Evo Morales, el nuevo dictador
por Daniel Pasquier Rivero
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Parece que la saga no termina. El locuaz H. Chávez anuncia el retiro “obligatorio” del primero de los Castro, "El Fidel aquel, que recorría las calles y pueblos de madrugada con su uniforme y abrazando a la gente, no volverá'', ¿muerte o situación irreversible?; la pugna entre sucesores está en marcha, todos tienen ambiciones, hay que mostrar antecedentes.
Desde enero del 2006 ha conseguido ordenada y sistemáticamente, casi eliminar el Tribunal Constitucional, dejándolo con una solitaria representante; de igual manera diezmar la Corte Suprema de Justicia y desobedecer sus resoluciones; crear un cuerpo de jueces y fiscales a su servicio con jurisdicción ilimitada por encima de los jueces naturales territoriales; la administración y fiscalización de la judicatura inexistente por desaparición del Consejo de la Judicatura; el Poder Electoral reducido a la acción de un fiel presidente nombrado a dedo, acompañado por dos vocales mantenidos para hacer quórum.
El Poder Legislativo formado por levanta manos preocupados en aprovechar los beneficios de la torta del poder, involucrados en todo tipo de actos de corrupción: tráfico de influencias, complicidad en contrabando, silencia frente a demandas por conexiones con estafas al Estado, contratos mal habidos, tenebrosa pero evidente relación con agentes ligados al narcotráfico y políticas facilitadoras de la actividad ilícita, honorables ocupados en mantener el discurso y la imagen anti-imperialista, etc. y de aprobar “por decreto” todo lo que no puede conseguir el consenso o el apoyo de la Cámara de Senadores, en manos de la oposición. Convocar al Congreso (sesión conjunta de ambas cámaras) para conseguir con “simple mayoría” imponer la voluntad del Ejecutivo se ha convertido en ritual.
En consecuencia el gobierno no reconoce en los hechos los derechos constitucionales y atropella la libertad de las personas al detener sin mandamiento judicial legal, sin respetar procedimientos y ejecutando en general allanamientos y detenciones por gente encapuchada sin identificación alguna; sometiendo a la condena pública, vía medios de comunicación, a políticos, cívicos, periodistas, opositores y hasta a disidentes del oficialismo sin mención de cargos, presentación de pruebas ni el respeto al debido proceso. Todos los considerados “opositores”, hasta por el simple hecho de haber denunciado hechos de corrupción de personeros del gobierno, se encuentran en prisión, en la clandestinidad o en el exilio. Del discurso promoviendo el temor se pasa sin distinción al ejercicio del terror mediante las fuerzas policiales y militares al servicio del gobierno y no de la Nación. Cuando haga falta, se complementa la represión mediante el uso de la fuerza paramilitar, irregular, conformada por civiles armados y entrenados para la represión, que según repetidas denuncias de testigos han sido comandadas por personal venezolano y cubano.
Evo ha propuesto en público “fundar otra OEA sin EEUU”, como respuesta a la política estadounidense de bloqueo a Cuba, sin hacer mención al compromiso solicitado al los gobernantes de la isla sobre el respeto a los Derechos Humanos y garantías a la mínima libertad de expresión, de asociación, de prensa, de trabajo, de comercio, y libertad de conciencia. Los pocos presos liberados lo han sido por cumplimiento de condenas, a pesar de injustas y en general terriblemente largas. No ha sido por “ablandamiento humanitario” ni condescendencia a los pedidos internacionales de apertura a los Castro. Pero su propuesta sobre la OEA no ha sido suficiente para Evo y ha propuesto que “Los latinoamericanos deberían sacar a los embajadores (de EEUU) de sus países si no levantan el bloqueo a Cuba”, entrometiéndose sin miramientos en asuntos de política interna de otros países. Hace poco ha declarado “Siento que las naciones del mundo tenemos que fundar otra Naciones Unidas, sin Estados Unidos”
Evo tomó con tropas las instalaciones de empresas petroleras que trabajaban en Bolivia, sin respetar contratos, y después de tres años todavía tienen negociaciones pendientes con el Estado. Ha seguido en su discurso agresivo el estilo y las consignas del presidente venezolano, imitándole en la expulsión del Embajador de EEUU tras acusaciones de injerencia en la política interna y de apoyar a la oposición, siempre fiel a su estilo, sin ninguna prueba. Las agencias ligadas a la lucha contra el narcotráfico despedidas y desmanteladas. En terreno tan movedizo el gobierno practica la lucha en el discurso y sólo recurre al “autocontrol” en los hechos, algo como dejar el mercado libre a los sembradores de coca para que definan con los fabricantes cuánto y dónde entregarán la droga.
Ahora Evo se alinea con los movimientos terroristas al “condenar a Israel por genocidio en Gaza” y romper relaciones diplomáticas, sin considerar la complejidad del problema, la participación de Hamas ligada a Hezbollah y los movimientos fundamentalistas islámicos, mostrando solidaridad más que con la causa palestina con Hugo Chávez y Mahmud Ahmadineyad, cuyo gobierno expresaba "Ojala podamos hacer entre Bolivia e Irán un acuerdo internacional contra este conflicto en la zona Palestina (la Franja de Gaza)", mediante su Ministro M. Abbasi. Las relaciones de Chávez con las FARC están fuera de toda duda y así parece también con el gobierno de Morales (Ciudadano X2, de E. Martínez)
Evo ha conseguido convocar a referéndum sobre su proyecto de nueva Constitución Política del Estado (CPE), donde reafirma la condición de privilegiados ante la ley al indígena originario campesino, creando la segunda categoría para el 70 % de la población conformada por mestizos; reconoce libertades y derechos, pero no los garantiza, porque en todos los casos está la muletilla de “sujeto a ser definido y reglamentado por ley”, y quienes conformarán los organismos legisladores según esa CPE sólo podrán ser partidarios de la línea ideológica del presidente. Por último, existe el artículo 411, por el cual “todo” en la nueva CPE, a partir de su aprobación, puede cambiarse parcial o totalmente por simple mayoría, adiós el compromiso de los 2/3 en Congreso, dejando al arbitrio del mandatario todos los derechos y deberes de los ciudadanos. Si cabía alguna duda sobre estas intenciones, el propio mandatario se ha encargado de disiparlas y ha declarado que “después de diez días, vamos a cambiar todo” Y añade “Hemos venido a quedarnos (en Palacio Quemado) para toda la vida”, como lo pensaron Mussolini y Hitler, y como lo consiguieron Stalin y Castro.
Evo ha prometido nada menos que echar de Bolivia, y quizás del mundo, al “dios de los oligarcas, el dios de los colonizadores”, al Dios que reconoce el 85 % del país. Y si su propuesta no es aprobada en referéndum el próximo 25 de enero “Si no me aprueban leyes, pondré en vigencia la constitución (CPE) mediante decretos”. Evo se declara Dictador.
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