Eritrea
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Un paso contra el horror |
por Graciela Vera
Periodista independiente
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En muchos lugares del mundo el hecho de ser mujer es castigado de una de las formas más crueles y denigrantes: con la mutilación de los órganos genitales como manera de evitar el goce sexual y convertir a la mujer en mero instrumento del placer del hombre asegurándose su fidelidad ¿? y transformándola en simple ‘máquina’ procreadora.
Aquella noche de viento fue especial para mí. No podría asegurar mi edad por aquel entonces pero, por lo que sucedió, y dado que yo vivía en una aldea, debía de rondar los quince años.(...) Antes de que pudiera darme cuenta, mis vecinas me sujetaban los brazos. Contemplé como la hermana de mi madre y su hija mayor me abrían las piernas y apretaban mis tobillos (...). Kat recorrió mi ingle con manos expertas. Con horror percibí que me abría los labios de la vulva. Un súbito calor me subió desde el pecho hasta la frente (...). Primero se trató de un tacto frío y desagradable, el de la hoja del cuchillo apoyada en el botón. Luego fue un ardor. La sensación de que me desgarraban, de que me quemaban y de que aquel fuego se extendía por mi vientre. Ansiosamente intenté respirar, pero no pude. El gélido filo siguió sembrando su ardor mientras descendía hasta mi muslo derecho. Grité. (...) La habitación comenzó a dar vueltas y mis ojos se cerraron, pero sólo para volver a abrirse sobresaltados al notar que el cuchillo recorría ahora el mismo camino en el otro lado de mi ingle.(...) Durante el tiempo que duró la cicatrización, mi madre y las otras mujeres me insistieron en que todo había sido realizado por mi bien y que en el futuro mi afortunado esposo tendría garantizada mi castidad de manera perpetua. Extraído del libro La esclava de Cleopatra, de César Vidal.
No es la primera vez, desearía que fuera la última pero la realidad dice lo contrario, que me refiero a este tema aquí o en otros medios: http://letrasvspalabras.googlepages.com/8demarzo.
Eritrea ha dado un paso pero el camino es aún muy largo porque los números aterran.
El 98 por ciento de las mujeres somalíes han sufrido la mutilación de los genitales; una cifra muy similar en Egipto y Etiopía, poco menor en Yemen, Omán, Pakistán o India y otros lugares de Oriente Medio y seguiríamos por más de veinticinco países africanos hasta saltar en los últimos años al mismísimo occidente: Europa y América.
Consternación que tiene por una vez un dejo dulce. La satisfacción de que de esa lista se haya escapado un país: Eritrea*1.
Allí también por muchos años los porcentajes de mujeres que han sufrido la ablación de sus órganos sexuales continuará siendo alta, actualmente más del 90 por ciento.
Será necesario que nuevas generaciones de niñas, ahora libres del horror a que fueron sometidas sus madres, crezcan y vivan plenamente su sexo para llegar al ansiado cero.
En Eritrea, desde el 31 de marzo, cualquier práctica de mutilación genital queda penalizada por la ley y cualquier persona que la practique se enfrentará ‘a todo su peso’, según expresó el Ministro de Información de este país africano al dar a conocer públicamente la prohibición.
¿Son nuevos tiempos? Seguramente que quienes gobiernan actualmente Eritrea se están mirando en el espejo de un mundo desde el que la ablación femenina es vista con repugnancia y en el que no se acepta ni entiende la teoría de quienes la defienden como ‘una práctica que prepara a las mujeres para la edad adulta, protege su virginidad y las purifica para cuando alcancen la edad de la pubertad’.
Eritrea no es el primer país africano donde la ablación femenina ha sido prohibida, pero resulta que en la mayoría de quienes han dado el paso, motivos políticos o razones de costumbrismos llevan a que las autoridades no hagan nada por evitarla y en la realidad se siga practicando.
Tal vez las mismas mujeres activistas eritrenses que antes del anuncio gubernamental habían realizado una campaña a gran escala contra la mutilación femenina, calificándola de ‘práctica bárbara y dañina a ser erradicada‘, las que deberán vigilar que la ley no sea vulnerable, transmitan su esfuerzo y su triunfo a otras mujeres amputadas en ese mundo de vejaciones, para que lleguen a evitar que sus hijas pasen por el mismo calvario.
*1 – Eritrea es un país del noroeste africano (Cuero de África) de 121.320 kms2 con un largo historial como país bajo tutelas (Italia, Gran Bretaña, Etiopía) hasta que en 1993 obtiene su independencia siendo reconocido internacionalmente (menos por Etiopía que no ha aceptado el establecimiento de fronteras delimitado por la ONU en el año 2002 por resolución del Tribunal Internacional de Justicia.
El informe del 2006 sobre la salud en el mundo dado a conocer por la OMS con datos actualizados al año 2004 establece que la esperanza de vida al nacer en Eritrea es de 58 años para los hombres y 62 para las mujeres; la mortalidad infantil por cada mil nacidos vivos 89 (varones) 75 (mujeres) y el gasto sanitario total como porcentaje del PIB (año 2003) del 4.4.
Almería, en el sur del norte, 11 abril de 2007
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