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Valizas: En el umbral del paraíso
por Julio Dornel
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Dijo Don Pablo Neruda que “el radiante verano conduce a los enamorados, en uniforme regimiento melancólico, hecho de gordas y flacas, alegres y tristes parejas, bajo elegantes cocoteros, junto al océano y la luna”. Algo similar ha sucedido en las playas rochenses que permanecieron literalmente cubiertas de turistas que disfrutaron durante dos meses de una excelente temporada que ha llegado a su fin.
Sin embargo no todo el turismo rochense estuvo limitado a la costa atlántica, sino que un alto porcentaje centralizó sus preferencias por el turismo ecológico en los “pulmones” de los montes nativos, ríos, arroyos, lagunas y bañados capaces de mantener el equilibrio reclamado.
La floresta rochense es en la actualidad un “producto” en extinción generando preocupación entre las organizaciones no gubernamentales que trabajan en el departamento. Sin embargo el verano rochense ha tenido gran variedad para ofrecer a sus turistas entre los que podemos destacar la zona de Valizas por sus bellezas naturales y el encanto tan especial de sus “carencias”.
Muy cerca del atlántico puede culminar un viaje apasionante para llegar hasta Valizas y disfrutar de la hospitalidad generosa de sus moradores y las bellezas naturales que ofrece la zona. Rodeada de medanos desde donde se puede contemplar el infinito mar que baña las costas rochenses, este paraíso se ha convertido una vez más en uno de los sitios preferidos del turismo que visitó el departamento, disfrutando del mar o celebrando la divertida ceremonia de los asados.
Se trata de un regalo del departamento más completo del turismo uruguayo que ofrece a pocos kilómetros de distancia la mayor cantidad de ríos, arroyos y lagunas. En Rocha nadie comete el error de transformar las vacaciones en una costumbre reiterada puesto que solamente necesita 60 minutos para cambiar su itinerario y pasar por todas las opciones posibles en materia de vacaciones. Los montes naturales que acompañan el curso de los ríos y arroyos, ofrecen la posibilidad de un cómodo campamento junto a los cedros, acacias, espinillos, coronillas y quebrachos para una estadía inolvidable en contacto directo con la naturaleza. CEMENTERIO DE BARCOS
Nadie sabe con exactitud cuantos barcos se encuentran hundidos frente a las costas rochenses, pero se tiene en cambio la seguridad que muchos piratas terminaron sus aventuras en esta zona del atlántico sur.
Estas historias sirvieron para alimentar la imaginación de los lugareños que fueron trasmitiendo luego de generación en generación estos acontecimientos agregándole una cuota de misterio que en realidad no siempre tuvieron.
Es posible sin embargo que la primera embarcación que naufragó en la zona trajera entre sus tripulantes a un integrante de la flota de Juan Díaz de Solís en el año 1516. Desde ese momento se fueron registrando muchos naufragios entre los que se recuerdan Leopoldina Rosa, el Hermes, la Juanita y muchos otros entre los que queremos destacar a Bessie Stanton por traer entre sus pasajeros al alemán Annacker transformado luego en don Pedro Amonte uno de los ilustres ciudadanos de la ciudad de Castillos.
El historiador Juan Antonio Varese transcribe en su libro De Naufragios y Leyendas en las Costas de Rocha un comunicado relacionado con el centenario de la Biblioteca Municipal de Castillos que se cumpliera el 15 de octubre de 1980. “Don Pedro Amonte (Annacker) fundador de la Biblioteca Municipal nació en Weimar (Alemania) el 16 de junio de 1843. Naufragó en la barra del arroyo Valizas el 1º de octubre de 1869 en el barco de bandera inglesa Bessie Stanton.
Corresponde señalar que cada naufragio tuvo su particularidad, mientras en algunas oportunidades desaparecía toda la tripulación en otras se salvaba uno o sobrevivían todos. En este sentido corresponde mencionar a Pedro Amonte. Al mencionar los naufragios más memorables registrados en la costa rochense debemos citar a La Limeña, San Ignacio, Victoria, La Porteña, Arinos, Gainford, Poitou; Don Guillermo, Tacuarí y muchos otros. Es evidente que estos accidentes fueron marcando la vida de la costa rochense fundamentalmente Punta del Diablo, Valizas, Cabo Polonio y La Paloma. Como ejemplo debemos señalar que la plazoleta de Valizas recogió el nombre de Leopoldina Rosa una fragata portuguesa que naufragó en esta zona en el año 1842.
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