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Año V Nro. 316 - Uruguay, 12 de diciembre del 2008   
 

 
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Visión Marítima

 
José Brechner

El súbito sarpullido
de pragmatismo de Obama

por José Brechner

 
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         El giro hacia el centro de Barack Obama es dulcemente encantador, sin embargo será con el desarrollo de su administración que veremos cómo se perfila el destino de los Estados Unidos.

         La política internacional en manos de Hillary Clinton, que hasta ahora difería con la del presidente electo, es la que definirá el rumbo del nuevo gobierno demócrata.

         Si Hillary se mantiene firme con respecto a Irán, Ahmadineyad podría volar en pedazos junto a sus reactores nucleares. La Clinton dijo que hay que arrasar con Irán, mientras Obama opina que hay que sentarse a tomar el té con su presidente.

         El tema es crítico, porque no se puede arriesgar la seguridad de Europa, Estados Unidos e Israel, consintiendo a las provocaciones de un régimen que distribuirá armas nucleares a Hezbolá y Chávez si se le permite proseguir enriqueciendo Uranio.

         La guerra en Irak, que ha sido el principal motivo del descenso en la popularidad de Bush, también cobra un nuevo cariz, ya que por primera vez en la historia de los Estados Unidos, un ministro es ratificado en su cargo después de un cambio de gobierno, y es nada menos que el de Defensa, Robert Gates.

         Irónicamente, mientras Obama sesudamente decide continuar con la acción militar de su predecesor, Bush dijo que su peor error fue atacar Irak, por confiar en los informes de las agencias de inteligencia que reportaron la existencia de armas de destrucción masiva.  El asunto es para poner los pelos de punta. ¿Si no se puede confiar en los informes de inteligencia, en manos de quién está la seguridad de Occidente?

         El escenario político en Washington es risueño: Bush le da la razón a Obama, y Obama le da la razón a Bush. Los Clinton y sus amigos se quedan con un gran pedazo de la torta, todos terminamos la campaña como buenos amigos, y empezamos una nueva etapa en unidad y placentera armonía como corresponde a una democracia responsable, pero veremos cuánto dura el idilio en el gabinete.

         Si Hillary Clinton que es de temperamento fuerte y posturas intransigentes, se torna inconveniente para  Obama, puede ser retirada de su puesto, quedándose sin la Secretaría de Estado y sin su Senaduría, porque para ejercer en el Ejecutivo debe renunciar al Legislativo, y no puede retornar al puesto dejado.

         De Obama lo único concreto que sabemos es que no tiene ancla, y así como ahora está en el centro, mañana puede retornar a la extrema izquierda. Su pasado político es demasiado fresco como para tener una perspectiva cabal de su futuro proceder.

         En todo caso tuvo la decencia de admitir que no lo sabe todo y que necesita gente con experiencia a su lado. Esperemos que esa actitud de buscar el consejo de sus mayores sea constante y no le dé un ataque de acné narcisista que lo lleve a tomar decisiones alocadas.

         La más aturdida con su súbita moderación es la extrema izquierda que le dio su voto, confiando en que ejecutaría numerosos cambios que obviamente no se llevarán a efecto, por lo menos en la primera fase de su gobierno. No porque no quiere, sino porque no puede.

         Socializar la medicina, elevar impuestos, aumentar las jubilaciones, y redistribuir la riqueza, se puede intentar cuando sobra el dinero. En las condiciones actuales, lo más probable es que las promesas quedarán en promesas.

         El dubitativo presidente electo además aclaró, que cuando en su campaña electoral se refirió al “cambio”, estaba hablando de él, indicando que su persona es el cambio prometido. Evidentemente el mundo entero malinterpretó sus palabras. 

         No hay que tornarse muy optimista, dándole tiempo para ver cómo se comporta. Dice George Will: la parte agradable de ser pesimista, es que constantemente compruebas que tienes razón, o puedes ser gratamente sorprendido.

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Fuente: Diario de América
 
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