Obama: la ideología de las postideologías
por Lorenzo Albacete
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En cumplimiento de su promesa electoral, el presidente Barack Obama ha levantado la orden del presidente George W. Bush que prohibía la financiación federal de la investigación con células madre de embriones. Desde un punto de vista político, para aquéllos que se oponen a este tipo de investigación no es una derrota inesperada. Incluso el candidato republicano a la presidencia, el senador John McCain, había prometido eliminar esta prohibición.
Pero cuando se anuló la ley que excluye de los fondos federales a las organizaciones que promueven el aborto en el plano internacional, el presidente Obama firmó la orden en privado, lejos de las cámaras. Esta vez la firma ha sido durante una ceremonia pública organizada políticamente para mostrar su fidelidad al ala más izquierda de su partido, para que no pareciese que en algunos aspectos (como la guerra en Iraq) se había movido hacia la derecha. De hecho, el motivo casi únicamente político de este gesto es tan claro que debería preocupar que se adhiera a cualquier ideología, de izquierda o de derecha.
El presidente ha dicho que quiere ir más allá de las categorías liberales y conservadores, tomando decisiones que confundan a ambas partes. No busca una síntesis filosófica trascendental, persigue con tenacidad el pragmatismo. Es el claro ejemplo de una persona cuya visión de la realidad, y por lo tanto de lo que es correcto y verdadero, no es lo que realmente existe (Verum est ens). Tampoco parece seguir las opiniones de quienes piensan que la realidad es lo que hemos hecho nosotros mismos (Verum quia factum). El pragmatismo del presidente quiere trascender las ideologías liberales y conservadoras, pero no renunciando a la ideología. De hecho cae en una nueva ideología: la verdad y el bien es lo que conseguimos hacer. La verdad es la "factibilidad". La verdad es lo que la tecnología, no el pensamiento, nos permite conseguir. Verum quia faciendum. Como el cardenal Ratzinger dijo en 1968: "El prevalecer de la historia se sustituye por el de la techné (véase Introducción al cristianismo)".
Esto está muy cerca del pragmatismo americano, que ha permitido la supervivencia de los Estados Unidos como una sociedad en constante transformación cultural y religiosa. De hecho, las otras dos visiones de la realidad sobreviven y, de vez en cuando, son políticamente significativas, la guerra cultural sigue. Pero al final ganará la ideología imperante, la del pragmatismo. La defensa que ha hecho el presidente de apoyar la destrucción de embriones humanos, en nombre de una "ciencia ideológica libre", coincide con el pragmatismo de sus decisiones en otros ámbitos: con las propuestas para superar la actual crisis financiera y para llevar a cabo la guerra contra el terrorismo. Se ajusta a la creencia de que en Estados Unidos todo es posible y que todos los problemas tienen una solución. Es lo que ha ganado en las últimas elecciones. Ésa será la cultura dominante, al menos en los próximos cuatro años.
El presidente Obama es fiel a su historia personal, formación y experiencia, no conoce otra forma de escapar de las luchas ideológicas que paralizan. Lo que es realmente triste es que muchos católicos del Gobierno no sean capaces de mostrarle a él y a todos cómo se puede reconocer real y racionalmente que la Verdad nos hace libres.
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