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Año III - Nº 194
Uruguay, 11 de agosto del 2006
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El gasoducto “venezolano” de Hugo Chavez: una idea fantasiosa o un proyecto inconveniente
Jorge Mariaca-Pando
 
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Hace pocas semanas varias comisiones se reunieron en Caracas para escuchar a los técnicos venezolanos temas vinculados a la faraónica idea de construir un gasoducto desde Venezuela a Argentina. Chávez llama a este gasoducto la línea de la hermandad sudamericana, el vínculo entre los pueblos del sur. ¿De que hermandad hablaba Chávez cuando lanzó su quimérica idea ya que solamente incluía a Brasil y Argentina? Cuando alguien en Bolivia mencionó que ese gasoducto significaba una competencia para Bolivia, Chávez dijo que el “amigo” Evo y los bolivianos se deberían sentir felices de esta obra ya que debido a ella la gente tendrá mejores opciones a una vida digna. Posiblemente haya alguien que le hubiese entendido esta parte de su locuaz verbosidad. Yo no. Pese a ello, no creo que Bolivia, que también fue invitada a participar de esta fantasiosa idea, ni ningún otro país, que a regañadientes, fuera involucrado por Chávez, deba preocuparse por esta  idea  cuyo costo, según comentarios de prensa,  estaría entre diez y veinte mil millones de dólares y que su construcción tomaría entre siete a diez años. Todo proyecto fantasioso - que irrumpe mediante la prensa, algo típico con los proyectos estatales - es tema ideal al manejo desaprensivo de datos y cifras. Este tipo de ideas políticas, que lamentablemente a veces se concretan, son presas fáciles para convertirse en monumentos a la corrupción por donde drenan las economías de los países,  como alguna vez las llamara un presidente argentino refiriéndose a una longeva obra binacional, cuya construcción aún continúa.  

El día de su posesión el presidente Morales le hizo a Chávez un pedido circunstancial para que se adicione a Bolivia al grupo Argentina-Brasil-Venezuela para el gasoducto. Seguramente que el Presidente Morales, cuando se entere de los pormenores de semejante idea y cuando se involucren sus técnicos en el proyecto, desistirá de la misma.

En efecto. ¿Habrán efectuado los técnicos venezolanos que asesoran al Presidente Chávez, algún estudio de mercado de gas a futuro para Sudamérica? ¿Sabrán acaso que, de modificarse y sustituir algunas condiciones que hoy en día restringen las inversiones de parte del capital privado y reducen notablemente el acicate para continuar con la exploración y consecuente desarrollo de reservas de gas en Argentina, en este país podría rectificarse la actual caída de las reservas? ¿Sabrán que esas condiciones que rigen actualmente, están restringiendo el desarrollo de los actuales campos gasíferos?  ¿Se han preguntado acaso si la reducción de la producción de gas que hoy soporta  Argentina es consecuencia de la declinación natural de los yacimientos o si mas bien podría ser un efecto de la posición que adoptaron los gobiernos argentinos desde el año 2000 debido a su obstinación en negarse a arreglar las tarifas del gas?

No saben, quienes promovieron la idea del gasoducto, que Brasil continúa incrementado su producción de gas y que el territorio brasileño ha sido apenas “tocado” por la exploración petrolera. ¿Saben los  asesores de Chávez que Bolivia podría triplicar sus reservas de gas, así como incrementar las de petróleo, de optar el estado Boliviano de medidas que respeten los contratos y acuerdos ya existentes, induciendo a las empresas continuar con sus inversiones aceptando las nuevas condiciones, en regalías y distribución de los ingresos, prácticamente ya admitidas por las empresas privadas?.  Esto de triplicar sus actuales reservas en Bolivia no es una exageración. ¿Acaso las empresas que continuaron perforando estructuras “viejas” no fueron encontrando, en profundidad, cada vez mayores reservas? ¿No son acaso muy pocos los pozos perforados en los últimos años, que no encontraron reservas importantes? ¿No sabrán los asesores de Chávez que una planta de LNG (planta donde se licua el gas) es un proyecto, en países que poseen importantes reservas como Bolivia, muchísimo mas conveniente que la construcción de largos ductos que atan al país con poquísimos  compradores, restringiéndole la posibilidad de negociar con cualquier país ávido de gas en el mundo? Ahí tenemos el caso de Chile que de un tiempo a esta parte  dejó de preocuparse por el desabastecimiento que provocó enormes daños a su industria  en general debido al incumplimiento, de parte de Argentina, de los contratos y convenios que le aseguraban el abastecimiento de gas por largo tiempo y que esa despreocupación es producto de su decisión de construir una terminal marítima para recibir el LNG, traído en buques-tanque desde países como Malasia, Trinidad o Nigeria?

A raíz de la pretendida idea de Evo Morales de exigir a Brasil un considerable aumento en el precio del gas, este país ya ha iniciado el estudio, como lo hizo Chile, para construir plantas para recibir LNG y así depender de fuentes confiables para el suministro de gas.   

En el supuesto que la idea de construir ese gasoducto se concrete (todo es posible cuando son los estados los que deciden sobre la economía de los negocios) ¿Que beneficio obtendría Bolivia? Suponiendo que Venezuela supere las restricciones actuales para producir libremente su gas – que en gran medida es el que está asociado con el petróleo cuya producción está restringida por la OPEP - dejaría que Bolivia participe de ese caño y de los ínfimos mercados de Uruguay y Paraguay? ¿No sería mas bien un elemento conflictivo que genere una competencia entre los dos países? ¿Son realmente necesarios para Venezuela los ingresos que genere la comercialización del gas por ese gasoducto?  ¿No podría Venezuela politizar el precio del gas para, supuestamente, vender a  Argentina o a Brasil forzando a que Bolivia acepte precios políticos de una obra que talvez nunca se pague? Bolivia ya cuenta con tres salidas para su gas, hacia Brasil, hacia Argentina y hacia Chile (a través de Argentina), porque requeriría de otra salida más?

Confiemos que Bolivia reavive la idea de  instalar una planta de LNG y que se destierre la de construir semejante gasoducto que ni siquiera podría abastecer mercados incipientes como son los del norte de Brasil, Paraguay y de Uruguay debido a los exorbitantes precios que tendrían que cobrarse para cubrir la enorme inversión y el  costo del transporte. Confiemos que se elimine definitivamente aquel arcaico concepto de evitar cualquier acercamiento o negociación entre Bolivia y Chile y se contemple el territorio chileno como una alternativa válida y ventajosa para instalar la planta de LNG debido a las ventajas económicas y comerciales que esta alternativa les significaría a ambos países.

Esperemos que en Argentina se observe y se de curso a la intención mencionada por el presidente Kirchner a los empresarios españoles en su reciente viaje a España, en sentido de que se modificarán las actuales tarifas del gas que desalientan la inversión exploratoria.

Fuente: Fundación Atlas

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