Cruzando la Banda Oriental
(tercera y última parte) * Carlos Arce Porto Alegre/Brasil
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A los 6 meses de venirme a vivir a brasil conseguí comprarme mi primer coche que no podía ser otro que un "fusca", como aquí se llaman a los Vokswagen, en la época su precio era razonable y su mecánica muy simple de ser hecha por cualquier persona.
Soltero no tenía ningún problema de horarios, así que de vez en cuanto me largaba un fin de semana hasta Uruguay, 1700 kms de ida y vuelta.
Trabajaba normalmente el viernes, me daba un baño y como a las 20 horas me largaba a la carretera, el peor tramo era y sigue siendo sin lugar a dudas del pueblito de Quinta ( próximo a la ciudad de Río Grande) hasta el Chuy, una recta de aproximadamente 210 kms, sin árboles, sin pueblos, con solo dos pequeñas estaciones de servicio que no abren de noche , sin radio y ahora sin cobertura de celular, es la tierra de nadie casi, pero aunque en algunos lugares no hay luz eléctrica si se ven en los ranchitos las antenas parabólicas de los TV a batería.
Bueno ya era de madrugada y comienza a darme un tremendo sueño, para colmo era invierno y el aire caliente no funcionaba, y yo tratando desesperadamente de no dormirme, un par de veces me salí de la carretera, hasta con peligro de volcarme en la cuneta, cantaba a todo pulmón, me cacheteaba, y pensaba si llego al Chuy estoy salvado.
Así fue el martirio por dos largas horas, al final llegando a la frontera me despabilé lavándome la cara con agua fría y tomándome un litro de café negro, de allí para adelante la carretera en Rocha no es tan monótona.
Bueno llegué a El Pinar el sábado de mañana, almorcé el domingo y vuelta atrás, tarde linda de sol, disfrutando, como a 10 kms antes de entrar a Rocha se me rompe el cable de la bocina.
Entro a la ciudad con todo cuidado a visitar a mis amigos, ya que viví un año y medio allí, como todas nuestras esquinas, son en ángulo cerrado de 90 grados, y así voy hasta que en una esquina, cuando veo que no viene nadie se me aparece un Simca brasilero con chapa de Rocha, por la derecha, él me mira, yo lo miro, ambos nos miramos hasta que veo que NO va a parar, tanteo desviar el coche hacia la esquina y veo la mole que se me viene encima, lo único que atiné a hacer fue levantar el brazo derecho protegiéndome los ojos.
Bueno entró en la puerta del acompañante doblándola y haciendo añicos el vidrio que se clavo en mi camisa, menos mal que estaba de manga larga.
Se junta toda la ciudad viendo el choque bobo, porque ambos íbamos despacio, en el otro coche no sucedió nada es pura lata dura, sólo se aflojo la batería, bueno fueron a llamar mi amigo Carlitos Arrieta, viene la policía, hacen prueba de frenos, todo ok no hay heridos solo daños materiales y en mi coche, según me alegan quien entra por la derecha tiene preferencia, y yo pensando que la preferencia era mi ya que estaba en la vía principal.
Liberado el coche a seguir viaje, até la puerta con una cuerda, y les pregunto si no tendré problemas ya que voy a cruzar la frontera.
Me responden que no y si da algún lío que llamen por radio a jefatura de Rocha.
Allá me voy en el medio de un túnel de viento que entraba por la venta sin vidrio y hacía un remolino.
Llego al Chuy me miran el coche demolido y no me dicen nada, sigo mi camino y pasando ya la ciudad de Pelotas a medio camino hacia Porto Alegre, había mucho barro que los camiones levantaban ensuciando el parabrisas, para colmo el mismo mal "barría" unos 15 centímetros en su recorrido, en eso viene un ómnibus con luz alta, iluminando todo el barro de mi vidrio.
Yo vendría a lo máximo 60 o 70 kms por hora cuando veo un bulto que resultó ser una señora intentado cruzar la carretera, creo para tomar el ómnibus de espaldas a mi y con un hijito en los brazos.
La reacción fue un reflejo instintivo más que pensado...
Di vuelta el volante para esquivarla y vuelta de nuevo para no capotar, miro por el espejo retrovisor y veo que la mujer termina de cruzar la carretera sana y salva, paro el coche y comienzo a temblar como 10 minutos, dos accidentes en el mismo día sería demasiado para mi cabecita, así sigo hasta ver las luces de Porto Alegre en el horizonte a la 1 de la madrugada hasta estacionar en la pensión donde vivía, al descargar mis cosas me resbalo en el extinguidor y me caigo, digo BASTA!!!!!!!
Que se queden las cosas en el coche y los vidrios molidos.
Cuando uno pasa por estas situaciones, jura que nunca mas va a volver a manejar, pero con el correr de las semanas, ese trauma pasa.
Otra vez también volviendo de Uruguay, comienza un olor fuerte lo mas parecido a pollo asado, y nosotros haciendo mil conjeturas, que debe ser del campo, paro huelo y nada , seguimos, debe ser falta de aceite, mido esta normal y sigue el olor a pollo asado, me dice Cris, ya sé tu madre tiene un montón de gatitos y seguro uno entró al tubo de ventilación del aire caliente y esta frito!!
No m'ija le digo el olor es de pollo asado no de gato frito, así seguimos como 50 kms más, hasta que digo no , tenemos que descubrir que es, pongo la mano en la parte de abajo del asiento trasero donde está la batería del Volkswagen y esta hirviendo, levanto el banco y la batería parecía una bomba atómica de hinchada.
Resulta que cuando se rompe el regulador de voltaje manda toda la electricidad generada en el alternador a la batería y ésta sigue acumulando hasta reventar.
Bueno por dentro más seca que el Sahara, en el medio del campo lo único que descubro es una canaleta con agua, y con la tapa del termo le voy echando dentro hasta completar su nivel.
Así seguimos sin problema hasta nuestro destino.
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