Año II - Nº 104 - Uruguay, 12 de noviembre del 2004

 

1 Campaa Mundial Seguridad en la Red

 

 
LAS PRIMERAS IMPRESIONES
Por O.A.

La ciudadanía uruguaya, que en elevadísimo número compareció a las urnas el 31 de octubre, ha decidido prescindir del balotage y confiar desde ya la conducción del país al Frente Amplio, aunque por una exigua diferencia (0.45 %, unos diez mil votos).

Asimismo, y por un 55 %, aceptó el proyecto de reforma constitucional presentado por los dirigentes del sindicato de OSE, proyecto apoyado por las dos principales fuerzas políticas pero que no alcanzó a sumar los sufragios de éstas, ni mucho menos.

Destacamos estos dos aspectos, porque constituyen dos de los principales aspectos negativos de la reciente jornada electoral.

Efectivamente, es malo para el país que un sector cualquiera alcance la mayoría absoluta, en especial en estos momentos en que los coletazos de la crisis del 2002 aún nos afectan, requiriendo un consenso nacional que ahora será muy difícil y esquivo.

Y lo es más, porque el reciente vencedor tiene, como componentes de su ideología y de su conducta, no pocas inclinaciones al autoritarismo y el maniqueísmo.

Un triunfo de este mismo sector, en una segunda vuelta, dejando mientras tanto formado un Parlamento más igualitariamente constituido, habría sido una solución mucho mejor, por encima de la opinión, favorable o desfavorable, que de ese sector se tenga.

Es cierto que existirá ahora, también, una responsabilidad exclusiva. El equipo triunfante no podrá atribuir sus dificultades a los demás, como ha hecho en su gobierno montevideano, ni podrá quejarse de una "herencia maldita" porque es ésta una excusa de "chambones" que por lo general no tiene efecto atenuante y mucho menos si existe una mayoría absoluta.

Quiere decir que si el Frente fracasa a los ojos de la población y especialmente a los ojos de sus fanáticos seguidores, tendrá mucho mayor responsabilidad que si fuera solamente una mayoría relativa como ha sucedido con los anteriores gobiernos.

Especialmente porque se ha excedido en su oferta de "cambio" (cuando ya comienza admitiendo que deberá acordar su programa con el F.M.I.) y en sus promesas preelectorales.

Desde luego, la masa fanática tarda mucho, llegado el caso, en reconocer su error, y si no véase que en Montevideo, con cierta tendencia masoquista, se sigue apoyando, y cada día más, a un gobierno notoriamente deficitario y muy caro.

Pero cuando lo haga, su reacción será proporcionalmente más rigurosa y punitiva. ¿Quiere decir que "deseamos" que así ocurra? Obviamente sería suicida, puesto que nuestro propio bienestar personal depende del acierto del gobierno, como ya dijo Pero Grullo.

Pero una cosa es NO desearlo y otra cosa es NO pronosticarlo. Hay muchos factores tremendamente adversos en el elenco frentista y en sus antecedentes. Pero eso será objeto de otro artículo que prometo, salvo que los censores me lo impidan.

El otro factor negativo es la aprobación del siniestro proyecto sobre el agua. Nuevamente la mayoría de la población se ha inclinado en su perjuicio, en base a una propaganda basada en tergiversaciones y meras mentiras, y sin discutir, y en muchos casos sin conocer siquiera, el texto.

Este nuevo error, al que inexplicablemente (??) se sumó el sector de Larrañaga, llegando a la vieja arana de ensobrar con las listas de votación las hojas del "si", obligará al nuevo gobierno a hacer pininos o a violar lisa y llanamente la reforma aprobada, si quiere evitar los funestos efectos de la misma.

Que, curiosamente, fue rechazada en el departamento de Maldonado, del que los gestores pretendían extraer sus mejores argumentos...

Pero, como dijimos, esos serán sólo algunos de los problemas.