A punta de IVA
por Manuel Flores Silva
|
|
|
La semana pasada referíamos como el sistema fiscal incorporado por la nueva administración se sustentaba en los impuestos indirectos, en el IVA (tan regresivo), y no en impuestos directos y progresivos, al revés de lo que suele ser el discurso de la administración. La política actual resulta en un 60% de la recaudación en IVA, más que antes incluyendo el Cofis, -pese a que la plataforma electoral del Frente decía “El IVA dejará de ser el instrumento de ajuste para las insuficiencias de recursos de gobierno”- y en un 10% en IRPF. En el segundo semestre (nuevo sistema) de 2007, la recaudación de IVA fue un 10,5% superior a la suma de la recaudación de IVA más Cofis del primer semestre (viejo sistema).
De distribuir, nada
Analizamos luego como el nuevo sistema no es más distributivo que el anterior puesto que las franjas de imposición progresivas incluidas en los derogados IRP y Patrimonio resultaban más severas contra los pudientes que las del nuevo sistema implantado. En el Impuesto al Patrimonio opera ahora una disposición que lo disminuirá gradualmente hasta su extinción, así como le pone deducibles y licuaciones que lo aminorarán más que la simple escala de rebajamiento paulatino establecida. Este impuesto que ahora se deroga progresivamente se había puesto hacía décadas para que los que tienen más paguen más. La idea de derogarlo en nombre de la justicia social no deja de ser llamativa. Por el IRPF los trabajadores aportan ahora unos 280 millones más por año que por el IRP de antes, más o menos la cifra que se dejará de recaudar paulatinamente en Impuesto al Patrimonio. Se castigará así, a medida que se desarrolle el sistema, al trabajo en lugar de a la riqueza, al contrario de lo que se sostiene. En otras palabras, pasan a pagar los trabajadores para que los que tienen riqueza no paguen.
En realidad, añadíamos, la distribución del ingreso, cómo es lógico visto lo antedicho, empeora. Recurrimos a un trabajo de Joaquín Etchevers (“La distribución del Ingreso en el período 2005/2007 “) miembro de la “Red de economistas de izquierda”, Red que ha formalmente declarado que “La reforma tributaria es regresiva; esencialmente, recae sobre trabajadores y pasivos. Pagarán mucho más los trabajadores y pasivos, en tanto los capitalistas verán reducida su carga” y que es “una reforma que va en una dirección contraria a la filosofía y la concepción de justicia social de la izquierda uruguaya”.
En un cuadro Etchevers demuestra que la masa salarial (lo que recibe el trabajador por cantidad de empleos y salarios) está estancada (2005, 2006 y 2007) en el 20% de lo que el país produce por año, cuando antes de la crisis (1998, 1999 y 2000) esa participación era el 30%: una pérdida del 33%. Incluso el autor, en otro cuadro, plantea estas cifras.
Año
|
Índice de
|
Índice de PBI
|
Salario Real
|
por habitante
|
1968 |
100
|
100
|
1968-1971 |
109,1
|
106,1
|
1999 |
65,3
|
177,8
|
2000 |
64,4
|
174,8
|
2001 |
64,2
|
168,3
|
2005 |
52,4
|
180,3
|
2006 |
54,7
|
192,3
|
2007 |
57,4
|
205,5
|
(se seleccionaron los años de comienzo de la estadística y de antes y después de la crisis de 2002) |
Mientras el Índice del Salario Real representaba en el año 2001 el 38,1% del Índice de Producto por habitante, en el 2007 solo representa el 27,9%. Es evidente que, pasada la crisis, el Producto por habitante ha crecido mucho más que el salario real, concretamente un 36% más. En otras palabras, el país para 2007 ha recuperado y sobrepasado el PBI que tenía antes de la crisis, pero lo ha hecho manteniendo, ligeramente disminuida, la pobreza de la crisis. Lo que la administración ha hecho es consolidar la reestructuración social producida por la crisis.
(Ante el cuadro arriba presentado no pude menos que preguntarme ¿si para algunos había condiciones revolucionarias objetivas en 1968 -y se metió al país en el lío en que se lo metió- ahora que el salario real que gana la gente es la mitad que entonces, ello mientras el país produce hoy el doble por habitante, ahora qué habría que hacer con las actuales condiciones objetivas?¿armas de destrucción masiva, tal vez?).
Así las cosas, en el mejor de los casos, la masa salarial en el actual período de gobierno crecerá no sólo la mitad que el Producto por habitante, sino que también crecerá menos de la mitad de lo que creció durante, por ejemplo, el primer período democrático (1985-1990) que fue, por aumento de salario real y caída del desempleo, un 44%. Sí la actual administración llegare a esa cifra de 44% declararía, tal vez, alcanzado el socialismo.
¿Qué significa lo que se discute con los jubilados?
Lo recaudado por el IRPF a los jubilados, los 90 millones de dólares, de no recaudarse no se les sacarían a la educación o a la salud, como se ha dicho. Pongámosle marco al asunto.
Lo que dejaría de cobrarse de derogarse el IRPF a los pasivos significa, por ejemplo, un mes de pago de deuda externa al ritmo con que se viene pagando
Una cifra similar a lo que se está discutiendo es lo que ganó Antel el año 2007 (82 millones de dólares, el 12% de sus ventas brutas, un disparate). El doble que eso es lo que ganó UTE el año pasado (180 millones de dólares, el 18% de sus ventas, otro disparate).
Algo cercano a lo que dejarían de pagar los jubilados es lo que cuestan los entre 6.000 y 10.000 empleos públicos que se han provisto estos tres años (la administración le niega la información precisa al Parlamento).
Se podría decir que es necesario el tributo a los jubilados para pagar los 40 millones que se le dieron a PLUNA, siempre y cuando no haya que pagar además la garantía que se otorgó por los aviones, garantía de 180 millones de dólares. O para financiar los 25 millones que se le dieron a Cerro Free Port del Grupo Moon. O para pagar los 80 millones de dólares que ya ha costado la aventura de la producción estatal de azúcar, empresa que sigue perdiendo todos los años 4 millones de dólares más, y el azúcar producido es subsidiado por cada uno de los uruguayos pagando en conjunto 8 millones de dólares más por año de lo que vale el azúcar.
Los 90 millones de dólares que se dejarían de percibir de no cobrarse el impuesto a los jubilados deben verse en el marco de una administración a la que le sorprende, a consecuencia del crecimiento económico por encima del previsto, un “espacio fiscal” que de 319 millones de dólares, los que sumados a los 206 millones que ya se previeron en el Presupuesto para el año electoral, suman 525 más para gastar ese año.
Lo que no entendemos, en realidad, por más que lo pensamos, es cómo Astori metió al gobierno en este lío. La recaudación sobrante por crecimiento por encima del previsto este año está más o menos en lo que recauda todo el IRPF anual. Es decir, si el mínimo no imponible se ponía en 20.000 pesos y no se les aplicaba el impuesto a los jubilados, estamos hablando de que se dejaba de recaudar la mitad de lo que sobró este año sobre la recaudación prevista y que (lleno de papa-noélica alegría) Astori repartió por televisión la semana pasada. Sin contar que si no bajaba el Patrimonio y no bajaba el impuesto a la renta de las empresas de 30% a 25%, si no se ponía a beneficiar a los pudientes en otras palabras, le daba la recaudación para todo, además de hacer un sistema más justo, con real distribución del ingreso.
Todavía le daba para empezar a bajar algún punto más en serio del IVA. Que ese es el camino que hay que seguir y profundizar. Bajar la tasa de IVA no supone necesariamente bajar la recaudación porque, por un lado, va a aumentar el consumo (la plata que no se pague en ese impuesto se gastará en artículos que a su vez tienen, también, impuestos) y, por otro lado, va a disminuir la informalidad (con menor tasa, se le hace posible a la gente ser formal no informal). Sobre todo si universalizamos la deducción de las boletas, si hacemos descontable por todo el mundo el IVA compras. Pero ni para eso se usó el IRPF, que esa –la de descontar el IVA de boletas compra y así estimular la no evasión- es una de sus virtudes principales de los sistemas a la renta personal comparados.
No se entiende lo que se hizo. Todo el lío es para defender la fórmula del Gatopardo “algo debe cambiar para que todo siga igual”. El Presidente Vázquez, que reúne bastante más consenso nacional que cualquiera de sus ministros, seguramente habrá tomado nota de esta realidad.
Comentarios en este artículo |
|
|