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Fidel Castro y sus huéspedes
por Mario Antonio Sandoval
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COMO CONSECUENCIA DE LO ocurrido en Cuba con el fallido intento de entrega de la Orden del Quetzal a Fidel Castro, tomó importancia en Guatemala conocer a quiénes recibe. La explicación oficial, obviamente basada en hechos reales pero no por ello válida, fue la salud de quien ha mandado en la isla durante medio siglo. Sin embargo, sí ha recibido a otros mandatarios. El último de ellos fue el presidente hondureño Manuel Zelaya. Como no tiene lógica alguna pensar en un súbito mejoramiento de las condiciones de Castro, es necesario entonces discurrir un poco al respecto de las posibles causas, y tratar de pensar en la manera como lo hace el gobierno cubano y sus principales figuras. Esto es difícil, pero vale la pena intentarlo.
EVIDENTEMENTE, la visita no se pudo hacer porque Castro decidió no recibir a Colom. Según se rumora, el gobierno guatemalteco tenía pleno conocimiento de ese hecho, pero por insistencia del círculo íntimo superior, decidió seguir adelante, con la evidente idea de forzar a un encuentro. Es en ese marco como debe entenderse la insistencia de los visitantes guatemaltecos, así como la de otra manera inexplicable solicitud de disculpas por haber sido utilizado territorio nacional para el entrenamiento de quienes participaron en el fallido intento de Bahía de Cochinos. Pero el solo hecho de pensar en la posibilidad de un cambio en la decisión cubana, comprueba lo precario de la capacidad de comprensión de cómo funciona el régimen cubano.
OTRA PREGUNTA CLAVE se refiere a las causas por las cuales Castro sí considera al presidente hondureño lo suficientemente importante para recibirlo. Hay varios motivos, a mi juicio. Uno, haber sido realizadas las actividades previas en concordancia con la diplomacia. Dos, el dar un mensaje aún más claro de la poca importancia otorgada a la visita. Pero aun ello no responde a cuál es la causa de esta actitud, para un presidente acostumbrado a autocalificarse de socialista democrático, sin ser cuestionado por nadie para comprobar si esa definición corresponde con la realidad. En otras palabras, ni Fidel Castro ni su gobierno consideran al presidente de Guatemala como una persona a quien le cabe ese calificativo político ideológico.
A MI JUICIO, CASTRO HA DADO dos mensajes, explicables por la manera como califica a los socialistas de hoy. No les tiene mucho aprecio, como comprobó con la presidenta chilena, Michelle Bachelet, a quien puso en aprietos cuando habló a favor de la salida al mar para Bolivia, lo cual afecta directamente a Chile y sus relaciones con ese vecino andino. Y en el caso de Álvaro Colom, ni siquiera se tomó la molestia de recibirlo, porque lo considera un gobernante no izquierdista o al menos no lo suficientemente hacia la izquierda. Sin duda considera a los errores políticos cometidos por un gobierno autocalificado de socialista como una forma de causarle desmedro o desprestigio a la imagen del socialismo como se entiende en Cuba.
CASTRO CONSIDERÓ LA VISITA como una manera de lograr una oportunidad de foto con él, y decidió no acceder a esa idea para el álbum familiar presidencial. Esto se comprueba con la recepción al presidente de Honduras, quien no llevaba ninguna condecoración en la mano ni tenía pensado pedir disculpas porque en el territorio hondureño haya funcionado una base militar estadounidense. Ahora solo queda conocer cómo califica el presidente guatemalteco las acciones previas y posteriores a su visita a Cuba, lo cual sin duda no es compartido por el canciller del gobierno de la UNE, quien ya expresó con claridad meridiana estar ajeno a una decisión política personal del Presidente de la República, no del Ministerio de Relaciones Exteriores.
Publicado en el diario Prensa Libre, de la Ciudad de Guatemala, el viernes 6 de marzo de 2009.
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