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No preguntes lo que tu país te puede dar, sino lo que tú puedes darle a él.
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Año V Nro. 390 - Uruguay, 14 de mayo del 2010 |
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Mucho se ha escrito, mucho se ha hablado, documentado, difundido en los medios escritos y audiovisuales, en relación a las cifras que la Intendencia Municipal de Montevideo recauda. Sin muchas ganas de entrar en detalle, todos sabemos que el monto —incrementado en más de un 300% en los últimos veinte años— ronda el millón de dólares diario. La Contribución Inmobiliaria es “la vedette” en la recaudación, significando un 30% en la colecta, los ingresos vehiculares, con la Patente de Rodados al frente, aportan otro 26%. La Tasa General arrima otro 16 %. Y tenemos ahora también otro aportecito que antes no existía: la transferencia del Gobierno Central, que es del 7%, similar al de la Tarifa de Saneamiento. Claro que estos son solamente cifras, o lo que es aún menos tangible, porcentajes, que de pronto no digan mucho, o no signifiquen mucho para el vecino contribuyente, aunque se nutran de sus bolsillos. Si recordamos que por culpa del juicio que ADEOM ganó a la Intendencia a causa de la irresponsable firma de Arana en un documento imposible de cumplir se debió pagar 40 millones de dólares, quizá el vecino se moleste un poco más. También debería haberse molestado cuando el entonces intendente Ricardo Ehrlich, en relación a ese lamentable episodio de impericia, irresponsabilidad y montos millonarios dilapidados, dijo que el hecho no significaría ni la disminución de obras realizadas, ni mayores aportes de los vecinos!!!, dudando de nuestras inteligencias, y contando con que las inteligencias de sus seguidores incondicionales no lo notarían. O lo perdonarían. Si decimos que de la torta de dinero —acordándonos de las gráficas por computadora— recaudada por la Comuna, sólo un mísero 10%, según la oposición, o un mísero 20% reconocido por el oficialismo —para el caso es lo mismo— se utiliza en inversiones, TODOS, opositores y oficialistas, más que nerviosos, deberíamos estar unánimemente furiosos, o por lo menos frustrados. Pero no. Por supuesto que convivir con la basura, los pozos y la paupérrima calidad de vida urbana, producto o consecuencia de lo anterior, tendría que preocuparnos A TODOS. Pero no. Como no podemos cambiar nuestra casa de lugar, para evitar el apetito fiscal plasmado en los exorbitantes impuestos —para no usar la palabra contribución— inmobiliarios, pagamos agachando la cabeza y vaciando el bolsillo. Y la Intendencia recaudó 11.500.000 dólares más gracias a los nuevos valores de la Contribución... Como los autos caminan, muchos esquilmados vecinos, amparados en la ineficiencia de los congresos de intendentes, y quizá en tener más de un domicilio, optaron por pagar la Patente de Rodados en otro departamento. La actitud de nuestra democrática Intendencia, ante tamaña inconducta, fue, como sabemos, amenazar, perseguir, multar y sancionar en forma dictatorial a los “delincuentes”. Que en la medida que volvieron, apaleados, a su hospitalaria Comuna, ésta interrumpió la “persecuta”. Y ya está. Alimentar en sus salarios y otras necesidades a los funcionarios de la I.M.M. es una obligación a esta altura. Son más de 8.000, y ya están. Ahora, que POR DÍA las llamadas telefónicas en el edificio de ladrillo cuesten más de 7.500 dólares, es sinónimo de descontrol. Por día, los mencionados funcionarios —hayan entrado en forma correcta o por concursos trampeados, como admitió Mujica— cuestan al contribuyente medio millón de dólares diarios!!!!. Las monstruosas cifras detectadas en gastos, se conocen aún sin tener la mínima transparencia de la comuna y por ende poca o nula posibilidad de acceso a la información. A esta altura, quizá hasta sea mejor. Ojos que no ven… No hay dinero que alcance. El apetito es insaciable. En términos cosmológicos, un agujero negro es un elemento de tal masa gravitatoria, que nada se le escapa. Todo lo engulle, nunca se satisface. Albert Einstein nos advirtió de la existencia de los mismos. Después se comprobó que estaba en lo cierto. Nosotros, vecinos de Montevideo, comprobamos también en nuestra olvidada “ex tacita de plata” un fenómeno parecido desde hace veinte años. También dijo Einstein “sólo dos cosas son infinitas, el Universo y la estupidez humana, y de lo primero tengo mis dudas”. Hablando de vaciamiento de bolsillos, de incompetencia y de quien no lo quiere ver, por favor, que no se malinterpreten sus humanistas apreciaciones…. Compartir este artículo en Facebook © Consuelo Pérez para Informe Uruguay
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