El periodismo de luto |
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por Graciela Vera
Periodista independiente
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Es el trabajo más peligroso después del de piloto de pruebas.
No recuerdo quién lo dijo. Es difícil tomarlo al pie de la letra porque para muchos es un trabajo de esos ‘que viste’ y que en buena parte se realiza sentado delante de un teclado.
Pero esa es la parte linda; la parte cómoda y hasta se podría decir que elegante. Es la parte que tiene mucho que ver con la política periodística, que a su vez no debería tener nada que ver con la política de las naciones.
La otra, la que se admira por su temeridad cuando aparece descrita en documentales o en el cine o se teme cuando la conciencia pública no está limpia, esa es un permanente desafío a la propia seguridad.
El periodismo es la vista, los oídos y la voz de las masas.
El periodista debe ver y oír para vocear los sucesos que importan a la historia de los pueblos, individual o conjuntamente.
Separar al periodista respetable del que utiliza con bajeza su mal ganado poder en un medio de prensa es, más que deber, un tema de ética.
Ni siquiera vale la pena malgastar espacio en nombrar a los que degradan una de las más hermosas profesiones.
Una profesión: la periodística, en aras de cuya libertad han perdido la vida cientos de reporteros y fotógrafos; todos ellos cronistas de la verdad.
Sábado 7 de octubre de 2006
Una fecha que quedará grabada en la memoria de todos los que, de una u otra forma nos sentimos hermanados bajo un título común.
Recuerdo y muerte.
Muerte y recuerdo.
Mientras en Bayeux, Francia, se estaba inaugurando el primer memorial por los reporteros que habían perdido la vida trabajando, los viejos teletipos, cubiertos de luto pugnaban por abrirse paso entre las ondas cibernéticas.
Las noticias que portaban volvían a acongojar a la clase periodística.
El homenaje tomaba vida llevando el recuerdo al presente al conocerse los asesinatos de la periodista opositora rusa*1 Anna Politkóvskaya*2 y de los reporteros alemanes ejecutados en Afganistán, Christian Struwe y Karen Fisher*3.
Un día nefasto, como han sido tantos otros en los que ha habido quiénes pretendiendo callar la verdad, han dejado al descubierto sus más vergonzosas anfibologías.
No se puede hablar de paz empuñando un fusil; no se puede adorar un Dios con las manos tintas de sangre; no se puede silenciar los gritos cuando se inflige dolor.
La organización de defensa de la libertad de prensa ‘Reporteros sin Frontera (RSF) dio a conocer cifras que ubican al periodismo como un oficio cada día más peligroso.
Un promedio de 60 periodistas mueren cada año en misión. La cifra ha crecido alarmantemente porque tan sólo la guerra en Irak ha costado la vida a 107 reporteros desde marzo de 2003.
En el memorial inaugurado en Bayeux se inscribirán más de 2.000 nombres. Son 2.000 mártires de la información.
Ya fueron grabadas las cuatro primeras estelas con los nombres de 406 periodistas, fotógrafos, camarógrafos y asistentes de audio que perdieron la vida entre 1997 y 2005. “No los olviden. Sepan que la democracia sin ellos no existe”, dijo Robert Menard, secretario general de ‘Reporteros sin Frontera’ (RSF), ante familiares y público que, silenciosamente asentía ante la afirmación de que civiles y periodistas son las primeras víctimas en los conflictos armados.
El 2005 fue el año del último decenio en el que más periodistas murieron cumpliendo con su trabajo: 150 según un informe de la ‘Federación Internacional de Periodistas’ (FIJ)*4, 89 ejerciendo sus funciones.
Leyes restrictivas, amenazas, violencia, secuestros, muerte. En todo el mundo la prensa libre trata de ser amordazada por intransigentes.
Son tontos que aún no se han dado cuenta de que el poder de la palabra se fortalece en las amputaciones que sufren los profesionales que la engrandecen.
*1 – Desde que en el año 2000 asumió el poder Vladimir Putin, en Rusia se contabilizan doce asesinatos de periodistas que no han sido debidamente investigados.
*2 - Anna Politkóvskaya había sido reiteradamente amenazada por autoridades a las que molestaban las investigaciones y denuncias que la periodista efectuaba. Había logrado evitar el desenlace fatal en más de una ocasión.
Politkovskaya ha redactado dolorosos a más de verídicos artículos sobre los horrores a que se ven sometidas las poblaciones de Chechenia y el Cáucaso. En la actualidad trabajaba en un informe sobre las torturas, que iba a demostrar, se practican sistemáticamente en Chechenia.
Había nacido en Nueva York en 1958; nadie pudo acallar su voz con amenazas ni sobornos. Sus denuncias sólo dejarán de oírse porque el miedo de otros las mató.
*3 - Christian Struwe de 38 años y Karen Fischer de 30, trabajaban en un documental para el canal Deutsche Welle de la televisión alemana cuando
fueron asesinados por un grupo de insurgentes armados, supuestamente talibanes, mientras dormían en su tienda de campaña en las inmediaciones de un pueblo en la provincia de Baghalan al noroeste de Kabul.
*4 - Hay una distorsión entre las cifras dadas por por la FIJ y las de la RSF. Mientras la primera las ubica en 150 muertes, la segunda habla de 68. Sin embargo no existe tales diferencias que se deben al concepto o género atribuido a las muertes porque la FIJ incluye en su balance a los intérpretes y chóferes que trabajaban para los periodistas.
Almería, el sur del norte, octubre 10 de 2006
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