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Año V Nro. 355 - Uruguay, 11 de setiembre del 2009
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¡Otro lío en Antel! Pareciera que algo huele mal en la “empresa” de telecomunicaciones del estado. No hace mucho fue su vice –presidente que tuviera que renunciar por una serie de desatinos en su gestión que luego desembocaran en confusas situaciones que llevaran a su procesamiento, por la justicia. Ahora, hubo de renunciar el propio presidente de Antel por la contratación de un funcionario como adscripto a la vice-presidencia en circunstancias, al menos, curiosas. Esto situación no es más que un ejemplo de la confusión frenteamplista entre gobierno y estado. Todavía está el recuerdo de la contratación de al menos quince ´patovicas’ de esa colectividad política cómo guarda espaldas del presidente en un procedimiento harto dudoso, donde, a estos elementos hasta - si la memoria no nos juega una mala pasada-se les diera grado policial. Todavía está fresco el episodio de la contratación de la bella y frenteamplista boxeadora Chris Namús como una especie de imagen corporativa de Antel con muy respetables emolumentos para la pugilista. Lamentablemente también tenemos presente la persecución del cual han sido objeto gran número de funcionarios del estado por el simple hecho de no ser de izquierda. Tan es cierto esto que hasta hay grupos de apoyo psicológico instituidos en algunos lugares para los damnificados por esta execrable política. Todavía está fresca en la memoria del que escribe su pasaje por la administración donde lo único que se tomaba en cuenta era la idoneidad de los funcionarios para el cargo, jamás su pelo político. Los blancos tenemos muy claro, quizás por los años en el llano, que gobierno es una cosa, partido otra. La historia política de nuestro país tiene muchos ejemplos de estas aberraciones, siendo la más notoria la doctrina o teoría de la ‘influencia directriz’ de Julio Herrera y Obes. Lo que parece ser una continuación de esta política la estamos viendo hoy todos los días en la televisión por parte del gobierno nacional en su flagrante y manifiesta campaña publicitaria-paga por todos nosotros-defendiendo sus muy puntuales logros en el gobierno. Esto no es buena cosa. Gobierno es gobierno y estado es estado. No se deben mezclar los fines explícitos de uno y otro. Mezclarlos, confundirlos como hace el Frente Amplio no es bueno para el proceso democrático y consecuentemente tampoco lo es para el país en su conjunto. Los gobiernos pasan, el país y el estado no. Está bien, y así debe ser, que cada gobierno imprima sus objetivos y prioridades al aparato estatal y a la gestión pública, pero no al precio de politizar esa gestión pública al extremo de pretender hacerla una extensión del partido de gobierno. El Partido nacional, ya desde los albores de nuestra nacionalidad ha tomado estos conceptos como propios y siempre se ha manejado de acuerdo a ellos. El conglomerado de izquierda en cambio, con sus ambivalentes conceptos con respecto a la democracia como sistema, no parecería tener esto para nada claro. Esto, es malo para la democracia, para el país y para los propios partidos políticos. Es una lástima que el Frente Amplio aparentemente no lo entienda así.© Michael S. Castleton-Bridger
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