|
|
|||||||
|
Año V Nro. 351 - Uruguay, 14 de agosto del 2009
|
|
Finalmente, la cifra mágica se va derrumbando de a poco. Primero, hace un tiempo, el escritor Martín Caparrós negó implícitamente que la cifra real de desaparecidos durante el proceso militar haya sido de 30 mil personas, y Graciela Fernández Meijide, integrante de la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas (CONADEP), ex Senadora y madre de uno de los desaparecidos, también sugiere que no son 30 mil. Según Fernández Meijide, son 7.954 entre desaparecidos y muertos como consecuencia de la guerra revolucionaria que ellos mismos iniciaron. Con motivo del lanzamiento de su libro, en homenaje a la memora de su hijo Pablo, la ex ministra concedió una entrevista al matutino Clarín donde dice, textualmente, a la pregunta sobre si el kirchnerismo cuestionó a la CONADEP al agregar un nuevo prólogo al libro “Nunca Más”: “Es todo tan circunstancial, de tal chiquitaje... sustituir y llenar de mentiras. Como los 30 mil desaparecidos. ¿Con qué derecho cuando había un conteo de 9 mil? ¿Porque es un símbolo? Están los mitos, pero quien hace historia tiene responsabilidad política. Debe decir la verdad”. Luego, en otra entrevista realizada por Perfil.com, aseguró: “En ningún momento dije: ‘No hay 30 mil desaparecidos’. Dije: "Lo que está registrado son estos números", que es lo mismo que dijo la CONADEP en su momento (...) Cuando alguien tiene que dar un informe de algo, tiene que dar datos duros. Todo lo que digo lo apoyo sobre documentación, no sobre ‘el me parece’". De ninguna manera se desestima la desaparición de personas durante la nefasta etapa del Proceso militar, y así hubiese sido una sola persona la que hubiese desaparecido, también hubiese sido una aberración, pero para volver sobre la vergonzosa manipulación de la cantidad de 30 mil desaparecidos que manejan algunos, imagine la siguiente situación: supongamos que usted le presta a un amigo 8.961 pesos por un determinado tiempo pactado, y cuando llega el momento en que su amigo le debería devolver los 8.961 pesos, este no reconoce la deuda... lógicamente, su amigo es un inmoral o estafador, de eso no hay dudas. Ahora imagine esta otra situación: supongamos que un amigo le presta a usted por un determinado tiempo pactado la suma de 8.961 pesos, y cuando llega el momento de devolverle el dinero a su amigo, este le reclama 30 mil... No caben dudas de que también es un inmoral y estafador. Creo conveniente señalar, antes de desarrollar la idea, que de ninguna manera se puede comparar dinero con vidas humanas, pero para evitar todo tipo de suspicacias o malos entendidos, nunca está de más aclarar que lo que se pretende analizar es la intención de quien reclama. En el libro de la CONADEP, la cantidad de desparecidos es de 8.961; los familiares de estas personas tristemente desaparecidas reclamaron y obtuvieron indemnizaciones por parte del Estado; pero, curiosamente, la cifra comenzó a crecer... Allá por fines de los años 80 los medios de difusión difundían un número que habían instalado las Madres de Plaza de Mayo, que ascendía a 10 mil... ¿Sería por una cuestión de comodidad, y hablar de una cifra de números “redondos”? Luego, a fines de los años 90, curiosamente los desparecidos pasaron a ser 20 mil; muchos tal vez no recuerden esta cifra, ya que duró muy poco tiempo, ¡y rápidamente ascendió a 30 mil! Todo tiene una explicación. Los interesados comenzaron a hablar de esta cifra por una simple cuestión: se debía instalar en el ideario popular y, sobre todo, en la opinión pública mundial, la figura de “genocidio”. Curiosamente, y paralelamente a esto, a partir de la instauración del gobierno de Néstor Kirchner se comienza a reivindicar a ex terroristas que –y esto hay que decirlo con todas alas letras- fueron delincuentes que también secuestraron, torturaron y mataron, incluso a personas que no pertenecían a ninguna fuerza de seguridad, en atentados. Tampoco se habla, ni mucho menos se reconocen, los derechos de los familiares y/o víctimas del terrorismo. Victimas, como dijimos, de un conflicto instalado por los terroristas que actuaron, incluso, durante el gobierno democrático de Juan Domingo Perón. Insisto: de ninguna manera se desestima la desaparición de personas durante la nefasta etapa del Proceso, y así hubiese sido una sola persona la que hubiese desaparecido, también hubiese sido una aberración; pero, ¿por qué reclamar por un número de personas que no existió? Eso es, lisa y llanamente, tan deshonesto e inmoral como negar que haya habido desaparecidos. Fuente: Diario de América
|