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Los simuladores
por Jorge Azar Gómez (Perfil)
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El hombre de traje y gabardina llegó inusualmente rápido al Edificio de las Comunicaciones, una fría y lluviosa mañana de julio. El presidente de ANTEL autorizó su ingreso ya que venía recomendado por el pro secretario de la Presidencia de la República.
La gestión para su ingreso como asesor fue muy sencilla y hasta torpe, como para que solo gente torpe pueda creerlo: una carta hecha en un colage y una llamada concretada de un celular desde la planta baja de ANTEL, recepcionada en la presidencia del ente, que no atinó a controlar en sus captores de llamados si era real, avisaban de la llegada a ese directorio del investigador, a quien se le debía prestar especial atención y listo, se le fijo un suculento sueldo, como acostumbra hacer esta banda de simuladores con sus cómplices.
El nuevo simulador, ingresó al ente y el mismo día se le adjudicó despacho, computadoras personales, etc., lógicamente si era “amigazo” de Jorge Vázquez como le iban a pedir documentación o carta de referencia, a los cinco días, ya estaba con su contrato firmado , vales para taxis, un adelanto de $6.000 y el 1° de septiembre puntualmente cobró sus $17.582 de su bien ganado sueldo, a decir del ex presidente Carvalho que manifestó a la prensa “que Román no había cobrado el sueldo de septiembre y que era un funcionario que cumplía su trabajo con total responsabilidad e idoneidad”
Pasado más de un mes de que Román estaba desempeñando las funciones adjudicadas por su “amigazo”, lo que parecía un hecho cotidiano se transformó en desesperación.
Una sucesión de hechos extraños, ocurridos en los últimos días, pasó por la mente de Carvalho y del resto del directorio del ente, como una película de terror.
Esos hechos, no era que no se había verificado la llamada de Jorge Vázquez en su momento, no era que a Carvalho le habían metido “el perro”, no era que ni la identificación se le había pedido a Román, no era que el pueblo podía pensar que en el Gobierno de Vázquez había clientelismo y corrupción, no era que empleados telefónicos que aparecían como por arte de magia, sospechosas llamadas de la empresa pidiendo códigos de gestión personal, cambios de número nunca solicitados, solo hubo un dato llamativo: Román solicito modestamente una computadora personal para trabajar en su casa y para el presidente y la vice presidenta de Antel, eso no se ajustaba a los “estrictos controles” que Antel practicaba en todos sus procedimientos y por lo tanto debería actuarse con prudencia, no sea cosa que después fueran acusados de uso personal de elementos del estado.
Fue entonces que con la mayor delicadeza, se le solicitó al “amigazo” de Jorge Vázquez una carta de este para concretar la adjudicación, carta que el mismo día estaba en el ente y por lo tanto, luego de recorrer la misma los distintos “controles” administrativos, se le adjudicó.
Este hecho fue comunicado al pro secretario de la presidencia Lic. Jorge Vázquez, a efectos de que esté tranquilo que su “amigazo” contaba con todos los elementos para desarrollar sus funciones de la mejor manera.
Dicen que Jorge Vázquez les manifestó en ese momento (a casi dos meses de haberlo contratado a Román) que él no había recomendado a ninguna persona para ingresar en Antel y que por lo tanto él no era quién le había metido “el perro” al honorable directorio del ente y solicitó se le confirmará todo lo relatado.
En ANTEL le corroboraron lo que él hubiera preferido no escuchar. Que un hombre había llamado invocando su nombre, que luego envió una carta , firmada por él, con sus datos filiatorios solicitando su designación y que, los funcionarios del ente llamaron al único celular que Román les había indicado debían llamar y siempre atendía la “secretaria” de Vázquez , quien siempre confirmaba los solicitado o afirmado por Román. Todo sincronizado a la perfección.
El director y guionista del exitoso unitario "Los simuladores", Damián Szifrón, no podría haberlo recreado mejor. Una trama llena de suspenso, bandas organizadas e inteligencia y creatividad a la hora de urdir mecanismos de estafas dentro de los esquemas del gobierno. Sólo que la escena descripta no aparece en ningún guión cinematográfico sino en varios expedientes judiciales.
Los "malos" no están interpretados por actores como Diego Peretti o Martín Seefeld sino por ,aparentemente, solo dos “simuladores” reales, los cuales se encuentran procesados y otros simuladores destituidos y muchos más manejando los hilos de este guión gubernamental donde los propósitos están lejos de ser nobles, como aquellos que perseguía el cuarteto de justicieros vestidos con impermeables.
Esta banda de verdad en los años 70 se dedicaba a obtener dinero de secuestros, cuentas bancarias, de financieras, de bancos públicos y privados, casinos, etc. , con una operatoria simple: a través de la intimidación, la amenaza o el secuestro.
Nada de mecanismos sofisticados de hackers informáticos u otras yerbas. El éxito de la operación estaba garantizado cuando lograban infiltrarse en la entidad bancaria y disponer de un cómplice en su interior, comprado o amenazado.
El resto lo hizo una buena dosis de imaginación y audacia. Algunos intentos salieron bien. Otros, no.
Lo que llama la atención en todo esto es que la la Dra. Graciela Gatti, una de las juezas más experta y seria que tiene el país decretara en el punto 6 de su resolución que sólo se le practicara pericia psiquiátrica a Elbio Román y no al resto del directorio de Antel y demás integrantes del gobierno
"Los simuladores” de la ficción trabajaban para concretar sueños, castigar a los culpables o ayudar al débil. Y en cada capítulo asombraban con su inventiva para resolver problemas ajenos.
Esta banda de simuladores, en cambio, intentó resolver sus propios problemas económicos. Lo habrían logrado, a no ser porque nunca existe el crimen perfecto.
© Jorge Azar Gómez para Informe Uruguay
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