se le ocurre burlar el pago de la patente del automóvil, otro despojo al bolsillo ciudadano.
Mire, hace algún tiempo Zaidensztat, al presidente de UTE, Ricardo Scaglia se le ocurrió hacer una encuesta entre los usuarios que arrojó el siguiente resultado: uno de cada tres consideraba lícito robar energía eléctrica a la UTE. Y voy más allá todavía. Tiene razón ese 33% de la población consumidora. Las tarifas de UTE se desbordan de todo concepto razonable. Como se desborda el pago del agua corriente y los teléfonos. Los servicios públicos, señor Zaidensztat, se han convertido en impuestos indirectos que paga una muy cascoteada población uruguaya.
¿O cree usted que es casualidad que en un país de tres millones de habitantes, un millón sean pobres y que haya cien mil indigentes?
Pregúntele a su ex mandante, ex presidente Batlle, quien tiene la culpa.
Y discúlpeme usted, pero tengo que seguir con otras noticias y comentarios. Estoy a su disposición.
Publicado en Enfoques del 10/03/2005