Año III - Nº 130 - Uruguay, 13 de mayo del 2005

 

 

 

 

ESE INCÓMODO PALABRO
por Graciela Vera
Periodista Independiente

 

l otro día iba caminando distraída cuando me encontré una palabra tirada sobre las baldosas desteñidas de la acera.

No era una palabra de uso común, por eso pienso que quién la perdió quizás no se dio cuenta de lo ocurrido.

Era una palabra que podríamos definir como extensa y eso la hacía avergonzarse y plegarse sobre sí.

La recogí con cuidado y en mis manos quedó una perla pequeñita.

¡Cielos!, una palabra que llora, me dije y con mucho cuidado traté de que se dejara extender para poder leerla.

Tolerancia.

Era una bella palabra que se iba afeando en un doloroso ostracismo.

Por un momento me sentí incómoda; Tolerancia trasmitía un calor que abrumaba.

Sacudí mi mano y Tolerancia lanzó un apagado lamento pero no intentó sostenerse.

Comenzaba a deslizarse entre mis dedos cuando sentí que otra pequeña esferita de nácar me llamaba desde su silencio.

Tolerancia era demasiado consciente de que su presencia no siempre era bien acogida.

Por un momento me sentí perdida con Tolerancia mirándome indagadora.

¡Que incómoda y que hermosa se presentaba!

¿Dónde quieres que te deje? le pregunté y Tolerancia me dijo:
No me lleves al diccionario, allí quedo muy atrás y nadie me buscará.

Quise saber quién había sido el descuidado que la había perdido y me respondió:

Fue él, que se olvidó de mi; fueron ellos, que prefieren ignorarme; fuiste tú, que te sorprendes al verme; fue la humanidad la que me perdió y ni siquiera se ha percatado de ello.

Fuisteis vosotros que conformáis la humanidad, repitió no sin aflicción.

Con Tolerancia aún confinada en el hueco de mi mano que se había cerrado para evitar volver a extraviarla busqué, muy a su pesar, el único sitio donde creí que podía dejarla segura y de paso leí sobre Tolerancia algo que no siempre solemos recordar.

Allí decía que Tolerancia es muchas cosas importantes.

Es respeto o consideración hacia las opiniones o prácticas de los demás, aunque sean diferentes a las nuestras.

Es reconocimiento de inmunidad política para los que profesan religiones distintas de la admitida oficialmente.

Es derecho reconocido por la ley para celebrar privadamente actos de culto que no son los de la religión del Estado.

No dudé que ese era su sitio, donde debía estar.

¡Por favor!, sentí que suplicaba cuando la dejaba entre las páginas del diccionario.

La miré y me pareció que volvía a encogerse.

¿Quién me va a encontrar si antes de llegar a mi, os tropezáis con vocablos como altercado, combate, confrontación, discusión, gresca, guerra, reyerta, riña y una larga seguidilla de sinónimos?

La volví a coger con mucho cuidado. En el grueso volumen quedaban sus acepciones y su sombra para distinguir su nombre.

Ahora me gustó el calor que trasmitía y la guardé en la primera página de un libro de hojas en blanco con la esperanza de que allí la encontremos siempre, antes de olvidar la amistad, el amor, la convivencia y el respeto.

Almería, el sur del norte mayo 12 de 2005