Cinco de los candidatos a la Presidencia
para el 6 de diciembre tienen ascendencia originaria.
Ser indígena ¿la clave del acceso al poder?
por Daniela Espinoza M.
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¿Ser indígena es una condición para ser candidato a la Presidencia en Bolivia en estos tiempos? O, planteado de otra manera, ¿sólo un indígena le puede hacer frente a Evo Morales en las elecciones de diciembre?
Las respuestas a estas preguntas son diversas, pero un hecho incontrastable es que prácticamente la mitad de las posibles candidaturas corresponden a dirigentes indígenas, lo cual ya dice bastante.
A Evo Morales, deben sumarse los nombres de Víctor Hugo Cárdenas, René Joaquino, Alejo Veliz y el disidente masista Román Loayza, todos ellos apuntando a un mercado similar de votantes que representa aproximadamente el 60 por ciento del padrón electoral.
Si bien el denominador común a todos estos posibles candidatos es su origen indígena, no se puede afirmar que defiendan la misma línea política. Mientras que Evo Morales y Román Loayza representan el ala radical del indigenismo de izquierda –por decirlo de alguna manera– , Víctor Hugo Cárdenas, Alejo Veliz y René Joaquino, mantienen una línea moderada que genera menos resistencia en sectores urbanos de clase media.
A diferencia del MAS, que ha tenido tiempo, poder y recursos propagandísticos para convertir el tema “racial” en un elemento simbólico importante y en un eje temático de la gestión, para el resto de los candidatos es sólo un “ingrediente” electoral no del todo sustentado en una plataforma política concreta.
De la discriminación al empoderamiento
El sociólogo y antropólogo, Ricardo Calla, reconoce que hoy en día la categoría de lo indígena es una puerta de acceso importante a papeles políticos también importantes. “De algún modo, una cierta discriminación racial contra una apariencia física de rasgos más morenos, parece haberse superado. Ya no es la élite política constituida, dominantemente, sólo por personas de tez clara y proveniencia euro-descendiente la que puede gobernar”, afirma.
Esta tendencia que está teniendo fuerte vigor en la actualidad es el resultado de un proceso de transformación profunda de más de tres décadas. Se inició en los 70, y se hizo efectiva en los 90 con la llegada de Víctor Hugo Cárdenas a la Vicepresidencia de la República, lo mismo que con la lucha por los municipios desde la instauración de la participación popular.
La palabra indígena, añade el sociólogo, remitía hasta los ’90 a nociones socioculturales o étnico culturales; hoy, sin embargo, está básicamente asociada a ciertos rasgos de apariencia física principalmente, sin importar si la persona designada con dicho término habla o no una lengua indígena, participa o no de un determinado universo cultural, un ayllu, una capitanía, etc, como es el caso de Evo Morales quien no habla quechua ni aymara.
La discriminación racial es un rasgo constitutivo de la formación de élites políticas. Las poblaciones andino-descendientes provenientes de universos culturales de orígenes anteriores eran las que sufrían una más fuerte racialización de la política, no sólo en la colonia sino también en todo el proceso de formación de la República.
Racialización al revés
Según Ricardo Calla no se puede descartar que, al momento, hay riesgos de que el proceso de transformación, de cambio que empieza a superar la discriminación racial previamente sufrida por las poblaciones indígenas, pueda trastocarse en un proceso que, a su vez, pase a discriminar a los sectores euro-descendientes y mestizos.
No hay que desconocer que todavía hoy se pueden identificar severos indicios de discriminación indígena en el país y la presencia de movimientos revanchistas, “racismos al revés” o discriminaciones raciales de los antes racializados y discriminados, que a momentos parecieran despuntar, no constituyen aún un peligro muy severo frente al esfuerzo que está haciendo gran parte del país en el camino de generar equilibrios, explica.
Por otro lado, es importante hacer notar que la clase media y los sectores urbanos también están empezando a ser representados por candidatos indígenas, tal es el caso de Víctor Hugo Cárdenas, quien junto a otros aparece como parte de un fenómeno importante de superación de la discriminación racial.
De hecho, hay en la actualidad una importante clase media que proviene del universo de rasgos indígena-campesinos, como es el caso de un gran universo de los profesionales en Derecho.
El antropólogo Ricardo Calla destaca la todavía importante representación política de las minorías poblacionales euro-descendientes y mestizo-criollas, claramente identificadas en la alianza MAS-Movimiento Sin Miedo, el binomio Presidente-Vicepresidente, o el caso de gran parte de los ministros de Estado del actual gabinete. En el caso de la oposición también empieza a surgir un liderazgo de empoderamiento de clase media de raíces indígenas como el caso de los líderes Alejo Véliz, Román Loayza y de personalidades vinculadas a un universo del cholaje campesino, Sabina Cuéllar, Tomasa Yarhui, entre otros.
“En general la clase media indígena y chola está teniendo fuerza en el campo de la derecha, del centro, de izquierda, con la izquierda autoritaria, la derecha autoritaria o con el centro derecha autoritaria”, afirma el sociólogo.
Víctor Hugo Cárdenas: Indígena sí, pero con experiencia
– ¿Ser indígena es una condición para ser candidato a la Presidencia en estos tiempos?
No es una condición importante, a pesar de que el tema indígena es una dimensión que ha adquirido mucho interés, ayuda para el contacto con los distintos sectores del país, populares, rurales, indígenas, pero no es el principal criterio. Es más importante para ser candidato contar con experiencia, capacidad en la gestión pública y conocimiento de los temas nacionales.
– ¿Siente que tiene ventaja frente a otros candidatos por el hecho de ser
indígena?
Creo que como candidato mi ventaja es la experiencia ligada a la capacidad de ser gobernante sin haber cometido actos de corrupción, haber gestionado los asuntos públicos con seriedad y responsabilidad. En último lugar pondría el ser indígena, que es una virtud que ayuda para la cercanía con sectores rurales, campesinos y populares, pero no es la principal ventaja.
– ¿En su calidad de indígena, Ud. va a disputar un mercado de votantes que, aparentemente, ya está copado por Evo Morales?
Hay sectores indígenas que apoyan al Gobierno actual, pero hay otros sectores también indígenas que están en posiciones diferentes, entre ellos nosotros. A nivel de líderes de oposición de origen indígena lo que nos diferencia es, justamente, la experiencia, la capacidad de gestión pública, sin haberse manchado las manos con dinero del Estado ni con sangre del pueblo boliviano.
Román Loayza: compromiso antes que raza
– ¿Ser indígena se ha convertido en una condición para postularse a la Presidencia en estos tiempos?
Creo que cualquiera puede postularse siempre que tenga un compromiso social con Bolivia. Un candidato tiene que velar por la unidad del país y por la reconciliación entre compatriotas. Si tiene ese compromiso no importa cual sea su raza.
La mayoría de los partidos tienen planteamientos tradicionales, yo propongo la reconducción del proceso de cambio y la unidad del país. Hay que acabar con esa enemistad que se ha creado entre los de oriente y los de occidente.
– ¿Siente que tiene ventaja frente a otros candidatos por el hecho de ser
indígena?
Creo que no. Como indígena quechua tengo derecho a candidatear, al igual que Evo Morales, un indígena aymara. Y así como nosotros, cualquiera del oriente, indígena o no, tiene derecho a hacerlo. Sólo importa el compromiso social del candidato con el país, sin discriminación de clase, de raza, de lugar de nacimiento. En eso justamente radica el sentido de lo plurinacional, que para mí significa que todos están reconocidos y todos tienen los mismos derechos y obligaciones en el marco de la nueva CPE.
René Joaquino, Víctor Hugo Cárdenas ya han hecho la “pulseta” con el modelo económico neoliberal. Ninguno puede ser reconocido como indígena, pues ya se han identificado con otra línea. Alejo Véliz es un candidato poco reconocido en su región.
– ¿En su calidad de indígena, Ud. va a disputar un mercado de votantes que, aparentemente, ya está copado por Evo Morales?
Si bien hemos apoyado la candidatura de Evo Morales hasta lograr que llegue al poder, ahora nos damos cuenta de que él no está cumpliendo con lo prometido. Ni siquiera ha hecho una verdadera nacionalización de los hidrocarburos, la convocatoria a la Asamblea Constituyente no ha sido la correcta. Cree que puede lavar su imagen con el Bono Juancito Pinto, Juana Azurduy y otros. Los indígenas queremos reconducir el proceso de cambio y hacer respetar lo que el pueblo quiere: acabar con la pobreza y la desocupación. Con Morales hay más desocupación, más narcotráfico, más odio, más racismo y mucha corrupción y eso no puede seguir así.
Alejo Véliz: Ha llegado la hora de los quechuas
– ¿Ser indígena es una condición para ser candidato a la Presidencia en estos tiempos?
Creo que sí, es una condición muy importante en la medida en que, por decirlo de alguna manera, la gente de corbata ha estado históricamente manejando todo el proceso por años. Hemos permitido esa situación con consecuencias un tanto funestas para el país, por lo que los vientos ahora soplan en otra dirección. Ser indígena, en ese contexto, es una de las bases fundamentales para acceder a lo que significa hoy la política boliviana.
Es necesario reconducir el proceso de cambio que si bien ha sido iniciado por el actual Gobierno, lamentablemente, ha seguido una dirección equivocada. El chofer se equivocó de camino.
– ¿Siente que tiene ventaja frente a otros candidatos por el hecho de ser
indígena?
De alguna manera sí, pues hemos dado la oportunidad particularmente a los aymaras de gobernar este país. Está el caso del ex vicepresidente de la República Víctor Hugo Cárdenas y también de Evo Morales. Creo que ha llegado el momento de los quechuas, actualmente la etnia más grande de Bolivia, por lo que nos corresponde esta conducción. Los quechuas estamos en la posibilidad de hacer posible la reconducción del proceso, del manejo del poder político y de la nave del Estado que los aymaras se han equivocado en conducir.
Yo no soy solamente un indígena, sino también un académico que ha trabajado en sectores importantes junto a la clase media nacional.
– ¿En su calidad de indígena, Ud. va a disputar un mercado de votantes que,
aparentemente, ya está copado por Evo Morales?
Si bien es cierto que Morales tiene ya algunos lugares ganados, no se puede decir que lo tenga todo. Nuestras bases y nosotros que estamos trabajando por este proyecto, tenemos la obligación moral y material de volver a casa al instrumento político. Además consideramos importante evaluar que hemos dado la oportunidad a un Presidente como Morales y ha llegado la hora de hacer una apelación concreta a las bases y al movimiento indígena nacional respecto de la necesaria rotación de cargos.
René Joaquino: La representatividad prima
– ¿Cree que ser indígena se ha convertido en un requisito para ser candidato en estos tiempos?
Hay indígenas y no indígenas en Bolivia, pero es un engaño pretender que la contradicción principal sea entre indígenas y no indígenas. Ya lo hemos afirmado, las contradicciones centrales están en torno a tener oportunidad o no tener oportunidad para al acceso productivo sobre los recursos naturales, al trabajo digno y bien remunerado, a la educación científica y sin calcomanías tribales y esotéricas, a la salud preventiva y curativa, a la participación en la toma de decisiones sobre políticas públicas y temas de interés social, por citar algunos ámbitos.
En este sentido, hay blancos, mestizos e indígenas que son pobres y hay también blancos, mestizos e indígenas, que se han enriquecido explotando y engañando. Hay una burguesía aymara y quechua que es indolente como hay una burguesía blanca y mestiza también indolente. El tema no es ser o no ser indígena, sino representar a los sectores sociales que aspiran a mejorar sus condiciones de vida y buscar el bienestar que la modernidad actual pone a disposición de la sociedad humana.
Fuente: Pulso
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