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El momento de la verdad
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por Susana Sechi (*) |
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Creyéndose imbatible la Señora Kirchner sacó a relucir sus ambiciones y codicia dejando volar su imaginación junto con su amigo Verbitsky. Asesores montoneros y erpianos prepararon la campaña para dar lucimiento a discursos colmados de espejitos de colores y promesas de un país mejor que fuera delirio de los jóvenes idealistas de los 70’s.
El matrimonio Kirchner plenamente convencido de su estrategia, recorrió el camino del engaño para seguir con la parodia de un progresismo que beneficiaría a todos por igual si se le otorgaba el voto a la Candidata oficial.
Ese Presidente que se manejó durante estos cuatro años por medio de promesas incumplidas y amenazó a aquellos que no se doblegaron ante sus caprichos paranoides, mintió reiteradamente como un modo confrontativo de ocultar sus fracasos.
Ocupando sus tiempos con diatribas, odios y revanchas, la paraja reinante se olvidó por completo de esa Justicia Social que tanto pregona ejercer con los mas necesitados, quienes por estas distracciones mueren por desnutrición. Otro grave extravío afecta la seguridad de las personas que nunca se ha tenido en cuenta desde atriles y tribunas, como tampoco en la campaña de la Señora, cosa por demás sugestiva cuando en sus discursos en los que se define como comprometida en la defensa de los Derechos Humanos, jamás abordó este tema y la palabra inseguridad parece estar ausente de su vocabulario.
¡Pero que desgracia para la Candidata en campaña! La oposición y los argentinos en general descreen de los índices del Indec pese a que su marido nos asegura que están perfectos y que solo la perversidad de algunos mal nacidos juega en contra con el fin de desestabilizar su gobierno. Con esta psicopatía de la negación el Presidente miente y miente descaradamente a la sociedad.
Desesperados por el revés inflacionario apelan al aumento de la mentira y la victimización como práctica reiterativa a imagen y semejanza de su amigo Chávez en Venezuela donde los precios están totalmente fuera de control.
Mientras la Señora sigue cayendo en las encuestas, anuncia la profundización del cambio y para predicar con el ejemplo ella misma abandonó el uso de las carteras de la casa Vuitton reemplazándolas por las de la casa Gucci, mas adecuadas a la posición que piensa asumir el 10 de diciembre, amén de utilizar como caballito de batalla la promesa de recomponer la “Calidad Institucional” a partir del momento que ejerza el poder.
La memoria parece estarle jugándole una mala pasada a la Candidata, ya que ella misma fue quien se ocupó en el Senado de pulverizar esa ley de leyes, regalándole a su esposo el poder absoluto para que pudiera gobernar libremente y sin ningún tipo de condicionamientos.
Entre tanto repartir los frutos obtenidos con sus fieles amigos, quedaron diseminadas bolsas, valijas, actos de corrupción, cargamentos de armas equivocadas y gastos desmedidos en secretarías varias, hechos que cayeron en la órbita de la Justicia sin que se registren novedades hasta el presente, eso si provocaron la renuncia de varios jueces, al parecer por trabajo insalubre.
Dudas por doquier están poniendo a la Señora al borde de un ataque de nervios, ahora hasta su título de abogada es cuestionado y se le ha efectuado una denuncia judicial ¡Qué pena tantos disgustos cuando ya se la estaba llamando Presidenta!
Ante tanta apología de la mentira ampliada y distorsionada, seguirán los actos con los extras, las diatribas y la exposición pública lejos del periodismo, por que quizás preguntas sediciosas puedan ser hechas por algún distraido.
Después de todo muchos ya le están agradeciendo a la Señora, los ciudadanos comenzaron a ver a los candidatos de la oposición con otros ojos mas entusiastas y la comparación los está dejando muy bien parados a mas de uno, por lo menos se sabe cuales son sus propuestas y no será preciso caer en la nebulosa de inciertos mensajes indescifrables que ofrece la Candidata. Susana Sechi es Directora de La Historia Paralela
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