Se pierde el control de la unidad
por Rubens Arizmendi
Doctor en Ingeniería de Sistemas de Información
Profesor de Matemáticas. Periodista
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Los partidos políticos surgen históricamente a partir de individuos coincidentes en puntos de vista y principios, extendidos hacia grupos de opinión que generan “corrientes”, las que a su vez fueron dando lugar a organizaciones sustanciales con bases humanas apoyando a un líder que ellas entienden que representan sus anhelos y esperanzas de bienestar y superación social. El concepto de Organización (bien aplicado, por supuesto,) requiere que se avance hacia la institucionalización de una propuesta, y una plataforma de acciones y decisiones que por encima de sus propios ideólogos colme los mejores afanes de la población.
Ciertamente, estos son conceptos teóricos que, sometidos a consideración y evaluación públicas del resto de la gente podrán evolucionar hacia victorias electorales o sucumbir en inesperadas decepciones. Allí es donde los actores de la “res pública” visualizan su relación, empatía e identificación con el entorno que desean gobernar. Podrán encaramarse a la gloria y entrar por la puerta de la historia. O, lo que es frecuente y peor, resignarse a integrar círculos de oportunistas que medran de las patologías que azotan a los grandes líderes y partidos y que, pese a accidentales victorias, determinarán que su perfil es perdedor.
Y ahora, al grano: el Batllismo, sin grandes estremecimientos en su debe, comenzó hace cinco décadas, en 1958, a conocer derrotas y a vivir traspiés que hoy nos lo presentan vapuleado y como el árbol caído del cual todos presenten hacer leña. En aquel momento teníamos grandes líderes y también otros brillantes valores intermedios de gran arraigo en la población a quienes el futuro esperaba; pero al llegar hoy al siglo 21 concluimos en la sensación de verlos desparramados por el camino, librados a su propia suerte, compitiendo todos contra todos , dejando de lado lealtades personales y partidarias que fueron incólumes y permitiéndose que doctrinas que nos acechaban les hubieran dado apertura en sus filas y , lo peor , que convivieran y compartieran trincheras con políticos respetables pero de muy diferentes valías y colores .
Se iban, pero. . .
En esas décadas, tuve diálogos desde horas y minutos hasta semanas enteras, con quienes fueron, en mi sentir , víctimas de las patologías políticas del momento, que no apreciaban la necesidad inminente de acompasar como soluciones a las nacientes transformaciones tecnológicas y sistemas que el Mundo reclamaba . La entrañable Alba, recia ideóloga incrustada en mi propia familia y hogar, como lo expresó en artículo anterior, nunca dejó de ser batllista. Con Hugo hablamos largo en ocasional encuentro en el aeropuerto de Rio de Janeiro y allí supe que volvería y con Zelmar convivimos por semanas en México y aún cuando no me aceptó el retorno sentí que verdaderamente le faltaba compañía, los riveristas lo coqueteaban.
Antes del 58, la Escuela de Oratoria y Periodismo del Partido Colorado que fundamos con el Beto Abdala y me tocó inaugurar y dirigir por dos años estimuló a futuras figuras del Batllismo, (Yamandú Fau como brillante orador, por ejemplo) pero a la hora de designación de candidatos
Se pierde el control de la unidad
Hubo oligarquías internas grandes y pequeñas que malograron a mucha gente.
Y era natural que si buscaban tribunas para sus ideas, cuando se las ofrecieron en otras tiendas las aceptaron.
En algo más de cuarenta años las patologías más variadas y hasta increíbles del Batllismo que en vano intentó su modernismo quedaron en evidencia. Al Analista Enrique Piqué quien en su artículo de hace apenas una semana pregunta “¿Qué le pasa al Partido Colorado?” y expone lamentos de candidatos en los que señala no ver ni un atisbo de autocrítica sino quejas por supuestos intentos externos de apoderarse de los despojos del viejo partido, le diríamos con nunca resignado consentimiento y desde sus mismas entrañas de la antigua Vázquez 1271 que el Partido Colorado perdió el control de la Unidad del Partido Colorado. Y desde nuestra teoría política tanto como la de los grandes pensadores que aprovechan y potencian los adelantos tecnológicos y sistémicos y las estructuras de liderazgos innovadoras que nos colocaron en una revolución social y económica denominada Sociedad de la Información, podremos ver fácilmente cuán lejos estamos de la realidad de un país que entre otras cosas ha sido reconocido como el único en el mundo que ha dado a sus niños la felicidad de disfrutar de una red totalmente nacional de telecomunicaciones por intermedio del Plan Ceibal. Al cual pese a nuestras objeciones en Opinar apoyaremos en todo momento.
Divisiones, recomposiciones y retornos
¿Cómo ocurrió este proceso depauperador de nuestras filas?
Coleccioné durante varios años información detallada, cada vez más sorprendente. Tras la derrota del 58 hubo un inicial tránsito hacia la izquierda de la 515 de Hugo y Zelmar que en 1971 generan nueva separación acompañando la fundación del FA como Diputado y Senador, pero con la deserción de Renán Rodríguez y Aquiles Lanza, quienes permanecieron en nuestro Partido. De ahí a 3 senadores y 11 diputados con la 99 en 1984 se vislumbró a Batalla como posible sucesor del General Seregni, pero no cuajó, y habiendo adeptos que deseaban otro camino surge en 1989 el Nuevo Espacio con los Demócrata Cristianos. En 18 años, tres grupos de opinión nacidos en el seno de nuestro Partido, casi nada.
Pero aún Rafael Michelini, Daniel Díaz y nueva lista, la 99, protagonizaron una tercera división en 1994. El que mejor salió fue el dinámico Hugo Batalla, como Vicepresidente de la República, pero en lo colectivo solo Fau obtuvo su banca de diputado, lo que es decir que estos jóvenes tenían su clase propia. A Yamandú le tocó sobrevivir, a Hugo en casi inmediata muerte, y le acuñaron una expresiva frase en la Cámara de Diputados al retornar a nuestras filas: “Quizás demoré en volver más de lo deseable, pero no importa.“
Lo que siguió fue un Cuesta Abajo
Volviendo a la derrota del 58, existe un análisis del politólogo Oscar Botinelli a instancias del periodista Emiliano Cotelo que sencillamente no tiene desperdicio. Publicado en diciembre 11 de 1997 dice cosas como las que siguen:
“Los orígenes se sitúan en la división del segundo batllismo entre la 15 de Luis Batlle Berres y la 14 del diario El Día, de los sucesores de Tomás Berreta y los primos de Luis, hijos de Don José Batlle y Ordóñez, grupo que se llamó Batllismo Neto. Para la derrota del 58 hubo dos interpretaciones, a) la oficial, de que Luis Batlle fue víctima de una crisis económica ajena al Uruguay, parecida a la que se vive hoy en el Mundo, y b) de una campaña de difamación, que sí la hubo, orquestada por el Partido Nacional mediante la incomprensión de su política industrialista de protección al trabajo nacional con el ejemplo de los tops de lana.
Zelmar: más conmociones
Las conmociones siguen. Zelmar muestra una primera diferencia con la política oficial pero la lista 15 no lo deja renovar listas con sus números y aparece la 99 con Renán Rodríguez como socio. En el 1966 surgen más triunfantes como Aquiles Lanza como Intendente de Montevideo, Martínez Moreno, Massa , Roselli y otros de extracción netamente colorada . Pero el festival se vuelve a fracturar cuando la Reforma de la Constitución deroga el Colegiado y vuelve a la Presidencia, siendo Renán como férreo ideólogo y defensor de don Pepe lógicamente el primero en irse. Y vuelven los re-encuentros con Zelmar como eje dominante.
Siguen otros actores. Fracasa la fórmula de Michelini con Gestido y éste hace unión con Jorge Pacheco Areco. Michelini fue Ministro de Gestión pero le renunció a Gestido cuando éste implantó las medidas prontas de Seguridad. Tras la muerte de Gestido y el ingreso de Pacheco a la Presidencia, la lista 99 se va desplazando hacia la oposición, entendiéndose con el democristiano Juan Pablo Terra, luego con Rodríguez Camusso y los comunistas. Según Botinelli hubo más variantes en la vida de Michelini que le llevan a posturas mucho más radicales, asociándose con Enrique Erro, un ex nacionalista, “hijo” superdilecto de Luis Alberto de Herrera, más conflictivo y escandaloso que éste (aclaro que fui colega y amigo) fundan el bloque Corriente y su ciclo finaliza con el Golpe de Estado, su exilio y muerte en Buenos Aires.
A Batalla se le ubican cinco etapas o ciclos, con camino propio dentro del Frente y su condición de abogado defensor de Seregni, pero esto también evoluciona hacia diferencias entre ambos, Hugo deja al Frente y con los democristianos abandona el lema colorado. El ciclo siguiente de Batalla es el Nuevo Espacio y un comienzo de afinidades con el Foro Batllista, pero acordar no es lo mismo que retornar al Partido, y después de muchos escarceos termina logrando la Vice Presidencia de la República. El autor de la historia, Botinelli, termina así la última fractura de la 99: ”aparecen dos líneas en 1997, una que nunca había pertenecido a un partido tradicional, era la izquierda más clásica, que se diluyó finalmente en Reafirmación 99, y otra integrada por quienes 27 años antes habían pertenecido al Batllismo y concluían un giro de 360 grados como Batalla, Casina y Fau.” Lo demás es cosa reciente, pero desde el Partido Colorado Batllismo los esfuerzos individuales siguen caracterizando uniones y separaciones y creándose nuevos grupos con distintos nombres que no quieren saber nada uno de los otros, mientras la preferencia popular los mantiene en el Año Nuevo con un promedio del 9%.
Según encuestas del último trimestre de 2008, Bordaberry está cómodo adelante de Hierro y Amorín. Se presume que los porcentajes comenzarán a moverse (después del Carnaval) pero sin variantes trascendentales, salvo nuevas disidencias en el Foro.
Alerta, partidos...
Y aquí radica el más grande peligro para el Uruguay.
Este Frente Amplio que hizo innecesaria una segunda vuelta dada la buena calificación de Tabaré Vázquez y los innumerables grupitos de opinión que conformaron un “baile de cucarachas” en su torno, ha tenido muchos virajes y creado decepciones, concluyendo en que no solo perdió compás con el Presidente sino que está haciendo agua por todas partes con adeptos que lo van despedazando obedeciendo a una mayoría fracturada, tal vez inesperada pero no ilógica porque las cucarachas danzan con fuerza y entusiasmo buscando mantener cohesión entre grupitos de intereses y una figura ideológica , la de José Mujica, que representa un largo, perseverante y súper calculado trajinar, promovido por la combinación de principios marxistas y de otros extremos con visibles influencias extraterritoriales a las que busca allegarse .
Se refirman también atisbos comunistoides en su ruta, basándonos en el manifiesto marxista que impone la destrucción de la economía privada para que el estado se apropie de ella y sea dueño absoluto de todo, pasando los individuos, el pueblo, a una posición inerme, amorfa , y por tanto, inofensiva y sumisa. Esto se acentúa con un reciente plebiscito venezolano que le dará a su presidente electo una condición de poder eterno, cosa a la que también aspira el presidente boliviano. Ambos se consideran amigos del candidato frentista quien ha seguido al pie de la letra las recetas marxistas de Fidel y aspiran a escenarios similares en sus países.
Recientemente manifestó su convicción de que “no encaja en el estereotipo que tienen los uruguayos de izquierda y de derecha a quienes les resulta intolerable somáticamente” aunque tendrá que gobernarles. Ante esta coyuntura los partidos tradicionales que dan por sentado que “habrá balotaje” deberán estar muy alertas porque hay “nubes de billetes” sobre el cielo uruguayo que los vientos del Noreste podrían desatar en los momentos más estratégico.
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