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Año III - Nº 164
Uruguay, 13 de enero del 2006
 

 

Cosas del Fútbol
Una vaca azul y otra celeste

 

No se imaginaba don Hernando Arias de Saavedra allá por el 1600 que las tropas de vacunos que estaba ingresando a la Banda Oriental podrían tener cuatro siglos después una simbólica repercusión en el deporte uruguayo.

Para él y su Rey se trataba simplemente de incentivar la riqueza ganadera cuya explotación sería en definitiva el origen de la colonización de nuestro territorio.

Sin embargo aquellas vacas que deberían ser sagradas para nuestro país por lo que han representado para la economía, se han metido para siempre en la mejor historia del fútbol chacarero.

A la ya conocida historia de la mascota rochense como la vaca celeste queremos comentarles la conmovedora historia de un cuadro de barrio que supo ganarse en buena ley las preferencias de los deportistas del departamento de Treinta y Tres.

Se trata de un fenómeno social llamado VACA AZUL que tuvo amplia repercusión en el fútbol olimareño.

Como suele suceder en estos casos, todo había comenzado en rueda de amigos en una vieja casona de las calles Celedonio Rojas y Manuel Meléndez.

En ese trasnoche donde se van confundiendo la guitarra, los naipes, los asados, la caña blanca y el fútbol fue surgiendo también la idea de fundar el cuadrito del barrio.

Poco importa si la idea del nombre (VACA AZUL) fue de Julio Macedo o surgió espontáneamente cuando algunos intelectuales viajaron a Cerro Chato para enfrentarse con el TORO NEGRO de aquella población.

Importa en cambio señalar que el 31 de diciembre de 1931 este grupo de jóvenes deportistas olimareños que desparramaban su bohemia en un barrio de aljibes y parrales fundaban una institución con el sugestivo nombre de Vaca Azul.

Treinta y Tres todavía no tenía urgencias y el tiempo sobraba para el infaltable copetín, charlar con los amigos o formar el cuadro para el próximo domingo.

La pasión por las letras y el deporte fue arrimando distintas personalidades del quehacer olimareño entre los que se recuerdan a Julio C. Da Rosa, Ruben Lena, Sanchez Piquere, los hermanos Nieto y los Vergara que encontraban en el Rubio Mila al dirigente que llenaba todos los cargos de la directiva imaginaria del VACA AZUL.

El Rubio fue dirigente, director técnico, masajista y jugador con un raro encanto personal para manejar el equipo.

LUIS ALBERTO LACALLE JUGO EN EL VACA AZUL

Una publicación del periodista olimareño Juan Luis Casalla señalaba que escribir sobre el Vaca Azul me ha conmovido hasta las entrañas, revelándome una nueva y mejor conjugación del valor de la amistad. Conocer a todos los entrevistados vacasulseños ha sido una experiencia enriquecedora e intransferible. Debo confesar que además de mis buenas intenciones hubiera querido sumar talento y capacidad literaria, pero no fue posible, así que ofrecí capacidad de trabajo, voluntad y fidelidad.

En la actualidad todavía resuenan en la esquina redonda (Celedonio Rojas y Manuel Melendez) algunos nombres que defendieron la institución en distintas temporadas; Yamandú Piedra, Angel Pagani, Darío Nieto, Chuto Piñeiro, Cuqui Lacalle ex presidente, Toto Craviotto, Yiyo Rado, Ruben Silvera, el Manco Tonar, el Gaucho Saravia, Walter López, el Turco Salomón, Jesús Peralta, Paco Muniz y el requemado entre muchos otros.

Hoy todo es recuerdo, el inolvidable Rubio Mila se ha ido con su VACA AZUL, dejando un cacho de nostalgias en una esquina clásica de la ciudad de Treinta y Tres, mientras en los potreros de Rocha va surgiendo la imagen simbólica de la VACA CELESTE&